La brecha entre la retórica y la realidad del enfoque del Grupo del Banco Mundial (GBM) hacia los bosques quedó expuesta a finales de agosto en poco más de 24 horas, con los incendios forestales alcanzando una escala histórica en la Amazonía brasileña.
El 26 de agosto, en un tuit enviado desde la Cumbre del Grupo de los Siete (G7) en Biarritz, Francia, el presidente del GBM, David Malpass, señaló: “quedé… contento de ver que los incendios de la Amazonía son una prioridad clave para los asistentes del @G7 y comparto sus preocupaciones. El Grupo @WorldBank está listo para trabajar con nuestros gobiernos asociados a todos los niveles para ampliar las actividades destinadas a proteger los bosques y apoyar el desarrollo sostenible”.
Luego, el 27 de agosto, el sitio de noticias en línea The Intercept publicó una historia que vinculaba a los principales donantes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con la aceleración de la deforestación en la Amazonía y exponía el papel que la Corporación Financiera Internacional (CFI), el brazo inversor del sector privado del Banco Mundial, está jugando en este proceso.
Los proyectos actuales en Brasil, Indonesia, Liberia y la República Democrática del Congo parecen estar preparados para impulsar la deforestación.Ladd Connell, Bank Information Center
En 2015 la CFI realizó una inversión de capital de USD 30 millones en Hidrovias do Brasil, una empresa que – según señala el artículo de The Intercept – opera una “terminal de embarque en Miritituba, en lo profundo … del estado brasileño de Pará”. Este puerto es un engranaje crítico de un corredor de transporte más amplio en la Amazonía brasileña, desarrollado recientemente para exportar soja. El artículo añadía que la propia Revisión Ambiental y Social de la CFI había identificado la deforestación como un riesgo de la inversión: “la construcción del puerto de Miritituba, cerca de zonas aún intactas de la selva amazónica, es probable que … aceleren la conversión de hábitats naturales en áreas agrícolas, particularmente para la producción de soja”.
Los incendios amazónicos, muchos de los cuales fueron provocados por agricultores oportunistas para limpiar tierras para la agricultura y la ganadería, se produjeron a raíz de la publicación del Informe Especial sobre el Cambio Climático y la Tierra del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés) el 8 de agosto. El informe puso al descubierto la importancia de la Amazonía y otros bosques en la lucha contra el cambio climático y en la preservación de los ecosistemas naturales vitales en general. Como señaló el resumen del informe de Carbon Brief sobre las conclusiones del documento del IPCC, “la mayor fuente de pérdidas de CO2 [asociadas con la tierra] de 2007 a 2016 fue la deforestación tropical”.
Préstamos del Banco Mundial: un historial de fallos forestales
La inversión de IFC en Hidrovias do Brasil no es algo atípico. Tal como señaló el abogado y escritor Bruce Rich en su crítica de 2013, Foreclosing the Future: The World Bank and the Politics of Environmental Destruction, a pesar de la continua evolución de las normas ambientales y sociales del Banco, el impacto neto de muchos proyectos sigue siendo la destrucción de los puntos críticos de biodiversidad.
Rich destacó un informe de 2011 del Grupo de Evaluación Independiente del Banco, encargado de investigar el impacto de 20 proyectos del Banco Mundial, entre 1994 y 2004, en hábitats de tigres en países asiáticos, tras el apoyo del Banco a una “cumbre de tigres” de alto perfil en San Petersburgo en 2010. Rich escribe: “El … estudio concluyó que tres cuartas partes de los proyectos … amenazaban directamente los hábitats de los tigres y dos tercios también creaban, o estaban expuestos a, amenazas indirectas”.
Un reciente artículo de opinión de la organización de la sociedad civil (OSC) estadounidense Bank Information Center en el sitio de noticias sobre desarrollo Devex mostró que poco ha cambiado: a pesar de la creación del Plan de Acción Forestal del Banco, que abarca el periodo 2016-2020, “los proyectos actuales en Brasil, Indonesia, Liberia y la República Democrática del Congo parecen estar preparados para impulsar la deforestación”.
En una carta firmada por 77 OSC en noviembre de 2017 se pedía al Banco que tomara medidas para priorizar mejor los bosques y los derechos de los pueblos de la selva en sus préstamos y abriera a consultas sus Notas Forestales nacionales, las que se supone articularán el nexo entre los préstamos del Banco y los recursos forestales de los países prestatarios (véase el Observador de Invierno de 2017-2018).