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La CFI forzó modelo de inversión para la educación privada lo cual fue criticado por la ONU

21 julio 2016 | Traducción: Maria Eugenia Arzayús

Bridge International Academy in the Nairobi slum of Mukuru kwa Njenga. Photo credit: Frederic Courbet for NPR

Bridge International Academy in the Nairobi slum of Mukuru kwa Njenga. Photo credit: Frederic Courbet for NPR

A mediados de junio de 2016, un informe del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) de la ONU, criticó el uso de la financiación del desarrollo del Reino Unido para «la privatización de la educación en algunos países en desarrollo», y afirmó que esto ha socavado «la igualdad de la educación en esos países porque las escuelas privadas promueven la segregación y socavan el poder de los gobiernos locales», además de “tener un efecto negativo sobre el acceso a la educación primaria». La crítica de la ONU tiene implicaciones para las inversiones realizadas por la Corporación Financiera Internacional (CFI – brazo del sector privado del Banco Mundial) y el Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID, por su sigla en inglés), los cuales han invertido en la muy criticada cadena comercial de las escuelas de bajo costo, las Academias Puente Internacional (BIA – Bridge International Academies), una cadena comercial con sede en Estados Unidos. Estas escuelas venden educación estandarizada a las niñas/niños de Kenia, Nigeria y Uganda (ver Observador Verano 2015). La CFI ha invertido US$10 millones en BIA para sus actividades en Kenia y para apoyar su expansión a otros países de África y en la India.

En abril de 2015, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, respaldó el enfoque adoptado por los proveedores de educación privada, como BIA, provocando considerables críticas de la sociedad civil (ver Observador Verano 2015). Según el informe sobre la educación privada y la CFI, que tiene «un portafolio activo de proyectos de educación por un valor de US$720 millones, en más de 25 países, entre ellos algunos de los más pobres del mundo.» El informe dice que el “compromiso de la CFI en la educación privada es parte de los esfuerzos del Grupo del Banco Mundial para promover sistemas educativos eficaces en los países con mercados emergentes». David Archer de la ONG británica ActionAid comentó el modelo de financiación de la CFI para la educación privada: «Esta estructura de financiación permite que el Banco Mundial y el gobierno del Reino Unido nieguen su participación directa»… “cuando desafiamos al Banco acerca de su participación en las escuelas privadas de bajo costo, nos dijeron, ‘no somos nosotros, es la CFI´, pero ¿cómo podemos pedir rendición de cuentas a la CFI de manera significativa? A través de este mecanismo Jim Kim puede beneficiarse por ambos lados (fingir estar de acuerdo con la importancia de la educación pública, al tiempo que financia la educación privada) y eso es algo que deberíamos cuestionar.»

En un informe a principios de junio de 2016, el Comité de la ONU sobre los Derechos de las Niñas y Niños (CRC – Rights of the Child) criticó el impacto de las inversiones financieras de desarrollo en la educación privada, criticando así indirectamente el papel del Banco Mundial que impulsa este modelo de financiación, expresando también su preocupación acerca de la financiación del Reino Unido “a las escuelas privadas e informales de bajo costo administradas por empresas comerciales en los estados receptores». El informe indicó que un «rápido aumento en el número de escuelas de este tipo puede contribuir a una educación de calidad inferior, menos inversión en las escuelas públicas gratuitas y de calidad y profundizar las desigualdades… dejando atrás a las niñas y niños cuyos padres no pueden pagar siquiera las escuelas más económicas». El CRC recomendó que «la cooperación internacional para el desarrollo debería apoyar a los países beneficiarios para garantizar el derecho a la enseñanza primaria gratuita y obligatoria para todos, dando prioridad a la enseñanza primaria gratuita y de calidad en las escuelas públicas» y «absteniéndose de la financiación de escuelas privadas con fines de lucro».

El rápido aumento en el número de escuelas de este tipo puede contribuir a una educación de calidad inferior, menos inversión en la calidad de las escuelas públicas gratuitas, aumento de las desigualdades..., dejando atrás a los niños que no pueden pagar ni siquiera las escuelas poco onerosasComité de los Derechos del Niño

A pesar de todas las preocupaciones presentadas, las Academias Puente Internacional (BIA) han continuado expandiéndose en África y son el principal candidato para la asociación de la educación público-privada (APP) en Liberia. Esta asociación anunció en enero de 2016, que el programa de las “Alianza de Escuelas para Liberia» pretende externalizar por completo el sistema de la escuela pre-primaria y primaria y el diseño del material curricular a las empresas privadas comerciales, donde BIA será el piloto del programa en 50 escuelas públicas en 2016, con un costo esperado de US$10 a 13 millones. De acuerdo con un artículo publicado en marzo de 2016, en Mail & Guardian Africa, la segunda fase del programa podría tener contratada a la empresa para la ejecución de un programa de cinco años, estimado en US$65 millones.

En marzo de 2016, el reportero especial de la ONU sobre el derecho a la educación, Kishore Singh, dijo que esa propuesta era «completamente inaceptable» e hizo hincapié en que la «provisión de la educación pública de buena calidad es una función básica del Estado. El abandono de esta obligación a una empresa comercial privada constituye una violación grave del derecho a la educación». También señaló que «es irónico que Liberia no tenga los recursos para cumplir con sus obligaciones básicas de proporcionar una educación primaria gratuita para todos los niños y niñas, pero sí puede encontrar grandes sumas de dinero para subcontratar una empresa privada que lo haga en su nombre”. El reportero concluyó diciendo: “este dinero podría ser mucho mejor invertido mejorando el actual sistema de educación pública y apoyando las necesidades educativas de las niñas y niños más pobres y marginados.»