Los países en desarrollo se han manifestado crecientemente frustrados con la negación del Congreso de Estados Unidos de ratificar un acuerdo tomado en 2010 con el objeto de reformar la cuota de las acciones de los miembros del FMI (ver Boletín 79), lo cual aumentaría la voz de los países en desarrollo en la gobernanza del FMI. Varios países europeos mantienen más del 30 por ciento de las acciones del voto del Fondo, a pesar de que colectivamente solo representan menos del 20 por ciento de la economía global.
La aprobación del Congreso estadounidense es necesaria para ratificar las reformas de 2010 sobre las cuotas del FMI. Estas crearían una junta ejecutiva debidamente elegida con una mayor representación de los países en desarrollo, así como cuotas dobles para los países miembros. Esto duplicará los recursos financieros del Fondo, lo que le permitiría responder mejor a los crecientes riesgos de las crisis financieras. En septiembre de 2015, el director ejecutivo del FMI en la India, Rakesh Mohan, en una declaración a la agencia de noticias Reuters dijo que había una mayor apertura a los «cambios ad hoc como lo hicimos en 2008» para «aumentar las acciones… de los países que están menos representados.»
La Junta Directiva del FMI recomendó la fecha límite de mediados de diciembre de 2015, a sus propios gobernadores en enero de 2015, para la resolución completa de los procesos de reforma de las cuotas atrasadas. La Junta aceptó la necesidad de tomar «medidas provisionales», sin embargo, también señaló que éstas «de ninguna manera deben verse como un sustituto de las reformas de 2010». Los cambios ad hoc para aumentar la cuota de los estados individuales reduciría automáticamente la participación relativa de todos los otros estados, incluyendo a Estados Unidos, cuyos 16,74 por ciento de la cuota le confiere un veto efectivo en todas las decisiones del FMI, que requieren del 85 por ciento del total de los votos.
¿Anda dando vueltas la revisión de las acciones del Banco Mundial?
En 2010 los accionistas del Banco acordaron revisiones de las acciones cada cinco años. Esto siguió a un acuerdo de 2008 para garantizar, sin un plazo determinado, que el 50 por ciento del poder de voto del Banco estuviera en manos de los países en desarrollo. Como no todos los estados han tomado la opción de aumentar su capital en el Banco, en consecuencia, la proporción de votos de los países de bajos ingresos, ha disminuido en un 0,1 por ciento desde el año 2008 al 2,9 por ciento.
La revisión de 2015 fue destinada a ser completada por las reuniones anuales de octubre del mismo año. En abril de 2015, la agrupación G24 de los países en desarrollo declaró que «cualquier fórmula futura de reajuste de las acciones deberá aumentar de manera significativa el poder de voto de los países en desarrollo y en transición y avanzar hacia el poder de voto equitativo, al tiempo que debe proteger los derechos de voto de los países pobres más pequeños.»
La profesora Susana Cafaro del grupo de pensadores con sede en Italia, el Grupo de Lecce dijo, «el veto de Estados Unidos daña la legitimidad y credibilidad del FMI y del Banco Mundial. Una reforma significativa y potencialmente decisiva sería la separación entre la membresía y las cuotas».