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La Revisión de la Condicionalidad 2025 del FMI: ¿una prueba de reforma o repetición?

14 abril 2025 | Traducción:Gustavo Alzugaray

Managing Director Kristalina Georgieva speaks during the Curtain Raiser event leading up to the Annual
Meetings at the IMF Headquarters, 8 October 2019, Washington, DC.

Managing Director Kristalina Georgieva speaks during the Curtain Raiser event leading up to the Annual Meetings at the IMF Headquarters, 8 October 2019, Washington, DC. Photo: Cory Hancock

En un período de creciente inestabilidad mundial, aumento de las tensiones geopolíticas y empeoramiento de la emergencia climática, el Fondo Monetario Internacional (FMI) está llevando a cabo una amplia revisión del diseño de los programas y la condicionalidad, con el objetivo de medir la eficacia y la adaptabilidad de los programas del FMI. La última revisión de la condicionalidad del FMI, realizada en 2018, puso de manifiesto la persistente incapacidad del FMI para aprender de los errores del pasado. Mientras que en la revisión de 2018 se aseguró que el 75% de los programas fueron “parcial o totalmente exitosos”, esta métrica vaga elude la dura realidad: el 60% de los países padecen sobreendeudamiento, lo que plantea interrogantes sobre la capacidad de los programas del FMI para ayudarlos a escapar de las crisis de deuda recurrentes. Aunque el FMI ha aumentado sus prestamos a 93 países en la actualidad, frente a los 68 de 2018, su condicionalidad sigue afianzando las dificultades económicas, alimentando la desigualdad y priorizando los intereses de los acreedores sobre el desarrollo sostenible (véase el Observador de Verano de 2019).

La austeridad, la trampa de la deuda y las ficciones de la recuperación económica

A pesar de que la revisión del Fondo de 2018 confirmó lo que los críticos habían advertido durante mucho tiempo – que la consolidación fiscal no es eficaz para garantizar un crecimiento sostenible – la obsesión del FMI con ella no cambia. Los duros ajustes fiscales, los recortes en el gasto social y los despidos en el sector público perjudican de manera desproporcionada a los más vulnerables, tal como ha mostrado la evidencia del mundo académico y la sociedad civil (véase el Observador de Invierno de 2023). A pesar de que el FMI incluye cada vez más ‘pisos de gasto social’ en los programas como supuestas salvaguardias, la investigación de 2023 de Oxfam demostró que a menudo no son vinculantes, carecen de transparencia y no logran prevenir la erosión de los sistemas de protección social.

Otro problema flagrante es la sobreestimación crónica de la recuperación económica por parte del FMI. En la revisión de 2018 se admitió que las proyecciones del programa eran “demasiado optimistas” y se reconocieron mejores resultados cuando se incluyó la reestructuración de la deuda. Sin embargo, el Fondo sigue fijando objetivos fiscales poco realistas, empujando a los gobiernos a una austeridad prematura bajo el pretexto de la “sostenibilidad de la deuda”, lo que contribuye a “la peor crisis de deuda de la historia” – duplicando los niveles de riesgo de endeudamiento observados antes de las iniciativas de alivio para los países pobres muy endeudados (PPME) – a bloquear a los países en la dependencia y a allanar el camino para futuros rescates que favorecen a los acreedores sobre los ciudadanos (véase el Observador de Verano de 2023).

A pesar de involucrarse en nuevas áreas como el género y el clima, los programas del FMI refuerzan la dinámica mundial desigual e incentivan la austeridad y el extractivismo. La revisión debe evaluar si los programas del FMI permiten un desarrollo resiliente al clima y basado en los derechosFederico Sibaja, Recourse

La revisión de 2018 fue, en última instancia, una autoacusación. Reconoció importantes defectos de diseño, pero no logró llevar a cabo una reforma significativa. Tal como afirma un estudio de noviembre de 2022 del Boston University Global Development Policy Center, las políticas de condicionalidad del FMI se ven influidas por las decisiones políticas moldeadas por los accionistas dominantes, no solo por consideraciones técnicas – lo que suscita preocupaciones persistentes sobre la ‘imparcialidad’ de los programas del Fondo. A pesar de las reiteradas promesas de adoptar enfoques más flexibles y específicos para cada país – una recomendación clave de 2018 – el FMI sigue imponiendo rígidas reformas estructurales que socavan la soberanía nacional. Estas medidas, a menudo fuera de sintonía con las realidades locales, han desencadenado disturbios generalizados, contribuyendo al creciente “problema de las protestas” del FMI (véase el Observador de Otoño de 2024).

Las esperanzas de un cambio significativo esta vez se están desvaneciendo. El cronograma de revisión y el proceso de consulta siguen sin estar claros, a pesar de que 70 organizaciones de la sociedad civil realizaron un llamamiento a la transparencia en una carta de septiembre de 2024 (véase el Observador de Otoño de 2024). “A pesar de involucrarse en nuevas áreas como el género y el clima, los programas del FMI refuerzan la dinámica mundial desigual e incentivan la austeridad y el extractivismo. La revisión debe evaluar si los programas del FMI permiten un desarrollo resiliente al clima y basado en los derechos”, dijo Federico Sibaja, gerente de campañas del FMI en Recourse.