En abril la Iniciativa de Financiación para Mujeres Emprendedoras (We-Fi, por su sigla en inglés), la creación de intermediarios financieros de Ivanka Trump, alojada y administrada por el Banco Mundial, acogió su cumbre regional en África Occidental. En conversación con la directora ejecutiva del Banco Mundial, Kristalina Georgieva, Ivanka Trump presentó la We-Fi comentando: “las mujeres son el mayor recurso con escaso apoyo del mundo en desarrollo”, animando a las mujeres a “simplemente ir a por él”. Georgieva elogió a Trump por dar a la audiencia “el mejor de los mejores consejos”.
Lanzada en la Cumbre de Líderes del G20 en 2017, We-Fi ha asignado desde entonces su primera ronda de financiación, la mayor parte de la cual (USD 75,1 millones) ha ido al Grupo del Banco Mundial, principalmente a la Corporación Financiera Internacional (CFI), el brazo del sector privado del Banco. We-Fi ha sido criticado por organizaciones de la sociedad civil (OSC) que cuestionan su contribución para lograr el objetivo del Banco de poner fin a la pobreza extrema, ya que sus préstamos se dirigen a las llamadas emprendedoras “de alto crecimiento” a través de préstamos de intermediarios financieros y, por lo tanto, es poco probable que llegue a las mujeres más pobres (véase el Observador de Otoño de 2017).
We-Fi es parte de un cambio mayor en el Banco, que da prioridad al emprendimiento de las mujeres y al desarrollo de habilidades como la “economía inteligente”, un componente clave de su Estrategia de Género – 2016 a 2023 (véase el Observador de Primavera de 2016). El nuevo presidente del Banco Mundial, David Malpass, ha declarado una prioridad “crear oportunidades de empleo para las mujeres”, y ha hecho hincapié en su apoyo a We-Fi. Actualmente, el Banco está apoyando a las mujeres emprendedoras a través de varios proyectos en países prestatarios y alberga el Female Entrepreneurship Resource Point [Punto de recursos para el emprendimiento femenino]. La CFI también lleva adelante varias iniciativas sobre emprendimiento femenino, incluyendo su asociación a la iniciativa 10.000 Mujeres de Goldman Sachs y We-Connect International, una asociación con “empresas mundiales de renombre”.
"La verdadera lucha por el poder de las mujeres en la economía es una lucha por una economía justa".Hakima Abbas, codirectora ejecutiva de la Association for Women's Rights in Development
Al mismo tiempo, el Banco sigue comprometido con la promoción de la desregulación empresarial y los bajos impuestos a las empresas a través de sus clasificaciones Doing Business y su Informe sobre el Desarrollo Mundial 2019 (véase el Observador de Invierno de 2018). Las organizaciones de derechos de la mujer WIEGO y Womankind Worldwide han argumentado continuamente que esto socava el acceso de las mujeres al “trabajo digno”, criticando al Banco por no abordar las restricciones estructurales para las mujeres en el trabajo mal remunerado, informal y precario. Sarah Gammage, del grupo de expertos International Center for Research on Women, con sede en Estados Unidos, destacó la importancia de ampliar el alcance de estas iniciativas “para mejorar los términos y condiciones del empleo y el comercio. Incluir iniciativas que permitan a las empresarias superar los obstáculos al cuidado de niños, obtener documentos de identificación adecuados, acceder a la protección social y la atención de la salud y formalizar sus negocios y la situación laboral de sus trabajadores, puede transformar el trabajo de baja productividad en un trabajo digno”.
El enfoque del Banco en las empresarias es parte de una tendencia mundial de iniciativas de financiamiento similares, incluyendo la Iniciativa para el Desarrollo y Prosperidad de la Mujer de Estados Unidos y varios otros proyectos empresariales de alto perfil, como el Coco-Cola 5×20 Program, el Wal-Mart’s Women’s Economic Empowerment Program y la ExxonMobil’s Women’s Economic Opportunity Initiative, así como las iniciativas multimillonarias de los gigantes tecnológicos Microsoft y Bumble.
Hakima Abbas, de la Association for Women’s Rights in Development, advirtió: “La enorme inyección de programas de emprendimiento para mujeres se produce en medio de una crisis de financiación mundial para los derechos de las mujeres y los movimientos feministas, los que reciben sólo el 1% de los fondos que prometen apoyar a las mujeres y las niñas, y la disminución de la financiación para los órganos creados en tratados de las Naciones Unidas, como la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por su sigla en inglés). Las mismas empresas que dicen apoyar el empoderamiento de las mujeres a menudo socavan la igualdad de género mediante la privatización, la evasión fiscal, los abusos contra los derechos humanos y el saqueo de los recursos naturales. Estas iniciativas son espejitos de colores para el poder empresarial sin restricciones, que desvía los recursos de los movimientos feministas que crean un cambio real y duradero. La verdadera lucha por el poder de las mujeres en la economía es una lucha por una economía justa”.