Gobernanza de las IFI

Análisis

Los resultados del Banco Mundial: «marcando casillas» en el género, y débiles servicios de seguimiento y evaluación

21 julio 2016 | Traducción:Maria Eugenia Arzayús

En abril de 2016, el Grupo de Evaluación Independiente del Grupo del Banco Mundial (IEG, por su sigla en inglés) dio a conocer su informe Resultados y Rendimiento 2015 del Grupo del Banco Mundial (RAP, por su sigla en inglés), poniendo de relieve las preocupaciones significativas acerca de la eficacia de la estrategia del Banco con relación al género y otros aspectos de sus actividades, incluyendo las persistentes insuficiencias de sus sistemas de seguimiento y evaluación (M & E – Monitoring and Evaluation). Los hallazgos son de particular importancia, ya que coinciden con el aumento de los préstamos del Banco como consecuencia del lento crecimiento mundial (ver Observador Invierno 2016). Según lo señalado por el Banco Mundial en abril de 2016, debido a «fuertes vientos económicos, la demanda de préstamos al Banco Mundial ha aumentado a niveles nunca vistos fuera de una crisis financiera».

Al tiempo que «la directiva en general está de acuerdo con las recomendaciones del IEG y de M & E», las razones más citadas por la directiva de la «débil» ejecución se refieren a los desafíos que probablemente no pueden ser resueltos fácilmente como los «problemas de la recolección de datos, la metodología de evaluación de los impactos del proyecto y de los resultados del desarrollo y, el tiempo necesario para que los resultados se materialicen”.

Las preocupaciones del informe sobre la incapacidad del Banco para evaluar con precisión los resultados de sus proyectos y programas hacen eco de los resultados del informe RAP 2015, del IEG sobre las operaciones del Banco Mundial, el cual hizo hincapié en la dificultad de determinar si las actividades del Banco habían producido los resultados declarados. En este informe se afirma que «en la mayoría de los casos revisados… los resultados podrían haberse debido a la intervención apoyada por el Banco, no tener ninguna relación con ésta, o pudieron haber ocurrido a pesar de la intervención del Banco.»

El lanzamiento del informe RAP 2015 se llevó a cabo en el contexto de la continua reposición de la ronda 18 de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los países más pobres (ver Observador Invierno 2014). A medida que el Banco busca el apoyo de los Estados miembros para reponer los recursos de la AIF,  las preguntas acerca de la eficacia de sus sistemas de seguimiento y evaluación son particularmente pertinentes viendo que los documentos de la AIF 18 afirman que “desde hace mucho tiempo el enfoque de la AIF se ha centrado en el seguimiento, la medición y el logro de resultados y estos son parte integral y sistemática de las operaciones de la AIF, los cuales se aplican incluso en las circunstancias más complejas”. Los últimos resultados del informe RAP sobre la capacidad del Banco para integrar el género de manera efectiva en sus operaciones, también tiene implicaciones para el proceso de reposición de la AIF, ya que el género es uno de los temas de la AIF 18. Los resultados del informe sobre la integración de género en las operaciones del Banco también siguen el reciente lanzamiento de la nueva Estrategia de Género del Banco Mundial (ver Observador Otoño 2015).

Género ¿integración significativa o ejercicio marca-casillas?

Mientras que el RAP 2015 le atribuyó al Grupo del Banco Mundial un progreso significativo y constante desde el lanzamiento de su Estrategia de Género en 2001, teniendo en cuenta el aumento del número de proyectos “que abordan desde el principio las cuestiones de género», al mismo tiempo planteó serias preocupaciones sobre la eficacia de la integración por parte del Banco de los temas relacionados con el género dentro de sus operaciones y, en línea con los resultados de su aprendizaje. En los resultados de 2015, también se cuestionó si el Banco era capaz de «efectivamente documentar los resultados logrados en relación con las cuestiones de género en los países clientes.»

El RAP 2015 señaló que: «el progreso en la integración de género al comienzo de los proyectos no fue acompañado de una atención similar a la calidad y profundidad, tanto en la solidez del enfoque como en la medición de los resultados» y que «los marcos de resultados en las estrategias nacionales se centran principalmente en el rendimiento y no en los resultados; los vínculos son débiles entre el diseño de las intervenciones y los resultados y, a menudo, los indicadores de seguimiento para monitorear los resultados son inexistentes». La conclusión del informe RAP 2015 sobre la integración de las cuestiones de género hace eco de las preocupaciones planteadas en el RAP 2014, las cuales encontraron que “debido a la débil cadena de resultados es muy difícil evaluar si el programa propuesto por el Grupo del Banco en realidad puede cumplir con los objetivos propuestos.»

El RAP 2015 llegó a la conclusión de que los resultados mixtos obtenidos en la integración de género se debieron en parte a un «enfoque mecánico (marca-casillas)» que no produjo «una integración significativa y sustancial». El informe señaló que problemas similares habían sido encontrados en su evaluación de la aplicación de la estrategia de género en 2010, en la que los funcionarios citaron como obstáculos clave: «el enfoque excesivamente orientado hacia el proceso que a menudo se traducía en meras afirmaciones no respaldadas por acciones que no produjeron una integración sustancial; también se debió a la falta de recursos… y el riesgo de que el género pueda ser una ‘fase pasajera’ en la institución».

El informe RAP 2015 también criticó al Banco por su selección de indicadores, señalando que «casi la mitad de los indicadores de género en las estrategias de 58 países revisados, donde se medía la educación o los indicadores de salud reproductiva y materna… los indicadores, a menudo, sólo median el acceso, o la cobertura, pero rara vez daban atención a la calidad.» El informe también señaló que en la medición se notaba la ausencia constante de los indicadores de las «dimensiones de género en el empleo, el espíritu empresarial y en el desarrollo agrícola y rural», y que «los indicadores de voz y actuación» prácticamente no existían.