Desde la invasión rusa, la deuda externa de Ucrania se ha disparado, ya que ha dependido del apoyo financiero de Occidente. Según un nuevo informe del Instituto Oakland, la ayuda occidental, particularmente a través de las Instituciones Financieras Internacionales (IFI), está condicionada a programas drásticos de ajuste estructural, incluidos recortes en las redes de seguridad social y la privatización de los sectores económicos.
Un ajuste estructural clave iniciado por las instituciones financieras internacionales en Ucrania fue la creación de un mercado de tierras y la desregulación del sector agrícola (véase el Observador de Verano de 2022). El informe constató que, como consecuencia, el 28% de las tierras cultivables del país fueron adquiridas por oligarcas y grandes agronegocios, con los mayores terratenientes siendo controlados por actores extranjeros. Esto continúa la tendencia de concentración del comercio de granos, con unas pocas empresas que controlan alrededor del 70%-90% del comercio mundial de granos (véase el Observador de Verano de 2022). En Ucrania, la mayoría de los terratenientes están en deuda con el Banco Mundial y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, lo que les da participaciones financieras en agronegocios y plantea cuestiones legales teniendo en cuenta la prohibición de Ucrania de la propiedad extranjera de la tierra.