El 27 de octubre el FMI llegó a un acuerdo a nivel de personal técnico con Egipto para la firma de un Servicio Ampliado del FMI (SAF) de USD 3.000 millones de 46 meses. Egipto también ha solicitado USD 1.000 millones adicionales al Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad del FMI. Si bien el programa del SAF señala que los objetivos del acuerdo están dirigidos a salvaguardar la estabilidad macroeconómica y la sostenibilidad de la deuda, las soluciones a largo plazo a los problemas de deuda del país no aparecen. El acuerdo aún está pendiente de la aprobación del directorio del FMI, que se discutirá en la reunión del directorio el 16 de diciembre, según su calendario oficial.
Desde 2016 Egipto ha tenido que regresar repetidamente al FMI en busca de apoyo financiero, lo que genera dudas sobre la efectividad de las recetas de políticas del Fondo. Un informe de 2019 de Oxfam Internacional constató que los programas del FMI en el país han “contribuido a una disminución del gasto social y un aumento de la pobreza” (véase el Observador de Invierno de 2019 y de Verano de 2018; y el At Issue de Febrero de 2017).
Desde que el presidente Abdel Fattah El-Sisi asumió el cargo en 2014, la deuda externa de Egipto ha aumentado rápidamente, especialmente debido a la dependencia del Estado de los grandes préstamos. En junio, su deuda externa ascendía a USD 155.000 millones, de los cuales USD 52.000 millones se adeudaban a instituciones multilaterales (el 44,7% de ellos al FMI, según el Banco Central de Egipto).
Tim Jones, de la organización de la sociedad civil con sede en el Reino Unido Debt Justice, dijo: “El préstamo del FMI solo se utilizará para pagar a los prestamistas anteriores, mientras mantiene a Egipto atrapado en una crisis de deuda. El FMI está cometiendo los mismos errores que en las décadas de 1980 y 1990, rescatando a prestamistas imprudentes como los tenedores de bonos privados. Esto asegura la continuidad de la crisis de deuda, al tiempo que incentiva a los prestamistas a seguir actuando imprudentemente en el futuro”.
Otros países de ingreso medio y bajo muy endeudados, como Mauritania, Túnez y Chad (véase el Observador de Invierno de 2022), están negociando actualmente programas de préstamos con el FMI.