El informe de julio de 2015 de la ONG británica, Campaña Jubileo de la Deuda, sostuvo que el aumento de la deuda combinado con una economía mundial volátil estaba poniendo un número creciente de países en riesgo de crisis de la deuda. El informe, «La nueva trampa de la deuda: Cómo la respuesta a la última crisis financiera mundial ha sentado las bases para la próxima«, encontró que el nivel de deuda del sector público y privado a nivel mundial aumentó de US$11,3 billones en 2012 a US$13,8 billones en 2014. También predijo que la deuda total alcanzará los US$14,7 billones para el año 2015. Se atribuyó el aumento del endeudamiento a las tasas de interés bajas que han estimulado los préstamos privados, especialmente para los países de bajos ingresos, y al mayor uso de los préstamos en condiciones favorables (a menudo calificadas de ayudas), a través de prestamistas multilaterales como el Banco Mundial.
El informe identificó a nueve países que dependen en gran medida de la ayuda extranjera, con un componente significativo de deuda concedida en forma de préstamos ofrecidos en condiciones favorables. También criticó las respuestas actuales a la crisis de la deuda donde «el FMI y otras instituciones… prestan más dinero a los países en crisis para que estos puedan pagar sus viejas deudas.» El informe presentó siete recomendaciones para los préstamos, entre ellas, regulación de: «la supervisión y la regulación de las finanzas cuando fluyen entre los países para evitar la especulación, la liquidación de activos, la fuga ilícita de capitales y la evasión fiscal, y fomentar la inversión realmente útil a largo plazo.»
El informe también recomendó «un proceso de renegociación de la deuda internacional que sea justo y transparente» para reducir el riesgo y la frecuencia de las crisis, y agregó que los mecanismos de arbitraje de la deuda tienen que ser independientes y basados «en una institución que no sea ni prestamista ni prestataria – por ejemplo la ONU en vez del FMI”.
En septiembre de 2015, la Asamblea General de la ONU votó abrumadoramente a favor de aceptar nuevos principios para guiar las reestructuraciones de la deuda soberana. Los nueve principios adoptados por la Asamblea General incluyen la soberanía, la transparencia y la sostenibilidad. Seis estados votaron en contra: Canadá, Alemania, Israel, Japón, el Reino Unido y Estados Unidos.
Bhumika Muchhala de la ONG Red del Tercer Mundo (Third World Network), comentó: «Los votos reflejan el patrón geopolítico en la ONU, donde los países en desarrollo votan a favor de medidas para aumentar la estabilidad y la equidad del sistema financiero internacional, mientras que los países más poderosos y desarrollados a menudo bloquean esas medidas, argumentando que tales discusiones sólo deben tomar lugar dentro de las instituciones financieras internacionales y no en la ONU”.