Género

Análisis

La sociedad civil defiende las demandas feministas en un clima de amenazas a los derechos de las mujeres y nuevos cuestionamientos al papel de las IBW

14 abril 2025 | Traducción:Gustavo Alzugaray

Overturn Roe v Wade protest defending US abortion rights. Photo: Matt Hrkac/Wikimedia

Overturn Roe v Wade protest defending US abortion rights. Photo: Matt Hrkac/Wikimedia

Es un momento peligroso para el género como prioridad en el desarrollo. Cuando Donald Trump asumió el cargo a principios de este año para su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, los críticos advirtieron que la transición daría lugar a mayores amenazas para las mujeres y las niñas. El ataque a las mujeres, las niñas y las minorías de género llegó rápidamente. La posición antigénero del gobierno de EE.UU. se produce junto con el cierre de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID, por su sigla en inglés) y los importantes recortes a la Ayuda al Desarrollo Exterior (ODA, por su sigla en inglés) por parte de otros accionistas adinerados del Grupo Banco Mundial (GBM) y el FMI, incluyendo a Países Bajos y Reino Unido, así como otras reducciones discretas de recursos para iniciativas de derechos de las mujeres en países como Canadá. En medio del creciente asedio mundial a los derechos de las mujeres, las organizaciones de la sociedad civil (OSC) están defendiendo las demandas feministas en todos los espacios multilaterales. Estas realidades plantean nuevos interrogantes sobre el enfoque de instituciones como el GBM y el FMI con respecto a la igualdad de género, debido a su controvertido historial, lo que hace que escuchar a las feministas y a los críticos, especialmente los del Sur Global, sea ahora más importante que nunca.

A pesar de los recortes, las feministas se mantienen firmes sobre el multilateralismo

La 69ª Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW69, por su sigla en inglés) en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tuvo lugar en marzo, en Nueva York, en el 30º aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Los llamamientos feministas a la revisión de Beijing30+ fueron fuertes. Durante dos semanas los activistas compartieron declaraciones de posición para destacar lo que las feministas valoran del multilateralismo. Proporcionaron un camino claro, construido sobre la base de victorias históricas derivadas de la presión de las OSC y las feministas. Subrayaron que las instituciones y los líderes deben seguir apoyando firmemente estos esfuerzos frente al retroceso. Katie Tobin, de la Women’s Environment and Development Organisation (WEDO), con sede en Estados Unidos, subrayó la importancia de los acuerdos previos de las Naciones Unidas que tanto costó conseguir, como el Declaración y Programa de Acción de Durban de 2002, que concretó compromisos cruciales en materia de lucha contra el racismo, el Protocolo de Kioto de 1997, que puso en práctica la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo de 1986, todos los cuales fueron acordados sobre los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En medio de una nueva ola de austeridad en los países de ingreso bajo y medio, no debe subestimarse el grave daño que sufrirán las mujeres, las niñas y las minorías de género si el apoyo a los principios feministas disminuye. Hasta ahora, la influencia de las posiciones y acciones declaradas por EE.UU. – de retirarse del Convenio Marco sobre Cooperación Tributaria Internacional, en sus declaraciones en las reuniones preparatorias de la Cuarta Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Financiación para el Desarrollo (FpD4) de este año, y en su negativa a aceptar el lenguaje relacionado con el género en la CSW69 – no parecen haber influido en otros gobiernos y el lenguaje sobre la importancia del género sigue presente en los tres procesos.

La crisis de la deuda y las medidas de austeridad están socavando sistemáticamente el progreso hacia la igualdad de género. Mientras los países trabajan para fortalecer sus sistemas tributarios, las instituciones multilaterales y los prestamistas deben priorizar la cancelación de la deuda ilegítima, que continúa drenando recursos de la mayoría del mundo.Grace Namugambe, FEMNET

Los países y las instituciones deben responder a los llamamientos de las feministas y de la sociedad civil en general, como el de apoyar las estrategias de cancelación de la deuda, incluida la creación de una Convención Marco de Naciones Unidas sobre la Deuda Soberana, que vayan más allá de los actuales enfoques fallidos. Las feministas del Sur Global han argumentado que la deuda soberana es un tema inherentemente feminista en el que a menudo se oscurece y se pasa por alto el impacto sobre las mujeres y las minorías de género, a pesar de que son las mujeres y los grupos marginados los que pagan el precio. Grace Namugambe, de la organización panafricana de la sociedad civil FEMNET, comentó, “La crisis de la deuda y las medidas de austeridad están socavando sistemáticamente el progreso hacia la igualdad de género. Mientras los países trabajan para fortalecer sus sistemas tributarios, las instituciones multilaterales y los prestamistas deben priorizar la cancelación de la deuda ilegítima, que continúa drenando recursos de la mayoría del mundo. Sin estas medidas, se seguirán desviando fondos esenciales de inversiones cruciales en sectores vitales para el bienestar de las mujeres, las niñas y otros grupos marginados.”

También se aboga de manera consistente por la tributación progresiva como una cuestión feminista crucial. Todo esto en medio de una crisis cada vez más profunda de la reproducción social y trabajo de cuidados remunerado, no remunerado y mal remunerado, que apuntala las economías sin ser suficientemente valorado. Las feministas han reclamado durante mucho tiempo que instituciones como el Banco Mundial y el FMI, incluida la reciente Declaración de posición sobre la revisión de Beijing+30, adopten el reconocimiento del ‘trabajo digno‘. En su lugar, el Banco y el Fondo continúan enfocándose en la ‘participación de las mujeres en la fuerza laboral’ (véase el Dispatch Annuals 2024).

De miles de millones a billones no es la respuesta

Esta realidad política plantea, de forma crucial, nuevos interrogantes sobre el enfoque de instituciones como el Banco Mundial y el FMI hacia la igualdad de género. Hay logros arduos por los que la sociedad civil ha luchado en los últimos años en el trabajo de género del Banco (véase el Observador de Otoño de 2024), reconociendo el valor de los cuidados y centrándose en los derechos humanos y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 en la más reciente estrategia de género. Sin embargo, a través de la prometida reforma del Banco en el marco de su ‘Hoja de Ruta de la Evolución’, las iniciativas de género siguen arraigadas en la lógica de un enfoque del desarrollo liderado por el sector privado, que considera a las mujeres como una fuente sin explotar de ‘capital humano’ del que se puede sacar provecho (véase el Observador de Otoño de 2023 y el de Otoño de 2018). Este enfoque encaja bien con el enfoque cada vez más transaccional y financieramente austero del desarrollo en medio de los recortes de la AOD.

Los países no deben caer en la trampa de los ‘miles de millones a billones’ que promete producir el financiamiento necesario mediante la movilización y la reducción del riesgo de la inversión privada, ya que los recursos se canalizarán para mitigar los riesgos para los inversores privados – que pueden no cumplir adecuadamente – y se sacarán de los servicios públicos esenciales de los que dependen especialmente las mujeres, las niñas y las minorías de género que actualmente se enfrentan a ataques en el escenario mundial. En particular, el GBM y el FMI no han respondido a los llamamientos de la sociedad civil de abordar las barreras estructurales a la igualdad de género, reconociendo los daños de género de la política macroeconómica promovida a través de los préstamos (véase el Informe, Learning lessons from the Covid-19 pandemic: The World Bank’s macroeconomic policies and women’s rights), así como para apoyar el trabajo digno, los servicios públicos esenciales adecuadamente financiados y, lo que es más importante, la ruptura con las políticas macroeconómicas que continúan el ciclo de la deuda, la austeridad y los impuestos regresivos.