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La elección del Banco Mundial para albergar el nuevo Fondo de Pérdidas y Daños provoca la ira de los países en desarrollo y de los activistas de la sociedad civil

30 enero 2024 | Traducción:Gustavo Alzugaray

Civil society advocates call for contributions to the new Loss and Damage Fund at COP28 in Dubai, United Arab Emirates, on 4 December. Credit: UNFCCC/Mahmoud Khaled.

Civil society advocates call for contributions to the new Loss and Damage Fund at COP28 in Dubai, United Arab Emirates, on 4 December. Credit: UNFCCC/Mahmoud Khaled.

A principios de noviembre, tras tensas negociaciones, el Comité de Transición sobre Pérdidas y Daños (TC, por su sigla en inglés) adoptó un paquete de propuestas para poner en funcionamiento un nuevo Fondo de Pérdidas y Daños (LDF, por su sigla en inglés), que incluye un acuerdo por el que será acogido por el Banco Mundial durante cuatro años con carácter provisional.

El acuerdo de las propuestas del TC, que se aprobó formalmente en la COP28 celebrada en Dubái (Emiratos Árabes Unidos) el 30 de noviembre, se produjo tras las marcadas divisiones que surgieron entre los representantes de los países desarrollados y los de los países de ingreso bajo y medio durante las negociaciones, ya que se descartó la opción de crear un fondo independiente en favor de una propuesta liderada por Estados Unidos de un fondo acogido por el Banco Mundial.

El LDF, cuya creación se acordó en la COP27 de 2022 (véase el Observador de Primavera de 2023), con un mandato de un año para aclarar cómo se pondría en marcha, tiene por objeto ayudar a los países a hacer frente a las crecientes pérdidas y daños causados por el cambio climático. Tal como señaló el representante de Barbados, Avinash Persaud, en la reunión del TC de noviembre, esto ya asciende a casi USD 200.000 millones al año en los países vulnerables al clima.

El Banco Mundial, como anfitrión interino del nuevo Fondo de Pérdidas y Daños, encarna un enfoque profundamente erróneo”, dijo Harjeet Singh, de la Climate Action Network International. “Arraigada en políticas neoliberales, su estructura de gobernanza ha favorecido durante mucho tiempo a los países ricos, a menudo en detrimento de los países en desarrollo. El Fondo de Pérdidas y Daños debe ser independiente, equitativo y estar verdaderamente en sintonía con las necesidades de las comunidades vulnerables.Harjeet Singh, CAN-International

Sin embargo, las negociaciones sólo dieron lugar a un discurso sobre contribuciones voluntarias en lugar de obligatorias basadas en la responsabilidad histórica de los países desarrollados por el cambio climático. Las promesas iniciales al LDF tras su aprobación en la COP28 ascendieron a USD 792 millones.

Voces de la sociedad civil rechazan la elección del Banco Mundial como anfitrión del Fondo

A medida que el Banco emergía como el probable anfitrión del LDF en noviembre, los países en desarrollo presentaron una amplia lista de demandas exigidas para aceptar la propuesta, incluyendo la autonomía del directorio del FMI para seleccionar a su director ejecutivo y para “establecer y utilizar sus criterios de elegibilidad, sobre la base de la orientación de la CMNUCC y el Acuerdo de París, incluso en los casos en que difiera de los criterios del Banco Mundial”.

Los activistas de la sociedad civil también expresaron su profunda preocupación por la selección del Banco como anfitrión. “El Banco Mundial, como anfitrión interino del nuevo Fondo de Pérdidas y Daños, encarna un enfoque profundamente erróneo”, dijo Harjeet Singh, de la Climate Action Network International. “Arraigada en políticas neoliberales, su estructura de gobernanza ha favorecido durante mucho tiempo a los países ricos, a menudo en detrimento de los países en desarrollo. El Fondo de Pérdidas y Daños debe ser independiente, equitativo y estar verdaderamente en sintonía con las necesidades de las comunidades vulnerables. No puede estar bajo el control de una institución con un historial de prácticas injustas y perjudiciales para el medio ambiente” (véase el informe The World Bank and the environment: A legacy of negligence, reform, and dysfunction).

Aunque el LDF estará bajo su propia estructura de gobernanza –en lugar de bajo el control de la junta directiva del Banco, donde Estados Unidos conserva el poder de veto de facto sobre las decisiones clave–, hay otras razones para preocuparse por el acuerdo de acogida.

En un artículo de opinión publicado el 3 de noviembre por el medio de noticias en línea Climate Home, David Archer, de ActionAid International, representante de la sociedad civil en la Alianza Mundial para la Educación (AME), uno de los 26 fondos de intermediarios financieros que actualmente alberga el Banco Mundial, comentó sobre el aumento de las tasas administrativas cobradas por el Banco en los últimos años: “Hace unos años, esto subió al 17% (del 12% de los costos de la Secretaría) y luego el banco intentó aumentarlo al 24%. Esto provocó la indignación de la junta directiva de la AME, que negoció la reducción al 20,5%”.

La noción de que el Banco es un anfitrión ‘interino’ del LDF también fue recibida con incredulidad por los observadores de la sociedad civil, después de la larga saga de los Fondos de Inversión Climática (CIF, por su sigla en inglés) auspiciados por el Banco Mundial. Cuando se crearon los CIF en 2008, se incluyó una ‘cláusula de expiración’, en el entendimiento de que los CIF se cerrarían más tarde para dar paso a un fondo climático con sede en las Naciones Unidas. A pesar de la posterior creación del Fondo Verde del Clima con sede en las Naciones Unidas, la decisión de invocar la cláusula de expiración se retrasó en 2016 y se suspendió indefinidamente en 2019 (véase el Observador de Verano de 2019).