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Cuestionada la convocación del Banco Mundial por la energía hidroeléctrica para combatir el cambio climático

1 abril 2016 | Traducción:Maria Eugenia Arzayús

The Inga 1 hydropower project, Democratic Republic of Congo. Photo: International Rivers

En un informe de noviembre de 2015 el Banco Mundial presentó un esbozo de la estrategia del Banco para contribuir a los esfuerzos de adaptación al cambio climático en África. Estos incluyen la promoción de la energía hidroeléctrica como “una fuente de energía renovable, barata, limpia y a gran escala”. Sin embargo, el informe también reconoce que la energía hidroeléctrica indirectamente contribuye a la emisión de los gases invernadero durante la fase de construcción y debido a la inundación de las represas.

Además, el informe menciona preocupaciones sobre la pérdida de ingresos y el aumento del costo de la energía para los consumidores si los impactos del cambio climático no son incluidos en la planificación y diseño de los proyectos. Estas preocupaciones fueron examinadas anteriormente en un informe del Banco Mundial en abril de 2015, donde se planteó cómo realzar la infraestructura africana para mejorar la resiliencia ante el cambio climático. Sin embargo, el informe advirtió que las represas que estaban siendo construidas en África habían sido diseñadas con base en tendencias climáticas históricas y no en proyecciones futuras del clima donde “el grado de incertidumbre… se ha ido aumentando con el tiempo”.

El informe de abril mencionó que la cuenca fluvial del Congo era menos vulnerable al cambio climático que las de otras cuencas de grandes ríos africanos y, con ello apoyó las plantas Inga, la presente y la planeada para la energía hidroeléctrica, que han sido tan criticadas y están localizadas en esa cuenca (ver Observador Primavera 2015). Sin embargo, una investigación académica presentada en un artículo de enero de 2015 en la revista Science, identificó a la producción de la energía hidroeléctrica como una grave amenaza a la biodiversidad y además mencionó al río Congo, como una de las tres cuencas que “tienen unas de las mayores biodiversidades del mundo”. El artículo anotó que las plantas hidroeléctricas también podían dañar la producción de pescado y amenazar la seguridad alimentaria de la población local, y que desafortunadamente, “las proyecciones económicas frecuentemente excluyen o subestiman los costos de la destrucción ambiental”.

A comienzos de diciembre de 2015, una declaración de la sociedad civil criticó el apoyo del Banco Mundial y de otras instituciones a las grandes hidroeléctricas, diciendo que éstas eran “una falsa solución al cambio climático”. Esta declaración firmada por 500 organizaciones de la sociedad civil de 85 países, incluyendo a la organización de Togo: Jeunes Volontaires pour l’Environnement International, listó diez razones por las cuales las iniciativas para el cambio climático no debían incluir los proyectos hidroeléctricos, entre ellas el cambio de cauce del flujo de los ríos. Astrid Puentes de la Asociación Interamericana para la Defensa Ambiental (AIDA), dijo: “Los países del Sur global deben abandonar los proyectos obsoletos de las represas y promover soluciones energéticas que sean amables para nuestro clima, nuestro medio ambiente y las gentes que dependen de él.”