En enero de 2016, en el Foro Económico Mundial de Davos, la ONU anunció la creación del primer panel de alto nivel para el empoderamiento económico de las mujeres. Los miembros del panel incluyen a los líderes del FMI y del Banco Mundial, Christine Lagarde y Jim Yong Kim, respectivamente. La función del Panel es proponer recomendaciones sobre cómo se deben implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para lograr la autonomía económica de las mujeres.
En un artículo publicado en marzo de 2016 en el diario británico, The Guardian, la sociedad civil pidió al Panel que reconociera las barreras estructurales que enfrentan las mujeres, tales como el cuidado no remunerado y la falta de trabajo decente. El artículo citó a Ann Kargbo, directora de la Agencia de Rehabilitación y Desarrollo, una ONG de Sierra Leona que trabaja con la igualdad de género, poniendo de relieve la importancia de que las mujeres tengan el control sobre lo que ganan: «Necesitamos saber quién posee los recursos, quién controla los recursos y quién toma las decisiones sobre la utilización de los recursos.»
La participación en el Panel de Alto Nivel es un ejemplo de la retórica mejorada del Banco y el Fondo durante los últimos años sobre la importancia de la igualdad de género. El 8 de marzo de 2016, el Día Internacional de la Mujer, el sitio web del Banco exhibió unos 73 casos donde mostró el trabajo que realiza sobre el género. Otros gestos incluyen el Twitter de Kim, el presidente del Banco nombrando a Christine Lagarde como una mujer que lo inspiraba, y, por otro lado, la Corporación Financiera Internacional (brazo del sector privado del Banco) lideró una iniciativa donde los mercados de valores en todo el mundo tocaron sus campanas para llamar la atención sobre la igualdad de género.
El FMI celebró el Día Internacional de la Mujer con el lanzamiento de tres nuevos estudios. Bajo el título de “Haciéndolo todo – las mujeres impulsan los resultados del hogar, la empresa y el país«, Lagarde afirmó que las mujeres tienen que hacer doble trabajo lo cual “mejora los resultados finales», ella también invitó a las mujeres “a que dejaran de ser sumisas”, en la Conferencia Mundial de las Mujeres en Dubái, febrero de 2016.
En febrero, la sede del Banco Mundial recibió la certificación, Dividendos Económicos para la Igualdad de Género (EDGE, sigla en inglés), un estándar para la igualdad de género en el lugar de trabajo. Sin embargo, al mismo tiempo, el Banco recibió la más baja de las tres posibles certificaciones que EDGE ofrece, por lo que el Banco «se comprometió públicamente a lograr un fuerte equilibrio de género [en el trabajo]» y a «identificar los parámetros de un plan de acción concreto para avanzar en ese proceso». El segundo nivel de certificación requiere que «la organización ya haya puesto en marcha un marco para el cambio y que haya logrado hitos significativos”. La certificación alcanzada por el Banco no se basa en los impactos de los proyectos del Banco en materia de igualdad de género y tampoco en la nueva estrategia 2016-2023 publicada a finales del año pasado, (ver Observador Invierno 2016).
En la publicación de marzo de 2016, ¿Se refleja la retórica en los resultados? – las cifras del grupo de expertos estadounidenses del Centro para el Desarrollo Mundial presentan un examen de los proyectos de género del Banco Mundial que pone en duda que la retórica se haya puesto en práctica. El documento demostró que de los 1.666 proyectos del Banco financiados entre 2009 y 2014, sólo 27 proyectos, o sea el 1,6 por ciento del total de los proyectos, se centró específicamente en el género, contenía indicadores de género y/o metas cuantificables.
De acuerdo con Francesca Rodas de la ONG Oxfam GB, hasta el momento el FMI ha limitado su trabajo de género más que todo a la investigación, lo que no ha producido casi ningún impacto en la política institucional (ver Observador Invierno 2016). Rodas llegó a la conclusión de que la verdadera igualdad económica de las mujeres «sólo se logrará cuando ocurra una transformación más amplia en la forma como se gestionan los recursos económicos».