Gobernanza de las IFI

Análisis

El reloj está corriendo: ¿Significará la 16ª Revisión de Cuotas del FMI una mayor pérdida de legitimidad para el Fondo?

6 noviembre 2023 | Traducción:Gustavo Alzugaray

BRICS leaders’ official photo at the XV BRICS Summit in Johannesburg, South Africa, August 2023.

BRICS leaders’ official photo at the XV BRICS Summit in Johannesburg, South Africa, August 2023. Credit: Ricardo Stuckert/PR

A medida que el sistema mundial se enfrenta a los complejos desafíos de una perspectiva de crecimiento más lento, alta inflación y crecientes niveles de deuda, la ampliación del grupo BRICS, después de la Cumbre de Johannesburgo en agosto, es el último intento de remodelar el orden mundial. En su declaración de la Cumbre, los líderes de los BRICS exigieron una mayor participación en los asuntos mundiales, pidiendo repetidamente “una mayor representación de los mercados emergentes y los países en desarrollo” en las instituciones internacionales, subrayando la urgencia de reformar la estructura de gobernanza del FMI. Esta estructura, basada en un sistema de cuotas que concentra el poder formal de toma de decisiones en manos de unos pocos países ricos, no solo es antidemocrática y neocolonial, sino que ya no refleja las realidades económicas actuales (véase Al interior de las instituciones, El Banco Mundial, la gobernabilidad del FMI y la toma de decisiones).

La primera expansión de los BRICS en 13 años duplicará el número de miembros del grupo y ampliará su alcance mundial, lo que agregará nueva presión para la reforma del FMI, que actualmente está inmerso en su 16ª Revisión General de Cuotas, la que se completará en diciembre de 2023. El intento del grupo de cambiar el equilibrio de poder mundial está ganando apoyo en el Sur Global, donde muchos países se sienten marginados por un sistema internacional que consideran dominado por Estados Unidos y sus aliados ricos. El FMI no es una excepción, ya que la UE y Estados Unidos dominan la estructura de toma de decisiones de la institución con una participación con derecho a voto del 29% y el 16,5% respectivamente, lo que les da poder de veto de facto sobre todas las decisiones importantes del Fondo, que requieren una mayoría del 85%.

La legitimidad está disminuyendo a medida que Estados Unidos y Europa se quedan sin excusas para bloquear la reforma

Los objetivos y compromisos para la actual revisión de las cuotas han estado sobre la mesa con un discurso similar durante al menos 15 años, a saber, continuar “el proceso de reforma de la estructura de gobernanza del FMI, incluida una nueva fórmula de asignación de cuotas como guía” y garantizar “el papel primordial de las cuotas en los recursos del FMI”. Estos objetivos, sin embargo, contradicen lo que es geopolíticamente posible. El auge de los países de ingreso medio (MICs, por su sigla en inglés), principalmente China, significa que una revisión de las cuotas que refleje adecuadamente las realidades económicas actuales le daría a China una participación significativa en las cuotas, lo que la convertiría en el segundo mayor accionista del FMI, superando fácilmente a Japón (véase el Observador de Invierno de 2017). Dado que tal cambio tendría que producirse a expensas de las potencias europeas y que Estados Unidos perdería su poder de veto, es probable que Occidente bloquee un realineamiento total de las cuotas.

“Lo que más falta hace no son nuevas ideas o nuevas fórmulas, sino la voluntad política de los accionistas dominantes de ceder espacio a las economías dinámicas en desarrollo”Paulo Batista Nogueira Jr., ex director ejecutivo brasileño del FMI y vicepresidente del Nuevo Banco de Desarrollo.

Con la expansión de los BRICS, parece que China está trabajando duro para ampliar las alianzas y forjar la alineación entre los MICs. Esto será difícil, ya que el grupo es una mezcla de autocracias poderosas y democracias de ingreso medio y en desarrollo con intereses muy divergentes. Alinear los MIC en torno a una estrategia compartida de reforma de las cuotas será aún más difícil, ya que el grupo está casi por igual infrarrepresentado y sobrerrepresentado por la fórmula existente.

En este juego geopolítico, los vulnerables países de ingreso bajo (LICs, por su sigla en inglés) son los que más tienen que perder. Si bien es más probable que obtengan préstamos del FMI, tienen una influencia limitada para determinar los marcos de asesoramiento en materia de políticas y la condicionalidad asociados a sus préstamos (véase Al interior de las instituciones, ¿Cuáles son las principales críticas al Banco Mundial y el FMI?), que a menudo incluyen políticas estrictas de consolidación fiscal, como la privatización de los servicios públicos (véase el Observador de Invierno de 2018) y el recorte de los programas de protección social, medidas con efectos adversos sobre la pobreza, la desigualdad y los derechos humanos (véase el Observador de Verano de 2023).

El FMI denuncia la fragmentación, mientras hace poco para sanar las heridas

En este contexto, las perspectivas actuales de una reforma significativa de las cuotas son limitadas. La principal ambición del FMI es lograr un aumento equiproporcional de las cuotas, manteniendo las cuotas existentes pero aumentando su valor absoluto, asegurando así un aumento de los recursos del FMI. En particular, las cuotas del Fondo tendrían que aumentar hasta en un 267%, es decir, USD 1,16 billones, para cubrir las necesidades brutas de financiamiento externo de los países más vulnerables. Pero incluso eso podría ser difícil de lograr si algunos países toman esto como un elemento de presión para forzar otras reformas. “Lo que más falta hace no son nuevas ideas o nuevas fórmulas, sino la voluntad política de los accionistas dominantes de ceder espacio a las economías dinámicas en desarrollo”, destaca Paulo Batista Nogueira Jr., ex director ejecutivo del FMI por Brasil y vicepresidente del Nuevo Banco de Desarrollo.

Las economías avanzadas deberían, como mínimo, trabajar para alinear a los MICs sobrerrepresentados por la actual fórmula de cuotas y poner de su lado a los LICs ofreciendo algunas concesiones valiosas, como aumentar la proporción de votos básicos, implementar el viejo reclamo del G24 de asignar un puesto más en la Junta Ejecutiva del FMI a África Subsahariana, o desvincular las asignaciones de Derechos Especiales de Giro del sistema de cuotas, tal y como propuso la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. Aunque esto está muy por debajo de las grandes reformas necesarias, tales medidas garantizarían al menos que el FMI evite un mayor deterioro de su legitimidad.