La importancia de las economías de los países con mercados emergentes (EMEs) durante la crisis financiera de 2008 mejoró las perspectivas para una gestión financiera mundial más multipolar. Sin embargo, los recientes reveses experimentados por los países EME, plantean la cuestión de si la gestión financiera mundial verdaderamente está siendo cada vez más multipolar.
Hay algunas señales que indican avances permanentes hacia una arquitectura más multipolar, al menos en comparación con las muy anticuadas disposiciones anteriores a la crisis financiera. En primer lugar, las reformas de la gobernabilidad en las instituciones de Bretton Woods (IBW), aunque limitadas, son simbólicamente significativas, ya que el aumento de la prominencia de los países EME en las instituciones se logró sobre todo a expensas de los países europeos (ver Observador Invierno 2016). En segundo lugar, el paisaje de la gobernabilidad mundial se ha vuelto más multipolar con el establecimiento de las nuevas instituciones financieras internacionales (IFIs) por los países de mercados emergentes (EMEs): el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), el Acuerdo de Reservas de Contingencia (ARC) del Banco BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIb), liderado por China. En tercer lugar, el yuan chino se incluyó en la canasta de los Derechos Especiales de Giro del FMI (DEGs) a finales de 2015, uniéndolo al dólar estadounidense, el euro, la libra esterlina y el yen japonés, el club de la moneda VIP del mundo (ver Observador Invierno 2016).
A pesar de la apertura, el impacto de estos acontecimientos sobre la naturaleza de la arquitectura financiera mundial debe tomarse con una pizca de sal. Para empezar, hasta el momento, las nuevas IFIs no han abierto mucho terreno en desafío a esta arquitectura existente determinada por Estados Unidos. Por ejemplo, todos los fondos de puesta en marcha del NBD fueron en dólares y los grandes préstamos ARC se encuentran condicionados a la aprobación del FMI. Por lo tanto, las nuevas IFIs pueden llegar a dar un nuevo impulso a la prevalente arquitectura financiera mundial – sobre todo en relación con la hegemonía que disfruta el dólar estadounidense – en la medida en que representen una continuación, en vez de una ruptura de la estructura del núcleo del sistema.
La tesis de continuación en vez de ruptura se ve reforzada por la conclusión de las reformas en las Instituciones de Bretton Woods, particularmente en el caso del FMI. El retraso de cinco años para la aprobación del Congreso de Estados Unidos a la Reforma de Cuotas y Gobierno de 2010, alimentó el debate sobre el poder desproporcionado de Estados Unidos sobre las estructuras de gobierno del FMI, y la necesidad de reformar toda la estructura financiera moderna diseñada en torno a los modelos obsoletos de Bretton Woods. Con la aprobación de Estados Unidos de las reformas de gobierno del FMI a finales de 2015, una de las causas centrales de indignación entre los países EME fue resuelta, pero otros problemas persisten. A pesar de que desde su creación ésta era la reforma del FMI más importante, sus logros en términos de una ruptura con el status quo anterior a la crisis son limitados, dado que Estados Unidos conserva su poder de veto. Los países EME ahora tienen menos poder para presionar por más reformas, debido entre otras razones, a su pobre desempeño económico actual. Como resultado, la reforma de 2015 en alguna medida dio más legitimidad al FMI y, por tanto, disminuyó las posibilidades de cambios sustanciales en el corto y mediano plazo en la gestión financiera mundial.
Por último, la inclusión del yuan en la canasta del DEG simboliza el cambio más importante en el paisaje mundial, después de la crisis monetaria internacional, o sea, el reconocimiento del poder monetario de China. Durante el apogeo de la crisis financiera, el poder chino a menudo se vio como entrelazado con el de los países EME, sin embargo, se ha hecho cada vez más evidente que la mayoría de las nuevas IFIs son en realidad dependientes de China y, sobre todo, reflejan el poder chino, en vez de mostrar el poder diversificado de los países EME como bloque. El contraste ahora se ve muy claramente con la ascensión formal de la moneda china a la canasta del DEG.
Por otro lado, aunque los mayores países EME no recurrieron a las instituciones multilaterales o regionales formales para hacer frente a la crisis de 2008, si recurrieron a los contratos ad hoc de intercambios bilaterales (swap en inglés) con la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) para reducir la volatilidad financiera. Por lo tanto, la cobertura en el marco de estos intercambios con la Fed mostró cómo estos países EME formaban parte del núcleo del sistema. Fue así como, en lugar de ejercer su influencia indirecta a través de las Instituciones de Bretton Woods, Estados Unidos actuó directamente al decidir cuáles países tuvieron acceso a los intercambios. Además, el dólar estadounidense ha aumentado aún más su influencia desde la crisis del euro, lo que perjudicó al hasta entonces más probable candidato para desafiar su posición en el sistema monetario internacional.
Aunque ha habido algunos avances graduales hacia una arquitectura financiera mundial más multipolar en el período posterior a la crisis de 2008, el sistema se reorganizó en gran medida desde la perspectiva estadounidense. En esta reorganización, la principal novedad ha sido la ascensión estructural de China – y no la de los países EME, como pudo haberse visto en el período inmediatamente posterior a la crisis. A pesar de las actuales dificultades económicas que enfrentan China y otros países con economías emergentes (EME), la nueva posición de China en la arquitectura financiera mundial, a través de las nuevas IFIs, puede ayudar a otros grandes países EME, particularmente a los países BRICS. Si éstas nuevas IFIs tienen éxito, y como están vinculadas en gran medida a la potencia de fuego económico de los países EME a largo plazo, ellas se convertirán en fuertes alternativas a las Instituciones de Bretton Woods tradicionales. En ese entonces sí será posible concebir una arquitectura financiera mundial más multipolar.
Daniela Magalhães Prates, Universidad de Campinas, Brasil – Luiza Peruffo, Universidad de Cambridge, Reino Unidoil
Para más información sobre este tema, favor leer la información en línea ¿Surgimiento del Sur Global y descenso del Norte? Exploración del surgimiento del Sur global y su impacto en la arquitectura financiera internacional (Rise of the global South and descent of the North?), de Daniela Magalhães Prates y Luiza Peruffo.