Tras las protestas de las organizaciones de la sociedad civil (OSC), ONU Mujeres ha suspendido una controvertida asociación con BlackRock, la administradora de fondos de inversión más grande del mundo. Casi 600 OSC firmaron una carta en agosto en la que exigían su terminación, citando la historia de BlackRock como una institución “en bancarrota moral” y un importante inversor en combustibles fósiles y fabricantes de armas.
Este caso refleja intentos cada vez más descarados de captura empresarial de las esferas de desarrollo y gobernanza mundial a través del ‘lavado rosa’, que permite a las empresas posicionarse como empoderadoras de las mujeres, mientras emprenden acciones que las perjudican en busca de ganancias.
Esto no ha impedido que la Corporación Financiera Internacional (CFI), el brazo del sector privado del Banco Mundial, se asocie con Uber y promocione la economía gig [forma de trabajo donde las personas desempeñan trabajos temporales o realizan tareas específicas, que cobran de forma independiente sin tener que trabajar para un empleador] para “empoderar económicamente a las mujeres”. Los recientes ‘Uber Files’ son un ejemplo de ello, ya que Uber afirma que empodera a las mujeres, al tiempo que socava los derechos laborales (véase el Observador de Verano de 2021).
En respuesta a los ‘Uber Files’, la profesora Kate Bedford de la Universidad de Birmingham enfatizó que “[la participación de la CFI] es importante porque el GBM [Grupo Banco Mundial] es muy influyente en el desarrollo internacional”.