A mediados de diciembre de 2016 la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, fue encontrada culpable de “negligencia” por un tribunal francés en acusaciones relacionadas con su etapa como primera ministra de Francia en 2008. Lagarde renunció a su derecho a la inmunidad para ser juzgada, pero perdió una apelación en julio para evitar el juicio completo (véase el Observador de otoño de 2016). Un tribunal especial determinó que Lagarde era culpable de cargos criminales vinculados a “negligencia en el manejo de fondos públicos” cuando fue ministra de economía, ya que presentó un recurso a una autoridad arbitral que otorgó EUR 400 millones (USD 418 millones) en daños e interés de fondos públicos a un magnate de los negocios francés. El tribunal optó por no imponer ninguna multa ni sentencia; Lagarde podría haber enfrentado una multa de EUR 15.000 y hasta un año de cárcel. Lagarde no apelará la decisión. Hablando en conferencia de prensa en Washington DC el día del veredicto Lagarde dijo “no estoy satisfecha con él, pero llega un punto en el que una simplemente debe parar, pasar la página y continuar”.
La falta de castigo produjo una ola de críticas de políticos y sociedad civil. Una petición del sitio web change.org firmada por más de 250.000 personas, afirma que parece haber un sistema de justicia separado para los poderosos, quienes son eximidos de la justicia ordinaria y las sanciones. La petición exige que se aplique la ley a Lagarde, de la misma manera que se la aplica a los ciudadanos corrientes, y afirman que la antigua primera ministra debe responder por sus actos ante un tribunal correccional ordinario y enfrentar las consecuencias.
El mismo día de la condena la junta ejecutiva del FMI publicó una declaración que reafirmaba “su total confianza en la capacidad de la directora gerente para continuar llevando adelante sus tareas de manera eficiente”. En un artículo del New York Times (NYT), se describió la visión de la junta como un deseo de mantener la continuidad en el Fondo durante un período de cambios políticos en Europa y Estados Unidos y explicó que había consenso en que las “transgresiones de Lagarde ocurrieron cuando ella no estaba en el Fondo – en contraste con las de su predecesor, Dominique Strauss-Kahn”, quien renunció en junio de 2011 luego de las acusaciones de agresión sexual e intento de violación contra una empleada de un hotel de New York (véase el Update 76). Nicolas Véron, del Belgian Bruegel Institute, dijo al NYT que “sería complaciente si no delirante decir que no habrá impacto en la institución, … la única pregunta es cuán grande será el impacto – y cómo se compara con la necesidad de estabilidad”.
Cuando Lagarde termine su mandato el FMI va a tener que tirar sus redes un poco más lejos para encontrar a su próximo director gerenteJames Boughton of Center for International Governance Innovation
Bhumika Muchhala, de la ONG Red del Tercer Mundo, comentó: “dado el pandemonio político actual, la junta del FMI no quiere agitar las aguas. Y, más importante, Lagarde es leal a la agenda de austeridad del Banco Central Europeo, lo que le da la confianza de las élites políticas y financieras europeas y, en términos político, eso es mucho más preciado para el Fondo que enmendar faltas pasadas, sin importar cuán corruptas o escandalosas sean”.
Un artículo de Devex de diciembre citó a un experto anónimo declarando que “el escándalo enfatizó en temas actuales en las institución”, que “podrían impulsar pedidos de reforma del liderazgo en la institución”, poniendo “en cuestión el acuerdo de gobernanza actual que implica un líder europeo para el FMI y uno estadounidense para el Banco Mundial, desde que se forjaron las instituciones de Bretton Woods hace más de 70 años”. El nombramiento inicial de Lagarde contradijo las promesas de “un proceso de selección abierto, transparente y en base a los méritos, que no tome en cuenta la nacionalidad ni el género” (véase el Update 76). Según James Boughton, antiguo historiador del FMI y profesor emérito del Center for International Governance Innovation; “Cuando Lagarde termine su mandato el FMI va a tener que tirar sus redes un poco más lejos para encontrar a su próximo director gerente”.