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Apuesta por el capital humano: cuidado con los retornos no especificados

15 octubre 2018 | Traducción: Gustavo Alzugaray

Wrong tool. wrong problem.

Wrong tool. wrong problem. Credit: Frits Ahlefeldt

Como se anunció en un artículo de agosto, el Banco Mundial publicará su nuevo Índice de Capital Humano (ICH) en las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial de octubre en Indonesia. El IHC tiene tres supuestos objetivos: “crear una demanda de más y mejores inversiones en las personas; ayudar a los países a fortalecer sus estrategias de capital humano e inversiones para lograr mejoras rápidas en los resultados; mejorar la forma en que medimos el capital humano”.

Los esfuerzos del Banco por presentar el índice como una herramienta de desarrollo progresista oscurecen las prolongadas críticas a la Teoría del Capital Humano (TCH) y su noción de “seres humanos capitalizables”. Como se señaló en el artículo de Stephanie Allais de 2012 del Journal of Economic Policy, “Muchos estudios han señalado las graves deficiencias de esta noción del capital humano conceptualmente, así como las graves dificultades para medir realmente el ‘capital’ obtenido a través de la educación, y las tasas de retorno obtenidas u obtenibles de él”.

Las críticas de la TCH se pueden sumar a críticas más amplias sobre la proliferación de otros tipos de ‘capital’, como el capital social que se refleja críticamente en el libro de Ben Fine de 2010, Theories of Social Capital. Fine argumenta que estas teorías “tienden a reducir los conflictos complejos y los fenómenos sociales y económicos contextuales a mercados laborales más o menos (im)perfectos”.

Lo que se necesita no es un ICH sino diferentes conceptualizaciones de la naturaleza y el papel de la educación y el aprendizaje en una conceptualización radicalmente diferente del desarrollo mismo.Ben Fine, SOAS

Las constantes preocupaciones acerca de la reducción de los trabajadores de la TCH a bienes de capital siguen siendo alarmantemente aptas a la luz de la admisión del Banco de que el índice es, parcialmente, el resultado de “percepciones” obtenidas a través del muy criticado próximo Informe sobre el Desarrollo Mundial 2019, sobre la naturaleza cambiante del trabajo (véase el Observador de Verano de 2018).

Además de estas preocupaciones, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo indicó que los desafíos a los que se enfrentan los países en desarrollo van mucho más allá de la falta de “inversión en capital humano”. Su Informe sobre Comercio y Desarrollo de 2016 señaló que “aún existen importantes limitaciones estructurales para los países en desarrollo”. El informe resaltó los impactos de la “desindustrialización prematura” debido a una estrategia política centrada en la apertura unilateral del comercio, la desregulación financiera y el retroceso del estado de desarrollo”, precisamente los tipos de políticas por las que el Banco Mundial es muy criticado (véase el Observador de Otoño de 2018).

Fine señaló que “lo que se necesita no es un ICH sino diferentes conceptualizaciones de la naturaleza y el papel de la educación y el aprendizaje en una conceptualización radicalmente diferente del desarrollo mismo”.