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Los crecientes riesgos no disuaden al Banco Mundial y al FMI de prestar apoyo al megaproyecto de gas de Mozambique

20 noviembre 2020 | Traducción:Gustavo Alzugaray

El presidente del Banco Mundial David Malpass visita Mozambique en Maio de 2019, después del ciclón Idai. Crédito: Banco Mundial

A pesar del compromiso del Banco Mundial de alinear sus actividades con el Acuerdo de París y de la retórica pública de la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, sobre la necesidad de una “recuperación ecológica” de la pandemia de Covid-19, ambas instituciones han proporcionado un apoyo importante a un nuevo y controvertido megaproyecto de gas en el norte de Mozambique.

Un consorcio liderado por la mayor petrolera francesa Total firmó un acuerdo de financiamiento de la deuda de USD 14.900 millones en julio para extraer y exportar gas como parte del proyecto de gas natural licuado (GNL) de Mozambique, en un acuerdo que equivale a uno de los mayores proyectos de inversión de la historia.

El Banco Mundial ha proporcionado asistencia técnica para el proyecto de GNL de Mozambique en el marco del Mining and Gas Technical Assistance Project (MAGTAP). Tal como señaló el sitio de noticias en línea Africa Intelligence, el MAGTAP, que se ha ampliado recientemente hasta finales de 2021, se financia con USD 50 millones del Banco Mundial y USD 8,15 millones del Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido. El MAGTAP ha desempeñado “un papel importante en la negociación de contratos de minería e hidrocarburos a gran escala”, según Africa Intelligence, incluyendo “transacciones en el codiciado bloque de gas 1, operado por Total, y el bloque 4, operado conjuntamente por ExxonMobil y ENI”. La pandemia de Covid-19 ha retrasado una decisión final de inversión sobre el bloque 4, según Reuters.

El boom del gas ha venido acompañado de un aumento de los conflictos, la violencia, la corrupción y la desigualdad socialFriends of the Earth (FoE) International, FoE France y FoE Mozambique

Aunque el Banco ha anunciado que ya no financiará proyectos de exploración y producción de petróleo y gas a partir de este año (véase el Observador de Primavera de 2018), la política excluye la labor de asistencia técnica de la institución.

El FMI también ha expresado su apoyo de alto perfil al proyecto, con Abebe Aemro Selassie, director del departamento para África del FMI, comentando sobre las perspectivas económicas de Mozambique en noviembre que “el GNL puede ser un factor de cambio de juego para la transformación económica, el desarrollo y el crecimiento inclusivo, lo que potencialmente saca a millones de personas de la pobreza si se ponen en marcha las políticas adecuadas”.

¿Se sobrevaloran los beneficios y se pasan por alto los riesgos?

Sin embargo, los grupos de la sociedad civil siguen siendo muy escépticos con respecto a la narrativa del “gas como desarrollo”. Un informe de junio, publicado conjuntamente por Friends of the Earth (FoE) International, FoE France y FoE Mozambique, sostuvo que el descubrimiento de gas en el norte de Mozambique hace una década ya ha dado lugar a un empeoramiento de las condiciones para los mozambiqueños: “El auge del gas ha llegado con un mayor conflicto, violencia, corrupción y desigualdad social… Las principales compañías de gas están en una posición de poder y pueden establecer las reglas y apoderarse de las ganancias”.

Las leyes fiscales promovidas por el propio Banco pueden limitar la ganancia del proyecto para el Estado. La investigación de junio de la organización de la sociedad civil alemana Urgewald señaló que, “en 2014 el apoyo presupuestario del Banco Mundial de USD 110 millones a Mozambique requirió que el gobierno aprobara una nueva ley de impuestos sobre el petróleo… [eso] incluye… exenciones del IVA y tasas de depreciación aceleradas para la exploración de petróleo y gas. Estas medidas pueden reducir significativamente los tipos impositivos efectivos para las empresas que participan en el desarrollo [del proyecto]”.

Un análisis de sostenibilidad de la deuda para Mozambique realizado por el Banco Mundial y el FMI en abril puso de relieve varios nuevos riesgos a los que se enfrenta el desarrollo del GNL de Mozambique, incluidos los impactos potencialmente graves de la Covid-19 en el país, los retrasos en los proyectos y las perturbaciones prolongadas para la economía y el comercio mundiales. Y añadió: “Siguen existiendo riesgos previamente identificados, entre ellos… un deterioro de la situación de seguridad en el norte … y … fenómenos climáticos extremos”.

De hecho, tras el anuncio de Total en julio, los insurgentes islamistas capturaron un puerto estratégico clave a solo 60 km al sur de la ubicación del proyecto el 12 de agosto, lo que planteó la posibilidad de que un conflicto civil interrumpiera el proyecto.

Además, los contratos de exportación de GNL suelen estar vinculados al índice mundial de precios del petróleo. Los analistas de Carbon Tracker han predicho que la Covid-19 ha producido “un avance del momento de la demanda máxima de combustibles fósiles [mundial]”, que “probablemente reduzca el valor de las reservas de petróleo, gas y carbón en casi dos tercios, lo que aumentaría el riesgo y la probabilidad de activos varados”, en las próximas décadas.

Incluso si tales pronósticos resultan un obituario prematuro para la industria de los combustibles fósiles, al final, las proyecciones de ingresos seguras para el proyecto sólo se materializarán si se detiene la acción climática mundial. Tal como aparece en el sitio de noticias en línea Climate Home, “La apuesta sólo puede dar sus frutos en un planeta peligrosamente sobrecalentado”.