Medio ambiente

Comentario

Una coyuntura crítica para los bosques: ¿Responderá el Banco Mundial al reto mundial?

1 abril 2016 | Comentario externo | Traducción:Maria Eugenia Arzayús

Community members on their ejido (communal land) in Oaxaca, Mexico. Credit: Verónica Vásquez Ibañez

El año 2015 fue un año importante para los bosques y las selvas. La importancia de los bosques y selvas fue formalmente reconocida en diciembre de 2015, en el Acuerdo de Paris de la Conferencia de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de la ONU 21. Casi todos los países con selvas tropicales las incluyeron en sus comités nacionales sobre el cambio climático. Además, una nueva investigación puso de relieve el papel crítico que tienen los bosques y selvas en el cambio climático.

El Banco Mundial enfrenta un momento decisivo. ¿Asumirá el Banco el liderazgo en la reducción de la deforestación, mejorando los medios de vida de las personas dependientes de los bosques y selvas? O, por el contrario, ¿continuará promoviendo una agenda de deforestación como un producto indirecto de la financiación del desarrollo en otros sectores? La inversión en la gestión sostenible de los bosques y selvas por parte de las comunidades locales es una poderosa herramienta para reducir la pobreza y mejorar las formas de vida locales. Por lo tanto, se deben enfrentar los retos para garantizar y optimizar el enorme potencial social y económico de los bosques y las selvas.

El Banco Mundial en su trabajo en el sector de la silvicultura ha hecho importantes contribuciones para la promoción de la gestión de las comunidades en el manejo de los bosques en algunos países, especialmente en México. Allí el Banco está promoviendo la gestión forestal comunitaria y el establecimiento de empresas dirigidas por las comunidades en regiones forestales. Más de la mitad de los bosques de México son propiedad de las comunidades y son controlados por éstas, lo que ha producido lecciones importantes sobre la organización social y la acción colectiva en el manejo de los recursos. Durante los años 90 y los del 2000 las políticas federales apoyadas y financiadas por un proyecto del Banco Mundial reconocieron la importancia del sector de los bosques y el papel de las comunidades como socios en el manejo sostenible. La financiación del Banco ha sido muy importante en el fortalecimiento de la gestión comunitaria de los bosques y en el desarrollo local con base en abordajes específicos para cada situación. Treinta años después, el Banco Mundial en su trabajo en el sector de la silvicultura en México, ha hecho importantes contribuciones a través del Proyecto de los Bosques y el Cambio Climático, a través de la promoción de la gestión de las comunidades en el manejo de los bosques, promoviendo la gestión forestal comunitaria, así como el establecimiento, en las regiones forestales, de empresas dirigidas por las comunidades.

Aunque la inversión del Banco en el sector forestal no ha sido tan positiva o exitosa en otros países, tal como la tan problemática inversión del Banco en el sector forestal de la República del Congo (ver Observador Primavera 2015), el caso de México muestra el potencial que tiene el Banco Mundial para ser una fuerza positiva en la conservación nacional de los bosques y en el alivio de la pobreza a través de una participación estratégica a largo plazo en el sector forestal, con base en la gestión comunitaria.

Actualmente el trabajo del Banco en el sector forestal está muy marginado. Esto se debe a un presupuesto famélico, a un número muy reducido de empleados, a la falta de conocimiento de los equipos de proyectos sobre los bosques, así como a la falta de reconocimiento de los vínculos entre estos y la pobreza. Por lo tanto, actualmente el Banco está mal preparado para atraer y proveer la tan necesitada inversión nacional en los bosques y selvas. El Plan de Acción Forestal del Banco Mundial (PAF), actualmente bajo revisión, podría ser un vehículo oportuno para la introducción de una agenda progresiva y metas ambiciosas para el portafolio forestal del Banco. La estructura del PAF, según fue presentada por el Banco a las organizaciones de la sociedad civil en noviembre de 2015, parece ir por buen camino. Sin embargo, y en vista de la falta de detalles sobre el contenido del PAF, no es posible evaluar los méritos del documento o su impacto potencial.

Para verdaderamente asumir el liderazgo en la crisis de pérdidas forestales mundiales, el Banco Mundial debe tomar una fuerte posición en dos áreas: primero, apoyando las inversiones que produzcan un ambiente facilitador para la conservación y la gestión forestal, tales como la gestión comunitaria de los bosques, la reforma de la tenencia de la tierra y el gobierno forestal; y segundo, parando la deforestación y degradación forestal resultante de las operaciones en sectores que producen la deforestación, tales como los proyectos energéticos y de minería, de transporte y agrícolas. Una revisión de junio de 2015, del Centro de Información del Banco Mundial sobre el portafolio de 13 países con selvas tropicales, demostró que el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) (el brazo de préstamos del Banco Mundial para países de medianos ingresos), y la Asociación Internacional de Fomento (AIF) (el brazo de préstamos del Banco Mundial para los países de menores ingresos), invirtieron US$106 mil millones en el transporte, la energía-minería y, en la agricultura entre 2008 y 2014, comparado con la inversión en los bosques de US$2,9 mil millones.

El Banco Mundial y las otras instituciones financieras internacionales están quedándose atrás de los muchos actores gubernamentales y del sector privado, que ya se han comprometido a un total rechazo a la deforestación y, a la deforestación causada por las cadenas de suministro. En una carta de diciembre de 2015 al Banco Mundial, una coalición de 17 ONGs y cinco firmantes individuales, académicos y del sector privado, urgieron al Grupo del Banco Mundial a comprometerse a un total rechazo de las inversiones que producen la deforestación, a la provisión de financiación para la conservación de los bosques y las selvas, y a la gestión comunitaria de estos.

Por lo tanto, pedimos al Banco Mundial que se comprometa a la conservación y gestión de los bosques y las selvas, así como al mejoramiento de los derechos de las gentes de estos bosques y selvas a estos bosques y selvas. A través de esos esfuerzos el Banco podría replicar el papel positivo que ha desempeñado en México, donde ha tenido tanto éxito con la gestión comunitaria de las selvas y los bosques.


 

Beatriz Zavariz, Paulina Deschamps, Rachel Baker, Bank Information Center