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Análisis

Oportunidad perdida: La hoja de ruta del Banco Mundial no logra trazar el camino hacia mejores resultados en materia de desarrollo

9 abril 2024 | Traducción:Gustavo Alzugaray

World Bank President Ajay Banga in his previous role as CEO of Mastercard at D

Se espera que las Reuniones de Primavera del Banco Mundial que se celebrarán en Washington DC a finales de este mes se centren en el progreso de la hoja de ruta de evolución del Banco, con énfasis en el aumento del volumen de préstamos, su hoja de ruta de evolución, la racionalización de su cuadro de mando corporativo y la exploración del uso de capital híbrido. La 21ª reposición de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el brazo prestamista del Banco Mundial para países de ingreso bajo, también tendrá un papel destacado (véase el Observador de Primavera de 2024).

En las Reuniones Anuales del Banco Mundial y el FMI celebradas en Marruecos en octubre de 2023, la dirección del Banco presentó a su Comité para el Desarrollo una actualización de la Hoja de Ruta titulada “Poner fin a la pobreza en un planeta habitable” (véase el Dispatch Annuals 2023). En las reuniones también se presentó un nuevo manual de estrategias.

Si bien se está hablando mucho de la promesa de la Hoja de Ruta de transformar el financiamiento para el desarrollo, el Directorio Ejecutivo y la gerencia del Banco se han negado a comprometerse con las demandas contenidas en un informe de julio de 2023 respaldado por 74 organizaciones de la sociedad civil y académicos, en el que se pedía una revisión externa e independiente de la eficacia del Grupo Banco Mundial en materia de desarrollo; la inversión del sesgo del Banco hacia el sector privado con el fin de apoyar los bienes públicos mundiales; y la elaboración y el financiamiento de una política de derechos humanos. Los esfuerzos por eludir el fracaso del G7 a la hora de cumplir sus compromisos de asistencia oficial para el desarrollo (AOD) y financiamiento climático han llevado a la reactivación y el refuerzo de la fallida agenda de ‘miles de millones a billones’, y han dado lugar a un claro enfoque en la creación de bancos multilaterales de desarrollo (BMD) más grandes en lugar de mejores. Algunas de las implicaciones de la fuerte dependencia que tiene la Hoja de Ruta del financiamiento privado ocuparán un lugar destacado en las reuniones, incluida la estrategia de salida de la Corporación Financiera Internacional (CFI), el brazo de préstamos al sector privado del Banco, el establecimiento de un fondo de reparación y las denuncias de represalias de la CFI contra los denunciantes (véase el Observador de Invierno de 2023).

[La Hoja de Ruta] se basa en evitar debates sobre la rendición de cuentas por las intervenciones económicas que socavaron los derechos sociales y económicos, incluidos los de autodeterminación y desarrollo.Rodolfo Lahoy, IBON International

La hoja de ruta no aborda la persistente falta de transformación económica en los países de ingreso bajo y medio

Además de utilizarse para ocultar los fracasos del G7 mencionados anteriormente, los llamamientos a triplicar el financiamiento de los BMD a USD 390.000 millones por año para 2030 –incluso a través de la Hoja de Ruta– también son en parte una reacción a la creciente presión sobre los accionistas del Banco Mundial por parte de la Iniciativa de Bridgetown y otros llamamientos de los países del Sur Global y la sociedad civil para que se realicen reformas urgentes en la arquitectura financiera internacional a raíz de la respuesta desigual a la crisis de la pandemia del Covid-19 y la crisis climática. Esto sigue teniendo un impacto negativo en el desempeño económico, el gasto social esencial y la inversión en la transformación verde, y ha costado innumerables vidas en el Sur Global.

Si bien los llamamientos a la reforma desde el Sur Global incluían una fuerte demanda de un aumento significativo del financiamiento para el desarrollo, con énfasis en los recursos concesionales y subvenciones, también se centraban en gran medida en la reforma de las estructuras de gobernanza no democráticas para crear ‘mejores’ instituciones que respondieran más adecuadamente a las necesidades de los países de ingreso bajo y medio. El documento final de la reunión de enero de 2024 de la Tercera Comisión del Sur en Kampala, que reunió a 135 miembros del G77, “pidió una reforma urgente de la arquitectura financiera internacional”.

Lamentablemente, la Hoja de Ruta se ha centrado en aumentar el financiamiento del Banco Mundial, con escaso análisis basado en datos empíricos de las políticas y las reformas de gobernanza necesarias para garantizar mejores instituciones que satisfagan las apremiantes necesidades de desarrollo de los PIBM. Aludiendo a la incapacidad del actual sistema internacional de desarrollo, incluidos el Banco Mundial y el FMI, para estimular la transformación económica necesaria para poner fin a la dependencia de los productos básicos entre los PIBM, en el documento de la Tercera Comisión del Sur se subraya “la importancia crítica de la industrialización para los países en desarrollo” y se afirma el apoyo del grupo a “las Naciones Unidas para que desempeñen un papel central y de coordinación en la cooperación internacional para el desarrollo”.

Un análisis realizado en octubre por el Center for Global Development (CGD), con sede en Estados Unidos, que contrastó la iniciativa de la Hoja de Ruta con su predecesora, la Mirada hacia Adelante aprobada en 2018, concluyó que “la Hoja de Ruta de la Evolución ofrece más detalles que la Mirada hacia Adelante, pero sin embargo el nivel de ambición en la mayoría de las categorías es modesto”. El análisis señaló que se enfocó en ocho ‘desafíos mundiales’: Clima/adaptación, fragilidad y conflictos, prevención de pandemias, acceso a la energía, seguridad alimentaria, seguridad hídrica, digitalización y protección de la biodiversidad y la naturaleza. El CGD destacó el cambio de enfoque de los países de bajo ingreso (LIC) en la Mirada hacia Adelante a un deseo declarado de apoyar a los países de ingreso medio (MIC) en la Hoja de Ruta como la mayor diferencia entre los dos.

A medida que la sociedad civil mundial se prepara para colaborar con los accionistas y la gerencia del Banco Mundial en la puesta en práctica de las propuestas de la Hoja de Ruta para aumentar el crédito mediante el uso de capital híbrido y el impulso para una reposición ‘histórica’ de la AIF-21 en las Reuniones de Primavera (véase el Observador de Primavera de 2024), sigue siendo esencial que siga apoyando los llamamientos anteriores de los PIBM y sus poblaciones marginadas para que se reoriente la Hoja de Ruta (véase el Observador de Verano de 2023), y para que se produzcan cambios significativos no sólo en los volúmenes de financiamiento, sino también en las políticas y enfoques respaldados por el Banco y las estructuras de incentivos dentro de él. En respuesta al proceso, Rodolfo Lahoy, de IBON International, destacó: “¿Sobre qué base se asienta el mandato de desarrollo ‘evolucionado’ del Banco? Se basa en afirmaciones autoatribuidas que repiten el mismo paradigma de desarrollo que creó duras crisis. Se basa en evitar los debates sobre la rendición de cuentas por las intervenciones económicas que socavan los derechos sociales y económicos, incluidos los derechos a la libre determinación y al desarrollo”.