En julio de 2016, la OEI publicó la tan esperada evaluación de los préstamos del FMI a Grecia e Irlanda en 2010 y a Portugal en 2011. El informe critica severamente el papel del FMI, lo cual fue calificado por el Wall Street Journal como una “reprimenda».
El FMI fue «fácilmente influenciado por los funcionarios europeos»
La evaluación determinó que el enfoque adoptado por el FMI con respecto a los préstamos en Europa y su papel dentro de la Troika (el grupo ad hoc de préstamos incluyendo el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea), «ayudó a crear la percepción de que el FMI había tratado a Europa en una forma diferente». La OEI argumentó que la práctica de permitir que las decisiones de préstamo fueran tomadas por los socios del FMI en la Troika, antes de que se llevaran a cabo las reuniones de la Junta Directiva del FMI, añadió a la percepción de que las decisiones de la Junta habían sido “aprobaciones meramente formales” de «hechos consumados». La respuesta formal de la Junta del FMI a la evaluación mostró las divisiones de larga data a nivel de la Junta entre los directores que representan a los países en desarrollo y los principales accionistas que ven a los anteriores como de menor estatus (ver Observador Verano 2013). La declaración de la directiva añadió que «muchos directores» señalaron que las consideraciones de la economía política «podrían ofrecer perspectivas relevantes» en futuros préstamos.
La OEI encontró que el papel del FMI en la Troika había sido “inusitado», ya que no hubo “una delimitación clara de sus responsabilidades». Llegó a la conclusión de que la manera como habían colaborado los socios de la Troika, significó que el personal del FMI «desde el comienzo fue presionado políticamente». El informe de la OEI establece la preocupación de que el FMI no había “jugado el papel usual de liderazgo» que normalmente adopta al prestar a los países en desarrollo. Por otro lado, según la OEI, los socios de la Troika habían tenido el «poder de veto» sobre el FMI. La OEI encontró que la función de supervisión de la Junta Directiva del FMI solo se había realizado en una «forma superficial», lo cual fue «un tema recurrente». El análisis de julio de 2016 por el New York Times destacó que el informe de la OEI reveló «cómo los miembros del personal técnico del FMI operaron fuera de los canales oficiales, mantuvieron documentos sensibles en los archivos personales y retuvieron documentos cruciales».
La respuesta oficial de la directora gerente, Christine Lagarde, a la evaluación de la OEI fue la de rechazar la recomendación de que “la Junta y la dirección ejecutiva debían desarrollar procedimientos para reducir al mínimo el margen de intervención política en el análisis técnico del FMI». Aun así, Lagarde “apoyó el principio de que el análisis técnico del FMI debía seguir siendo independiente». El artículo de julio de 2016, del Wall Street Journal citó a un funcionario anónimo del Fondo admitiendo que “en el verano pasado… y de nuevo hace unos meses». durante recientes negociaciones con los socios de la Unión Europea sobre Grecia, “estuvimos bajo una presión extraordinaria por parte de los socios europeos”. En una rueda de prensa en septiembre, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, comentando sobre el lento proceso dijo, «lo que está creando las demoras… es el choque continuo y el desacuerdo entre el FMI y las instituciones europeas».
Aunque Yannis Varoufakis, el ex ministro de finanzas griego dijo que la evaluación había sido «brutal”, en un blog de julio de 2016, Lagarde en su respuesta oficial, dijo que las conclusiones generales de la evaluación mostraban que el papel del FMI en la concesión de préstamos a la Eurozona había «sido parcialmente exitoso», teniendo en cuenta la “naturaleza sin precedentes” de la crisis griega y el «telón de fondo de la crisis financiera global». Lagarde sostuvo específicamente que la intervención del FMI había logrado «ganar tiempo para construir cortafuegos”, restablecer el crecimiento y el acceso al mercado (excepto para Grecia) y prevenir el contagio. Ella reconoció que el desafío griego era «único» con «crisis políticas recurrentes» y «retroceso de los intereses creados», pero sostuvo que el objetivo principal se había logrado, o sea, que Grecia «continuara siendo miembro de la Eurozona».
“Obstaculizada” la evaluación de la OEI
La OEI se quejó de que mientras estaba llevando a cabo la evaluación, algunos funcionarios del FMI no habían colaborado enviando los documentos pedidos, de «manera oportuna», señalando que para obtener algunos documentos “se había tomado más de un año.” Además, «algunos documentos sensibles sólo fueron enviados a la OEI después de la intervención de la directora gerente a pedido de la OEI» y, sólo previa distribución de un borrador del informe de evaluación a los funcionarios. La OEI llegó a la conclusión de que la «falta de documentación» de parte del FMI había «obstaculizado» su evaluación y la OEI «no estaba en condiciones de afirmar que había visto todos los documentos pertinentes», a pesar de la aparente intervención de la directora gerente. La respuesta formal de la Junta Directiva fue que “había observado con preocupación la dificultad que la OEI había experimentado en la obtención de documentos confidenciales». La Oficina de Evaluación Independiente (OEI) recomendó en su evaluación a “la Junta Directiva y la gerencia que, para fortalecer el buen gobierno, debían reafirmar su compromiso con la transparencia, la rendición de cuentas, y el papel de la evaluación independiente «.