Gobernanza de las IFI

Análisis

El antidemocrático acuerdo de caballeros añadirá un reto extra para el próximo director gerente del FMI

9 abril 2024 | Traducción:Gustavo Alzugaray

Artcover of the Observer Spring 2024, showing cartoons representing the IMF and World Bank shaking hands holding the EU and US flags respectively

En septiembre expirará el mandato de la actual directora gerente (DG) del FMI, Kristalina Georgieva. El 14 de marzo la Junta del FMI inició el proceso formal para designar a un nuevo director general, con nominaciones abiertas durante tres semanas y que se cerrarán a principios de abril, antes de las Reuniones de Primavera del FMI y el Banco Mundial. Si bien se rumoreaba que el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, y el irlandés, Paschal Donohoe, que lidera el Eurogrupo de ministros de Finanzas de la eurozona, habían considerado postularse, hasta ahora no se han presentado candidaturas formales.

La carrera parece bastante decidida, ya que los ministros de Finanzas de la Unión Europea ya respaldaron a Kristalina Georgieva para un segundo mandato a principios de marzo. Las organizaciones de la sociedad civil rechazaron esta medida, que demuestra una vez más que el ‘acuerdo de caballeros’, un pacto no escrito que ha garantizado durante 80 años que el director gerente del FMI haya sido un europeo y el presidente del Banco Mundial un ciudadano estadounidense, está vivo y coleando (véase Al Interior de las instituciones, ¿Qué es el ‘acuerdo de caballeros’?). En la práctica, esto se traduce en que no es probable que surjan otros candidatos, especialmente del Sur Global, ya que Georgieva parece estar en camino de obtener el respaldo de los accionistas mayoritarios del FMI, lo que significa que las puertas ya están cerradas incluso antes de que comience el proceso (véase Al Interior de las instituciones, La toma de decisiones y gobernanza del FMI y el Banco Mundial).

La sociedad civil mundial y los países del Sur Global han pedido durante mucho tiempo que se ponga fin a este acuerdo neocolonial ilegítimo y que se establezca un proceso de nombramiento más democrático. Esto debería garantizar que la selección del próximo director gerente se lleve a cabo conforme a un proceso basado en el mérito, abierto y transparente, respaldado por criterios que impliquen un compromiso demostrado con los derechos humanos internacionales, los principios feministas, el desarrollo verde y equitativo, así como el compromiso de los candidatos con la sociedad civil para esbozar las prioridades del FMI y los votos de los accionistas disponibles públicamente.

En medio de estas difíciles condiciones económicas y de un panorama mundial de paz y seguridad global particularmente volátiles, Georgieva, como líder del Fondo, enfrentará una mayor presión de los estados del Sur Global para reformar la arquitectura económica global para abordar un mundo sumido en crisis sistémicas.

La falta de reforma de la estructura de gobernanza se traducirá en un aumento de la presión sobre el FMI

Suponiendo que sea reelegida, es probable que el próximo mandato de Georgieva sea aún más difícil que el primero. Su primer mandato estuvo marcado por numerosas crisis, desde la desigual recuperación de la pandemia del Covid-19 y los efectos económicos y sociales de los conflictos en Ucrania y Palestina, hasta el drástico aumento de los costos de capital y el empeoramiento de la crisis de la deuda de los países de ingreso bajo y medio. Estas crisis exacerbaron aún más los desafíos mundiales existentes, como el cambio climático, el aumento de la desigualdad y el consiguiente aumento de la inestabilidad social y política, así como la fragmentación del orden multilateral (véase el Observador de Verano de 2022).

Sus esfuerzos para hacer frente a estas crisis sistémicas superpuestas, incluyendo una asignación histórica de Derechos Especiales de Giro (DEG) en 2021, el lanzamiento de un nuevo Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad (FFRS) (véase el Observador de Primavera de 2022), y la obtención de apoyo financiero fundamental para países como Ucrania y Argentina, se consideraron logros clave. Sin embargo, el Fondo sigue estando muy condicionado por factores geopolíticos relacionados con su gobernanza desigual, y el director general a menudo se ve obligado a caminar por una delgada línea tratando de gestionar los intereses cada vez más controvertidos de los accionistas. La asignación de DEG (véase el informe, Reconceptualising Special Drawing Rights as a tool for development finance) estuvo determinada por la política interna de Estados Unidos y no por las necesidades mundiales y, debido al anacrónico sistema de cuotas del FMI, se distribuyó de manera desigual en función del tamaño relativo de la participación accionaria de los países en el FMI. Del mismo modo, si bien el FFRS proporciona financiamiento en condiciones concesionarias, para acceder a él, los países deben tener otros programas de préstamos con el FMI y aceptar políticas de austeridad (véase el Observador de Invierno de 2022), combinado con una cuestionable condicionalidad verde del propio FFRS, lo que limita su margen fiscal y de políticas para abordar, antes que nada, su vulnerabilidad al cambio climático (véase el Observador de Primavera de 2024).

En medio de estas difíciles condiciones económicas y de un panorama de paz y seguridad mundial particularmente volátil, Georgieva, como líder del Fondo, se enfrentará a una mayor presión por parte de los Estados del Sur Global para que reforme la arquitectura económica mundial a fin de hacer frente a un mundo sumido en crisis sistémicas. En la Nueva Agenda para la Paz, el Secretario General de las Naciones Unidas expresó su preocupación por las consecuencias en materia de seguridad de un panorama geopolítico fragmentado. La internalización de la geopolítica en el sistema financiero internacional a través de la continuación del ‘acuerdo de caballeros’ crea más tensiones en el sistema multilateral. Como producto de este acuerdo tácito, Georgieva seguirá siendo percibida como el instrumento del control occidental del Fondo, sobre todo porque el FMI tiene un historial de aplicación de normas diferentes para los países amigos de los gobiernos occidentales. Esto se vio, más recientemente, cuando los accionistas apoyaron un cambio en la Política de Acceso Excepcional para permitir más financiamiento a Ucrania, al tiempo que condicionaron el rescate más reciente del FMI de Pakistán a un acuerdo de armas con Ucrania. Independientemente de su experiencia y esfuerzos, el nuevo mandato de Georgieva no representa el cambio necesario, sino más bien el status quo, lo que afecta su capacidad para ser una líder eficaz en la lucha contra las crisis existentes, y contribuye precisamente a la dinámica esbozada en la Agenda para la Paz de la ONU.

En una nueva carta de la sociedad civil enviada a la Junta del FMI el 26 de marzo, se pedía al próximo director gerente del FMI que diera prioridad a las políticas y los sistemas que fueran transformadores en materia de género, equitativos, ambientalmente sostenibles y coherentes con las normas internacionales sobre derechos humanos. La carta señala que los objetivos del director general para el próximo mandato deben incluir: una nueva asignación de DEG para ayudar a satisfacer las necesidades urgentes de financiamiento de los países en desarrollo de manera que no generen cargas de deuda adicionales ni condicionalidad indebida en materia de políticas; la promoción de la tributación progresiva; el apoyo a una resolución sostenible de la deuda en lugar de la condicionalidad de la austeridad; la reforma de la fórmula de cuotas del FMI para reflejar con exactitud los cambios en la economía mundial; un compromiso para establecer una política de derechos humanos con una evaluación de impacto ex ante y ex post de todas las políticas y programas del FMI.