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La profundización de la cooperación del Banco Mundial y el BAII: ¿están bloqueados en un modelo de desarrollo fracasado?

17 julio 2017 | Traducción:Gustavo Alzugaray

World Bank Group President Jim Yong Kim and AIIB President Jin Liqun, April 2016. Credit. World Bank

En abril, al cierre de las reuniones de primavera del Banco Mundial y el FMI en Washington DC, el Grupo Banco Mundial (GBM) y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) firmaron un memorando de entendimiento “para fortalecer la cooperación y el intercambio de conocimientos entre las instituciones”. El acuerdo se firmó un año después de que ambas instituciones firmaran un acuerdo de co-financiamiento delineando “los parámetros de co-financiamiento de los proyectos de inversión Banco Mundial-BAII” (véase el Observador de Verano de 2016). Desde entonces el Banco y el BAII han co-financiado cinco proyecto de manera conjunta.

El co-financiamiento y la cooperación entre el Banco y el BAII refleja la tendencia de incremento de la coordinación y el financiamiento conjunto de los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) para cerrar la anunciada brecha anual de entre USD 1 billón y USD 1,5 billones de financiamiento para infraestructura en los países en desarrollo para 2020. El foco de los BMD en el apalancamiento de las inversiones del sector privado en proyecto de mega-infraestructura quedó evidenciado en el documento de conclusiones del Foro Mundial de Infraestructura 2017.

La trayectoria del Banco Mundial-AIIB está en desacuerdo con los principios de mejores bancos multilaterales de desarrollo descritos en el documento conceptual de Eurodad, Afrodad y Latindadd Bancos públicos de desarrollo: hacia un mejor modelo de abril, que argumenta que los BMD deben priorizar los resultados del desarrollo a los beneficios y subraya que, históricamente, el desarrollo de infraestructura ha sido financiado principalmente con fondos públicos. María José Romero, de la red con sede en Bruselas Eurodad, afirmó que “los BMD deben apoyar el desarrollo de infraestructura que beneficie a las comunidades y ayude en la transición de los países hacia un nuevo modelo de desarrollo”. A la luz de la relación creciente entre los BMD, tal como se refleja en el documento de conclusiones del Foro Mundial de Infraestructura, la sociedad civil teme que el BAII, lejos de ofrecer a los países en desarrollo un paradigma de desarrollo y financiamiento diferente, quiera apoyar los modelos de desarrollo existentes que no hacen nada por ayudar a la transición de los países en desarrollo como economías dependientes de las materias primas (véase el Observador de Verano de 2017).

los BMD deben apoyar el desarrollo de infraestructura que beneficie a las comunidades y ayude en la transición de los países hacia un nuevo modelo de desarrolloMaría José Romero, Eurodad

Tal como afirmó el profesor Bill Laurence en su blog Alert, a la sociedad civil también le preocupa que la creciente cooperación e intercambio de normas entre los BMD conduzcan a una competencia a la baja en términos de protecciones medioambientales y sociales. La sociedad civil fue muy crítica con el recientemente adoptado Marco Ambiental y Social del Banco Mundial (véase el Observador de Otoño de 2016). Muchos dentro de la sociedad civil se hicieron eco de las preocupaciones incluidas por la profesora Hongying Wang en su documento de septiembre de 2016 para el Consejo de Relaciones Exteriores acerca de que “la indulgencia de los nuevos BMD hacia proyectos de infraestructura que pueden tener consecuencias sociales y ambientales negativas podría hacerlos más atractivos para algunos prestatarios, que priorizan una financiación más rápida y de menor costo. Esto podría socavar la capacidad de otros BMD, incluyendo al Banco Mundial, de mantener sus estándares”.

La cooperación Banco Mundial-BAII a prueba en Tarbela 5

La represa Tarbela 5, en Pakistán, ofrece la oportunidad de evaluar cómo el co-financiamiento afecta el enfoque del BAII y del Banco Mundial sobre las salvaguardias medioambientales y sociales. El BAII y el Banco Mundial co-financian la represa junto al gobierno de Pakistán. Aunque el AIIB se había comprometido a que su préstamo de USD 300 millones no sólo financiaría la nueva construcción, sino que también abordaría las cuestiones relacionadas con el legado social de proyectos anteriores, un análisis más a fondo de la ONG Bank Information Center (BIC) Europa y el investigador pakistaní Naeem Iqbal arrojan dudas sobre esa afirmación. BIC Europa argumentó que el enfoque legalista del BAII seguramente dejará personas irremediablemente desplazadas por la construcción anterior. El estudio también dice que “de acuerdo con el representante del Banco Mundial, el Banco Mundial eliminó la estación de la red del proyecto para evitar que la AIIB tuviera que abordar temas de adquisición de tierras y reasentamiento, aunque es claramente parte del proyecto Tarbela 5”. Finalmente, BIC e Iqbal aseguran que importantes procesos de acceso a la información no siguieron las buenas prácticas.

En un artículo de junio, en el sitio de noticias Chinadialoge, Kate Geary, de BIC Europa, señaló que aunque el BAII “se compromete explícitamente con el Acuerdo Climático de París y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas”, su estrategia energética no impide específicamente que la AIIB financie el carbón. Geary señaló que 31 OSC de India escribieron al BAII para expresar su preocupación de que “el banco supuestamente ‘verde’ termine financiando combustibles sucios, incluyendo carbón y plantas térmicas de gas, a través de Asia, ya que no los excluye”. El artículo de Geary también criticó las inversiones propuestas del BAII a través de intermediarios financieros (IF) y en el Fondo de Infraestructura de India en particular, haciendo referencia a los impactos negativos para el desarrollo de las inversiones en IF de la Corporación Financiera Internacional (CFI), el brazo del Banco Mundial para el sector privado (véase el Observador de Otoño de 2017 y el de Otoño de 2016).

En marzo 47 OSC de Indonesia escribieron una carta al BAII pidiéndole que retenga el apoyo al Fondo de Infraestructura de Indonesia y al Fondo de Desarrollo de Infraestructura Regional (RIDF, por su sigla en inglés) citando preocupaciones sobre evaluaciones sociales y ambientales y la falta de una consulta apropiada (véase el Observador de Primavera de 2017). Desatendiendo esas preocupaciones, el 28 de marzo el BAII anunció que había aprobado un préstamos de USD 100 millones al RIDF.