Condicionalidad

Análisis

Aparecen burbujas de deuda en las economías emergentes

Hay temores de nuevas crisis debido a la disminución del ritmo de la economía china.

1 abril 2016 | Traducción: Maria Eugenia Arzayús

La inestabilidad económica mundial ha resaltado la vulnerabilidad de los países en desarrollo frente a las renovadas turbulencias económicas y aun al potencial de nuevas crisis de la deuda, particularmente en el África subsahariana. Las acciones de la banca china, que habían comenzado a tambalearse durante el verano de 2015, siguieron teniendo problemas en enero de 2016. Por otro lado, y añadiendo a los retos de los países en desarrollo, Estados Unidos comenzó a elevar su nivel de interés en diciembre de 2015, desencadenando la salida de flujos de capital de los mercados emergentes a velocidades poco comunes. Según escribió el economista Martin Wolf, en el periódico el Financial Times en enero de 2016, “otros grupos de burbujas de crédito están estallando ruidosamente… en las economías emergentes”.

Pronósticos sombríos y temores “del efecto domino”

El FMI y el Banco Mundial emitieron análisis económicos en enero de 2016, donde hicieron una gran reducción de sus expectativas anteriores. El informe Perspectivas de la Economía Mundial (WEO – World Economic Outlook), del Banco Mundial reportó que el crecimiento en los países en desarrollo había disminuido a un punto posterior a la crisis, de 4,2 por ciento en 2015, y que en el África subsahariana había disminuido a un 3,4 por ciento en 2015. También reportó que US$52 mil millones habían salido de los mercados financieros de los países en desarrollo en el tercer trimestre de 2015, marcando el mayor récord de salidas de capital. El FMI entregó su actualización de enero de 2016 al WEO, reduciendo sus pronósticos previos del crecimiento mundial. La directora general del FMI, Christine Lagarde, dijo al diario alemán Handelsblatt en diciembre de 2015, que los prospectos del crecimiento habían sido “decepcionantes y disparejos”. Lagarde advirtió que el alza de interés estadounidense también llevaría a un alza en los costos de la deuda para muchos países en desarrollo. El informe afirma que “los forjadores de las políticas en los mercados emergentes y en las economías en desarrollo deben continuar con las reformas estructurales”. El FMI concluye diciendo que los países que exportan materias primas deben reducir el gasto público”, también pidió que hubiera “flexibilidad en la tasa de cambio” para amortiguar el impacto de choques futuros.

Sin embargo, en octubre de 2015, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió en un documento de política, que el “nuevo choque de ajuste” que vendría en el 2016 no iba a ser solo impulsado por las dinámicas de las economías mundiales, sino también por las decisiones políticas que reducen “excesivamente” los presupuestos y los gastos. La OIT advirtió que, en este clima, tales políticas harán que los países en desarrollo “serán los más gravemente afectados”, particularmente en las regiones del África subsahariana, el Medio Oriente y el Norte de África. Esta vulnerabilidad será producida por las reducciones prematuras de los subsidios a “los combustibles, la electricidad, los alimentos y la agricultura” que predominantemente van a impactar a las personas más pobres y vulnerables. El FMI está tratando de resolver esas preocupaciones abogando por intervenciones sociales a favor de los más pobres. Sin embargo, la OIT advierte que un enfoque exclusivo en las personas más pobres “arriesga la exclusión de grandes segmentos de personas vulnerables y de hogares de bajos ingresos”.

Un documento de política del FMI en diciembre de 2015, reconoce que los países en desarrollo “han venido enfrentando la vulnerabilidad de la deuda durante los últimos dos años”. El informe examinó la deuda pública de 74 países de bajos ingresos (LICs, por su sigla en inglés). A pesar de las preocupaciones expresadas por la OIT sobre las políticas excesivamente cuidadosas, dos de los autores del documento, abogaron en un blog de enero de 2016, por “la prudencia fiscal y una mejor gestión de la deuda”, argumentando que los países deberían “fortalecer sus estructuras fiscales y… reducir sus deudas”.

El Comité Sindical Asesor de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó un informe que coincide con el Foro Económico Mundial de enero de 2016, donde pone en duda que los forjadores de la política mundial, a pesar de los resultados de sus estudios, estén apreciando debidamente el riesgo del estancamiento mundial. El informe advirtió que en 2016 se puede dar un “efecto dominó” en los países en desarrollo.

“Bonanza de préstamos para los más pobres”

La ONG británica, Campaña del Jubileo contra la Deuda, en un informe de julio de 2015, advirtió que los niveles de la deuda mundial estaban aumentando y que 22 de los países LICS “ya estaban sufriendo una crisis de deuda”. Además, que otros 71 países estaban en riesgo de sufrirla debido a la “bonanza de préstamos para los países más pobres” (ver Observador Otoño 2015). En la medida en que la economía china baja su ritmo, también termina el período de los precios altos para las materias primas, aumentando con ello el riesgo de la deuda para muchos países que las exportan. Tal es el caso de Ghana, el cual se dirigió al FMI para pedir un préstamo a finales de 2015. El precio del petróleo crudo cayó de US$100 por barril en septiembre de 2014 a menos de US$30 en enero de 2016. Un seguimiento del blog de Campaña del Jubileo contra la Deuda señaló que el aumento de los préstamos a los países en desarrollo consistía en préstamos nuevos. El 60 por ciento del aumento provino de las instituciones multilaterales y la mitad del Banco Mundial.

En enero de 2016, el periódico británico The Guardian reportó que los gigantes africanos productores de petróleo y minerales ahora estaban enfrentando una peligrosa mezcla de: caída en los ingresos de exportación, devaluación de las monedas, menores flujos financieros de China, caída de la demanda doméstica y costos más altos después del aumento de la rata de interés estadounidense. Aly Khan Satchu, comerciante de materias primas de Kenia, dijo a The Guardian que “en Zambia la moneda prácticamente había colapsado”, añadiendo que muchos de los países africanos productores de materias primas “habían caído en el abismo” porque les iba a resultar demasiado caro prestar el dinero internacional”.

El periódico financiero Wall Street Journal en su informe de enero de 2016. También llamó la atención sobre los riesgos para los países africanos exportadores de materias primas. Señaló que el rand sudafricano había perdido el 26 por ciento de su valor contra el dólar estadounidense en los seis meses posteriores a junio de 2015, y que había llegado a su nivel más bajo en enero de 2016. Por otro lado, aunque Nigeria “ha aumentado sus esfuerzos” para mantener un equilibrio de su moneda, Lagarde, quien visitaba el país en ese momento, dijo que “la flexibilidad de la tasa de cambio… podía suavizar el impacto de los choques externos”. Sin embargo, el artículo reveló que “el aumento en la caída de las monedas a través de África se estaba empezando a sentir en la economía real”, e informó que “las compañías mineras en Zambia habían despedido a miles de trabajadores”.