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El FMI se une al debate sobre la ecologización del sector financiero debido a la amenaza de los riesgos climáticos para la estabilidad macroeconómica

27 enero 2020 | Traducción:Gustavo Alzugaray

The IMF's managing director Kristalina Georgieva, among others, at a seminar entitled, 'Can Central Banks Fight Climate Change' during the 2019 IMF Annual Meetings.

IMF's Managing Director Kristalina Georgieva, Gillian Tett, Shamshad Akhtar, Phillip Lane and Sabine Mauderer dialogue about proactive steps to take to promote a greener world in the seminar - Can Central Banks Fight Climate Change at the IMF Headquarters during the 2019 IMF/World Bank Annual Meetings, October 16, 2019 in Washington, DC. IMF Photograph/Ryan Rayburn

Poco después de ser nombrada nueva directora gerente del FMI a finales de septiembre, Kristalina Georgieva dejó claro que la lucha contra el riesgo climático sería una parte clave de la labor del Fondo durante su mandato (véase el Dispatch Annuals de 2019 y el Observador de Otoño de 2019).

En un panel de las Reuniones Anuales del FMI de 2019, en octubre, sobre cómo pueden los bancos centrales combatir el cambio climático, Georgieva dijo, según el medio de noticias estadounidense Bloomberg, que el Fondo “se está preparando muy rápidamente para integrar los riesgos climáticos en nuestro trabajo de vigilancia”. Georgieva, sin embargo, fue más cauta sobre cuál será exactamente el papel del Fondo: Señaló que si bien la realización de “pruebas de estrés” climáticas para tratar de medir los riesgos en países o sectores es un paso menos polémico que el Fondo podría tomar, otras medidas, como el desarrollo de una taxonomía de activos financieros sostenibles, podrían considerarse más controversiales. A principios de este año, los esfuerzos de la Unión Europea para crear una taxonomía de productos financieros “ecológicos” se vieron desviados luego de que algunos Estados Miembros de la UE objetaran que estos cambios dañarían sus industrias nacionales, con lo que la finalización de la taxonomía se retrasó hasta 2022.

El Fondo ha hecho, además, varios llamamientos en el último año para que los países adopten impuestos sobre el carbono más ambiciosos, más recientemente en su Monitor Fiscal publicado en octubre, argumentando que esta es la manera más “eficiente” para que los países apliquen el Acuerdo Climático de París, a pesar de que el escepticismo de los activistas por la justicia climática sobre si centrarse en esta política en particular es políticamente viable (véase el Observador de Verano de 2019).

Una transición ambiciosa a bajas emisiones de carbono ... no tendrá lugar a través del mercado debido a una serie de fallas del mercado que incluyen horizontes de tiempo incompatibles entre el financiamiento privado y la crisis climáticaFinanciamiento y cambio climático: un enfoque progresivo de financiamiento ecológico para el Reino Unido

Al comentar en un evento del Foro de Política de la Sociedad Civil durante las Reuniones Anuales de 2019 que exploraba el papel del FMI para ayudar a los países a abordar los riesgos climáticos, Signe Krogstrup, del Banco Central de Dinamarca, comentó: “Creo que todavía hay una discusión sobre lo que debería estar haciendo el FMI en relación con el cambio climático. … La estabilidad macroeconómica es el claro foco del FMI. Entonces, la pregunta es: ¿Es el clima macrocrítico para el Fondo y debería estar haciendo más? El clima es potencialmente macrocrítico en, al menos, dos formas: los riesgos de desastres, donde las perspectivas macroeconómicas de los países se ven afectadas negativamente por los impactos climáticos; y los riesgos de transición, donde el cambio a una economía baja en carbono puede causar un cambio en las valoraciones de activos”.

A medida que el FMI y los bancos centrales tantean el terreno sobre la financiación ecológica, es vital la creación de una política monetaria de interés público.

El cambio del FMI hacia el análisis de los riesgos climáticos se produce a medida que los bancos centrales están tratando cada vez más de abordar el problema. En 2018, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, advirtió que una transición no administrada a una economía baja en carbono podría dar lugar al repentino colapso de activos vinculados a los combustibles fósiles, lo que él llamó “un momento de Minsky climático” (véase el Observador de Verano de 2019). La Network for Greening the Financial System incluye actualmente a más de 51 miembros, la mayoría de los cuales son bancos centrales, que están trabajando en el análisis conjunto de los riesgos climáticos. A pesar de la inminente retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París bajo la Administración Trump, el gobernador de la Reserva Federal de Estados Unidos, Lael Brainard, señaló en noviembre que: “Para cumplir con nuestras responsabilidades básicas, será importante… estudiar las implicaciones del cambio climático para la economía y el sistema financiero y adaptar nuestro trabajo en consecuencia”.

Un documento reciente encargado por el Partido Laborista del Reino Unido, titulado Finance and Climate Change: A progressive green finance approach for the UK, publicado en noviembre, resalta la necesidad de crear políticas macroeconómicas robustas, en lugar de depender de enfoques impulsados por las finanzas privadas. El documento señala que “una transición ambiciosa a bajas emisiones de carbono [sic] no tendrá lugar a través del mercado debido a una serie de fallos del mercado que incluyen horizontes temporales incompatibles entre las finanzas privadas y la crisis climática, los mercados de capitales incompletos, el poder del mercado de capitales y las subjetivas clasificaciones privadas de los activos ecológicos”. Además de la creación de una taxonomía pública ecológica robusta, que identifique activos bien alineados con una transición baja en carbono, el documento pide la divulgación obligatoria de los riesgos climáticos y la ecologización de las políticas macroeconómicas del Banco de Inglaterra, incluida la forma en que esto se aplica a su compromiso con la flexibilización cuantitativa mediante la inversión en deuda empresarial.

La sociedad civil estará observando atentamente si el Fondo recomienda que los países desarrollen políticas tan robustas, o si sigue apoyando enfoques más ‘impulsados por el mercado’ para hacer frente a los riesgos climáticos.