El Banco Mundial anunció sus objetivos climáticos para 2025, en diciembre de 2018, en la 24ª sesión de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP24) en Katowice, Polonia, sentando las bases para su estrategia sobre clima para el periodo 2021-2025.
El Banco se comprometió a proveer USD 133.000 millones en financiamiento directo para ‘inversiones relacionadas con el clima’ durante el periodo 2021-2025, incluyendo USD 50.000 millones para acciones de adaptación al cambio climático. Buscará además movilizar USD 67.000 millones adicionales de financiación climática de otros inversores, a través del apoyo a la inversión del sector privado y la disminución del riesgo. El Banco lanzó, en enero, un nuevo Plan de Acción de Adaptación al Cambio Climático y Resiliencia, que está estrechamente relacionado con el énfasis de las nuevas metas climáticas para 2025 en la financiación de la adaptación. El Banco y otros ocho bancos multilaterales de desarrollo anunciaron también que estarán delineando los parámetros de su enfoque conjunto sobre el alineamiento con el Acuerdo de París, los que se anunciarán en la COP25, en noviembre de 2019.
Sin embargo, a pesar de que las organizaciones de la sociedad civil (OSC) piden que el Banco presente nuevas medidas para evitar que su financiación vaya a inversiones en combustibles fósiles – incluyendo un objetivo de emisiones que cubra sus préstamos y operaciones que sea consistente con el aumento de la temperatura mundial de 1,5°C, en relación con los niveles preindustriales – los objetivos climáticos del Banco para 2025, no dicen nada sobre este punto.
“Si bien la financiación adicional del Banco Mundial puede ayudar a impulsar un desarrollo muy bajo en carbono y resistente al cambio climático, en general, [el anuncio sobre los objetivos climáticos para 2025] da muy poca cuenta de su impacto climático general anticipado”, dijo Kat Kramer, de la OSC internacional Christian Aid.
La partida de Kim plantea preocupaciones sobre el futuro del trabajo climático del Banco
La renuncia sorpresa del presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim – anunciada el 7 de enero y hecha efectiva el 1 de febrero – planteó dudas sobre el futuro del trabajo climático del Banco. El sucesor de Kim, el oficial del tesoro de Estados Unidos, David Malpass, es visto como un sustituto de una administración estadounidense que ha anunciado su intención de retirarse del Acuerdo de París sobre cambio climático y que ha promovido una mayor exportación de combustibles fósiles de Estados Unidos como parte de su política general ‘Estados Unidos primero’, que, en el caso del Banco, se ha manifestado en la insistencia de Estados Unidos en dar menos préstamos a los países de renta media-alta, incluyendo a China (véase el artículo de portada del Observador de Primavera de 2019).
El Banco Mundial presentó una serie de compromisos en la One Planet Summit, en diciembre de 2017, incluyendo una reducción de los préstamos del Banco para la ‘exploración y extracción [upstream]’ de petróleo y gas después de 2019, la introducción de un precio de carbono en la sombra en el análisis económico interno de los proyectos del Banco y el seguimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero en sectores de ‘alta intensidad’ (véase el Observador de Primavera de 2018). Queda por ver si el próximo presidente del Banco Mundial respetará estos compromisos. En respuesta a estas preocupaciones, 31 OSC presentaron una carta abierta al directorio ejecutivo del Banco Mundial a mediados de marzo, pidiendo al Banco que garantice que la alineación con el Acuerdo de París es una prioridad fundamental del próximo presidente del Banco Mundial.