En mayo el gobierno de Suriname anunció en el parlamento que había cancelado sus Acuerdos Stand-By de dos años con el FMI. Al momento del anuncio el primer tramo de EUR 80 millones de los EUR 425 millones del programa de préstamos acordado en abril de 2016 ya había sido desembolsado. De acuerdo al periódico surinamés The Parbode la relación entre el país sudamericano y el FMI había “empeorado” en el último año debido a las condicionalidades del programa del FMI, que incluían la introducción del IVA y recortes a los subsidios al combustible, la electricidad y el agua. El presidente de Suriname Desi Bouterse declaró al sitio de noticias belga De Redactie que “la carga de esos costo era demasiado pesada para sus ciudadanos”. El mismo sitio de noticias informó que, para compensar la escasez de recursos, el gobierno recaudó fondos a través de los mercados internacionales de capital, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Islámico de Desarrollo, antes de cancelar el préstamo del FMI.
Aunque el FMI confirmó a la prensa el hecho, no ha publicado ninguna declaración oficial. El último documento oficial específico sobre Suriname que publicó fue la consulta sobre el Artículo IV de enero, en la que los directores del FMI concuerdan con que se necesitan “reformas decisivas” en Suriname y pidieron al gobierno surinamés que “redoble los esfuerzos” para colocar “la consolidación fiscal … en el centro de los cambios de política”. En una conferencia de prensa de febrero el presidente Bouterse respondió al informe del Artículo IV llamando “frío” al FMI.