En 2013 el Grupo Banco Mundial (GBM) se comprometió a cumplir dos objetivos: acabar con la pobreza extrema para 2030 y lograr la prosperidad compartida, definida como “el fomento del crecimiento de los ingresos del 40% más deprimido de la población de todos los países”. En noviembre, el Grupo de Evaluación Independiente (GEI) del Banco publicó una evaluación titulada Growth for the Bottom 40% que encontró una serie de problemas en los avances del Banco en este objetivo. Algunos de estos, como la escasez de datos oportunos y de buena calidad, no son sorprendentes. Otros, sin embargo, sugieren problemas con el enfoque del Banco en la prosperidad compartida en general.
Una de las conclusiones principales fue que los Marcos de Alianza con el País del Banco “generalmente no articulan completamente la teoría del cambio perteneciente al 40% inferior”. La evaluación también encontró que “solo el 32% [de los proyectos del Banco Mundial] tienen una teoría del cambio que relaciona las intervenciones del proyecto con los beneficios del 40% inferior”.
Otra conclusión sorprendente del informe es que solo el 63% del personal del Banco” está completamente familiarizado con la definición oficial de prosperidad compartida del Banco Mundial”. El nivel más bajo de conocimiento de la meta de prosperidad compartida se da en la rama del sector privado del Banco, la Corporación Financiera Internacional (CFI), con solo el 42%. Además, la evaluación encontró que el 68% del personal “cree que al implementar la meta de prosperidad compartida, el GBM debería centrarse más explícitamente en reducir la desigualdad” y que “estos puntos de vista son compartidos por varios economistas principales del Banco Mundial”.
"solo el 32% [de los proyectos del Banco Mundial] tienen una teoría del cambio que relaciona las intervenciones del proyecto con los beneficios del 40% inferior"Grupo de Evaluación Independiente
En marzo de 2018, en una discusión sobre el informe del GEI en el Banco, Manuela V. Ferro, vicepresidente de Política de Operaciones y Servicio Nacional del Banco, se refirió a la prosperidad compartida como el “objetivo a veces olvidado” del Banco. Las conclusiones del IEG indican que el enfoque hacia la prosperidad compartida del Banco adolece de falta de claridad, priorización y ambición.
Un debate definitorio
Las conclusiones y recomendaciones del IEG adolecen de un enfoque estrecho. La definición limitada del Banco de prosperidad compartida como crecimiento del ingreso de los más pobres pasa por alto los impactos perniciosos de la desigualdad de la riqueza. Economistas como Thomas Piketty han advertido que si los más ricos acumulan riqueza a un ritmo más rápido de lo que crecen als economías, la desigualdad en esa sociedad se intensificará. Un informe de Oxfam de enero de 2018 titulado Reward Work, Not Wealth concluye que el 82% ciento de la riqueza generada el año pasado fue para el 1% más rico, mientras que los 3.700 millones de personas más pobres no vieron un aumento en su riqueza. Como se señala a continuación, la definición del Banco de los parámetros de prosperidad compartida, junto con las conclusiones del GEI, tiene implicaciones obvias para las prescripciones de política y las estrategias utilizadas por el Banco para lograr su segundo objetivo.
Culpable por omisión – tributación y derechos laborales
Si bien la evaluación del GEI indicó que solo alrededor del 6% del personal “menciona un trabajo centrado en mejorar la estabilidad macroeconómica o las políticas impositivas como un canal para contribuir al objetivo de prosperidad compartida”, no menciona formas de mejorar esto en sus recomendaciones. Por lo tanto, parece ignorar la evidencia convincente, como la proporcionada por el blog de Tax Justice Network de agosto de 2017, sobre el impacto positivo que las políticas tributarias progresivas pueden tener sobre la disminución de la desigualdad. Preocupa que el informe del GEI no haga una sola mención a los sindicatos, a pesar de haber sido publicado solo meses después de que la Confederación Sindical Internacional (CSI) y los Sindicatos Mundiales pidieran a las instituciones financieras internacionales, incluido el Banco, que aumenten los ingresos de las personas en todo el mundo apoyando más los derechos a la negociación colectiva. La secretaria general de la CSI, Sharan Burrow, dijo: “Un aumento de los salarios ayudará mucho a … detener la tendencia al aumento de la desigualdad y proporcionar el crecimiento necesario de la demanda mundial para apoyar la recuperación económica”.
La agenda sobre APP del Banco ─ más incoherencia con la “prosperidad compartida”
Si bien el informe estipula claramente que “el apoyo a las políticas macroeconómicas sostenibles y equitativas” debería decir mucho sobre el trabajo de prosperidad compartido, no aborda las implicaciones del enfoque de Maximización del Financiamiento para el Desarrollo (MFD) del Banco, y su impulso relacionado de las asociaciones público-privadas (APP), sobre la sostenibilidad macroeconómica ni la igualdad (véase el Observador de Verano de 2017). La sociedad civil expresó su preocupación en el “Manifiesto sobre APP” de octubre de 2017, firmado por 152 OSC, que subrayó que la evidencia disponible sobre las APP indica que amenazan la estabilidad macroeconómica, a través de deudas ocultas y pasivos contingentes, y aumentan la desigualdad a al cobrar honorarios a los más vulnerables (véase el Observador de Invierno 2017-2018). Por ejemplo, como señala el informe How infrastructure is shaping our world de diciembre de 2017, de la OSC belga Counter Balance, la agenda de MFD y de APP del Banco respalda el desarrollo de corredores de megainfraestructura que agravan en lugar de aliviar la desigualdad.