Sería perdonable si uno no supiera que la Corporación Financiera Internacional (CFI), el brazo de préstamos del Banco Mundial para el sector privado, estaba revisando su marco de rendición de cuentas, incluyendo la efectividad de su mecanismo independiente de rendición de cuentas (IAM, por su sigla en inglés), el Defensor del pueblo (CAO, por su sigla en inglés) (véase el Observador de Invierno de 2018). A pesar de la importancia del proceso, en particular dados los numerosos casos documentados en los que el financiamiento de la CFI ha causado daños a comunidades (véase el Observador de Primavera de 2015), la única información públicamente disponible sobre la revisión es un breve anuncio hecho en octubre por la CFI y la junta directiva del Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones. En el ámbito de la revisión, debe elogiarse a la junta por ir más allá del CAO y su función y examinar la forma en que la CFI responde a los procesos del CAO. Sin embargo, la limitada información sobre el proceso, combinada con el precedente establecido por la prolongada e igualmente clandestina revisión del Panel de Inspección, el mecanismo de rendición de cuentas independiente para préstamos públicos del Banco Mundial, genera dudas sobre su resultado (véase el Observador de Otoño de 2019). Este punto de vista fue detallado en una carta de octubre a la junta directiva de la CFI firmada por 75 organizaciones de la sociedad civil. Excluir de estas discusiones a las partes interesadas del Banco y a las personas que ayudaron a crear y que son los beneficiarios de estos sistemas de rendición de cuentas no sólo es irónico, sino profundamente problemático.
El anuncio revela que la revisión estará dirigida por un equipo de expertos externos, que “buscará la opinión de un grupo de múltiples partes interesadas”. La composición del equipo de revisión, presidido por Peter Woicke, exvicepresidente ejecutivo de la CFI y miembro del Grupo de Asesores Estratégicos del CAO, inspira cierta confianza, pero podría ser lo único que lo hace. Los términos de referencia del equipo, que presumiblemente contienen un cronograma para la revisión, no ha sido revelado, ni la junta se ha comprometido a revelar las recomendaciones finales al equipo. Además, no habrá ninguna consulta pública sobre las recomendaciones, lo que se aparta de la práctica habitual para las revisiones de los IAM. En su lugar, el equipo buscará la opinión de un grupo de múltiples partes interesadas, cuya composición no ha sido revelada y al que no se le ha dado ninguna información sobre el proceso de consulta. Hay una dirección de correo electrónico en caso de que se desee enviar comentarios, con la esperanza de que se correspondan con los temas que están sobre la mesa, los que no han sido anunciados.
Hay mucho en juego con esta revisión. Una prioridad es mantener la independencia y la estructura del CAO. El jefe del CAO es seleccionado actualmente por un comité externo de representantes del sector privado, la sociedad civil y la academia, que hacen una recomendación al presidente del Grupo Banco Mundial. Esto y las disposiciones que impiden una puerta giratoria con la CFI, dan a las comunidades afectadas la confianza de que el CAO manejará sus reclamos sin favorecer a la institución que creen que les causó daño.
El Defensor del pueblo y los Paneles de inspección son demasiado importantes para las comunidades y la relevancia del Grupo Banco Mundial como para ser revisadas en secreto
Ampliando la rendición de cuentas y la solución
La estructura del CAO, que alberga el cumplimiento, la resolución de controversias y las funciones de asesoramiento bajo un mismo techo, garantiza un proceso simplificado para los reclamantes y les ayuda a decidir qué se adapta mejor a sus necesidades, si la resolución de controversias o la revisión del cumplimiento (es decir, la medida en que la CFI cumplió con sus propios reglamentos). Esto refleja la idea de que, independientemente de la función, el resultado de un proceso de reclamación debe ser: prevenir daños, proporcionar un remedio eficaz a las personas afectadas por el proyecto y el medio ambiente, y garantizar la rendición de cuentas institucional, así como mejorar continuamente la prevención y el abordaje de los riesgos sociales y ambientales y los impactos de los proyectos apoyados por las instituciones de financiación del desarrollo.
Eso no significa que no puedan fortalecerse los procesos del CAO. Por ejemplo, los reclamantes deberían tener la misma oportunidad de examinar y formular observaciones sobre el borrador de informe sobre el cumplimiento que la CFI, lo cual es coherente con los manuales de buenas prácticas de los demás IAM. El CAO también debe ser transparente sobre los criterios de admisibilidad aplicados a las reclamaciones de intermediarios financieros.
Pero la mayor prioridad es que la CFI asuma la responsabilidad de los daños causados a los reclamantes. En su favor, la CFI ha tomado recientemente algunas medidas importantes para mejorar su enfoque en el riesgo ambiental y social y ha adoptado cambios estructurales que, si se implementan bien, podrían prevenir mejor los daños a las comunidades (véase el Observador de Verano de 2019). Pero estos cambios no son suficientes. La página principal de la CFI se da crédito por resultados que no habrían ocurrido sin la participación de la CFI. Sin embargo, cuando algo sale mal en un proyecto financiado por la CFI, apunta con el dedo a su cliente y reclama “no es nuestra culpa”. Veremos si los tribunales compran ese argumento (véase el Observador de Primavera de 2019). Mientras tanto, la CFI debe participar en procesos de solución de controversias, cuando las partes la inviten, y asegurarse de que su respuesta a las investigaciones sobre el cumplimiento produzca cambios significativos para los reclamantes. Puede hacer ambas cosas estableciendo un fondo de reparación que podría utilizarse para complementar lo que el cliente ha ofrecido (ver el Observador de Invierno de 2019).
Un pequeño pero importante paso que la CFI podría dar es exigir a sus clientes que divulguen la disponibilidad del CAO. El CAO y el Grupo de Inspección son demasiado importantes para las comunidades y la credibilidad del Grupo del Banco Mundial como para ser revisados en secreto.