Zambia, como muchos otros países en desarrollo, ha recibido históricamente varias formas de apoyo del FMI, que han sido principalmente en forma de programas de ajuste estructural que exigieron reformas fiscales y monetarias. Zambia se encuentra nuevamente en una crisis económica y financiera que obligó al país a pedir ayuda al FMI, tal como lo hizo en 1999, 2004 y 2008 (véanse los Update 41, 39, 16). El país lucha para reducir un déficit fiscal del 9% del PIB y una creciente deuda pública del 56% del PIB, en medio de la caída de los precios del cobre, su principal producto de exportación. Esto se vio acompañado por una depreciación de la moneda que produjo un pico del costo de vida, en un país con más del 54% de la población viviendo en la pobreza.
¿Reducirán las condicionalidades del FMI la desigualdad de género y de ingresos?
En su declaración al parlamento, en octubre de 2016, sobre el estado de la economía y el programa de recuperación económica que apoyará el FMI, el ministro de economía Felix C. Mutati indicó que el gobierno de Zambia debe tomar medidas que restauren la salud fiscal y la estabilidad macroeconómica general para lograr un crecimiento y un desarrollo inclusivos. Al señalar los posibles efectos adversos de las reformas de estabilización del gobierno, Mutati propuso medidas, tales como el aumento de las asignaciones presupuestarias a los programas de protección social, para amortiguar a los vulnerables.
En respuesta, el Fondo reiteró en foros públicos y en reuniones con representantes de la sociedad civil que ahora está ajustando sus intervenciones o participaciones a una nueva visión para ayudar a que los países en desarrollo superen las crisis económicas y financieras. En el centro de esta visión hay un fuerte foco en el imperativo de las “desigualdades de género y de ingresos”. De acuerdo a un reciente trabajo del Fondo, abordar las desigualdades de género y de ingresos es un requisito previo para alcanzar soluciones sostenibles a los desafíos del desarrollo (véanse el informe de Bretton Woods Project, el Observador de verano de 2016 y el de primavera de 2016). Sin embargo, el Fondo reconoció en un artículo de blog de febrero, que la implementación de sus medidas recomendadas en situaciones de crisis pueden jugar en contra de esas metas (véase el Observador de primavera de 2017).
La sociedad civil de Zambia desafía al FMI y al gobierno
La sociedad civil de Zambia se pregunta hasta qué punto el paquete del FMI abordará de manera efectiva y eficiente la desigualdad de género y de ingresos en el país. Además del reconocimiento aparente del FMI de que las medidas en situaciones de crisis pueden contravenir los objetivos de crecimiento inclusivo (véase el Observador de primavera de 2017), el Fondo debería también reconocer que los grupos más afectados por las políticas de austeridad son los mismos zambianos que han sido durante mucho tiempo las mayores víctimas de la desigualdad de género y de ingresos. Por tanto, deben considerarse las posibles consecuencias del programa de préstamos, tanto desde una perspectiva favorable a los pobres como en relación con los objetivos de crecimiento económico. Más importante quizás, es necesario garantizar que la búsqueda de la estabilidad macroeconómica no provoque o empeore la desigualdad de género y de ingresos.
Se creó una coalición de 5 organizaciones de la sociedad civil (OSC) zambianas, incluyendo la Civil Society for Poverty Reduction (CSPR), para entablar un diálogo con el gobierno sobre el paquete del FMI pendiente. La coalición reclama en un documento enviado al gobierno de Zambia que cualquier programa de préstamos del FMI garantice intervenciones de protección social bien dirigidas, así como inversiones en sectores sociales y una ejecución prudente de los gastos públicos, en particular hacia los sectores que favorecen a los pobres, como la salud y la educación. Estos siguen siendo los sectores más apropiados para la equidad de género e ingresos en Zambia.
El gobierno de Zambia, el Fondo y todos los interesados necesitan desarrollar el conjunto de instrumentos más apropiados. Esto es, la combinación de políticas macroeconómicas y de políticas sociales microeconómicas que garanticen que las medidas de austeridad no empeoren las desigualdades de género y de ingresos, tal como sucedió con las intervenciones pasadas del FMI (véase el Update 54), sino que contribuyan a reducirlas.
Tanto el gobierno de Zambia como el Fondo se han inclinado hacia el uso de la protección social y, especialmente, las transferencias de dinero en efectivo focalizadas para amortiguar los impactos de los recortes de gastos sobre los grupos vulnerables. Sin embargo, la reducción de la pobreza no es sólo cuestión de “protección social”. No es posible enfrentar la naturaleza de la pobreza en Zambia a través de ese único enfoque, en especial en vista del limitado alcance de las intervenciones. Por ejemplo, en la actualidad, las tres intervenciones principales de salvaguardia social del gobierno (el plan de asistencia del bienestar público, el paquete para la seguridad alimentaria y la transferencia de dinero social en efectivo) cubren solo al 11% de los ciudadanos que viven la pobreza absoluta, elegibles para obtener protección, que alcanzan el 40,8%.
El gobierno de Zambia debe priorizar de manera inmediata la negociación de un enfoque más significativo para abordar la pobreza en el acuerdo con el Fondo. Objetivos como la reducción de la desigualdad de género y de ingresos y la promoción de la redistribución de la riqueza mediante mecanismos de ingresos y de gasto social efectivos (tales como la tributación, la protección social, los servicios públicos, el empoderamiento de los ciudadanos, las reformas de la tierra y los programas deliberados de empoderamiento económico) para los segmentos vulnerables de la población, serán una búsqueda crítica durante el período de reformas. A la sociedad civil le preocupa que cualquier desviación del enfoque propuesto para las reformas empeorará inevitablemente la desigualdad de género y de ingresos, contradiciendo la declaración del Fondo de adoptar una nueva visión sobre los temas sociales.
Por Kryticous Nshindano, Civil Society for Poverty Reduction (CSPR)