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La crisis de deuda ‘más grave de la historia’ pone en riesgo el modelo financiero de la AIF, resaltando la necesidad de contribuciones ambiciosas para la AIF-21

3 julio 2024 | Traducción:Gustavo Alzugaray

Civil society consider World Bank responses at IDA Forum in Washington DC during April Spring Meetings.

La 21ª reposición, AIF-21, de la Asociación Internacional de Fomento, el brazo de préstamos para ingreso bajo del Banco Mundial, que concluirá en diciembre, tiene lugar en medio de un empeoramiento de la crisis de deuda. Incluso si la AIF-21 está a la altura de los llamamientos del presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, de un financiamiento sin precedentes, la crisis de deuda actual probablemente limite la capacidad de la AIF para proporcionar préstamos y donaciones altamente concesionales a los países de ingreso bajo (LIC) miembros.

Cuando un país de la AIF enfrenta dificultades de endeudamiento, sus préstamos pueden convertirse en donaciones, aunque este apoyo tiene un tope de acuerdo con las cuotas nacionales no publicadas. Entre 2020 y 2022, mientras que los países de bajo ingreso luchaban contra las consecuencias exógenas de la pandemia de Covid-19 y su situación de deuda empeoraba, la proporción entre donaciones y préstamos en la cartera de la AIF creció de un cuarto a un tercio. La AIF comenzó a convertir los préstamos de los LIC con problemas de endeudamiento moderados en créditos a 50 años, en lugar de su combinación habitual de créditos y donaciones que, según Clemence Landers y Hannah Brown, del grupo de expertos Center for Global Development (CGD) de Estados Unidos, debería restaurar las subvenciones a un nivel manejable.

Sin embargo, de acuerdo con Development Finance International, la actual crisis de la deuda es la ‘peor de la historia’, con muchos LIC pagando más en el servicio de la deuda que en salud, educación, protección social y clima combinados, lo que significa que esta crisis podría ejercer una presión significativa sobre el modelo de financiamiento de la AIF.

Las fortalezas (y debilidades) del modelo de financiamiento de la AIF: finanzas basadas en el mercado

Desde su 18ª reposición (2017-2019), la AIF ha emitido deuda de mercado respaldada por su base de capital, compuesta principalmente por sus préstamos pendientes (véase el Observador de Invierno de 2017). Este enfoque ha permitido a la AIF incrementar sus recursos a USD 185.000 millones. En la AIF-20 se movilizaron USD 23.500 millones en contribuciones de donantes, USD 33.500 millones en préstamos y 36.000 millones en reembolsos a través de pagos de la deuda de los países miembros de la AIF, para una reposición de USD 93.000 millones. Mientras las donaciones sean menores que las contribuciones, la AIF no tiene que recurrir a su base de capital, pero si lo hace, podría provocar una mayor contracción de su cartera de préstamos, ya que su capital es la base sobre la que obtiene financiamiento de mercado.

Según cálculos de CGD, un empeoramiento moderado de la dinámica de la deuda de los países de ingreso bajo necesitaría al menos USD 36.000 millones en donaciones durante el ciclo de reposición de la AIF-21, lo que requeriría USD 12.000 millones adicionales en contribuciones, en comparación con la AIF-20, para evitar caer en la base de capital de la AIF. Un empeoramiento significativo necesitaría al menos USD 45.000 millones en donaciones durante el ciclo de reposición, lo que requeriría USD 22.000 millones adicionales, en comparación con la AIF-20. Mientras que las contribuciones de los donantes a la AIF han caído en un 20% en términos reales durante la última década y, tal como señala CGD, muchos grandes donantes han señalado que incluso alcanzar el nivel de sus contribuciones a la AIF-20 puede resultar difícil, hasta un escenario de crisis de deuda moderada podría afectar significativamente a la AIF.

Mientras aumentan los pagos de la deuda y cambian los flujos de capital neto negativo los LIC se han visto obligados a depender de la AIF para obtener financiamiento asequible, al tiempo que los países de ingreso alto han incumplido constantemente su objetivo de destinar el 0,7% del PNB a la asistencia oficial para el desarrollo ni han acordado una nueva asignación de DEG (véase el Observador de Verano de 2024 y las Notas de la reunión de Primavera de 2024).

Calidad vs cantidad

Sin embargo, las preocupaciones sobre la magnitud de la reposición de los recursos de la AIF-21 no deben oscurecer las cuestiones más fundamentales sobre la eficacia de la asistencia de la AIF: solo 17 de los 81 países de la AIF han egresado de la elegibilidad de la AIF desde 1996 (véase el Observador de Primavera de 2024).

La asistencia de la AIF sigue estando vinculada a políticas altamente problemáticas con un fuerte sesgo a favor de la liberalización, la desregulación y el sector privado. Esto ha favorecido extracción de beneficios por parte de los inversores internacionales, se ha vinculado a la financierización de las economías del Sur Global y no ha catalizado la transformación económica (véase el Reporte, Financialisation, human rights and the Bretton Woods Institutions: An introduction for civil society organisations). Parece que este enfoque continuará en la AIF-21 con el proyecto de paquete de políticas publicado el 17 de junio, que contiene numerosas referencias a los esfuerzos para atraer financiamiento privado para actividades climáticas y de desarrollo.

“La AIF es de vital importancia para los 39 países africanos que dependen de su financiamiento. Pero no basta con garantizar que pueda continuar con los niveles actuales de apoyo”, señaló Jane Nalunga, de la organización de la sociedad civil ugandesa SEATINI. “Necesitamos una AIF mejor, que apoye activamente su transformación económica, no solo los mantenga en soporte vital y, para ello, necesitamos que los países ricos aumenten sus contribuciones para reducir sustancialmente la dependencia de la AIF de las finanzas del mercado”.