En medio de múltiples crisis financieras y económicas, una intervención clásica del FMI en el Líbano podría exacerbar las desigualdades y las tensiones sociales.

En medio de múltiples crisis financieras y económicas, una intervención clásica del FMI en el Líbano podría exacerbar las desigualdades y las tensiones sociales.
La evidencia preliminar sugiere que los programas del FMI mantienen objetivos de consolidación fiscal a largo plazo, mientras que el Banco Mundial continúa la narración de Maximizr Finanzas para el Desarrollo en medio de la crisis del Covid-19.
Mientras Nigeria entra en una recesión económica cada vez más profunda, un préstamo del programa por resultados (P4R) del Banco Mundial de USD 750 millones ha dado lugar a un aumento de las tarifas eléctricas para la mayoría de los nigerianos.
Crece el temor por una mayor represión de los manifestantes a medida que Zimbabwe implementa reformas económicas respaldadas por el Fondo.
Las medidas de austeridad respaldadas por el FMI mataban de hambre el sector de la salud desde antes de la pandemia, sin embargo, el Fondo continúa prescribiendo una devastadora consolidación fiscal a largo plazo.
Desde América Latina hasta el norte de África y Medio Oriente, los gobiernos enfrentan una reacción violenta contra los programas de préstamos y las recomendaciones de políticas del FMI.
Los programas del FMI provocan dudas sobre los ataques inconstitucionales a los derechos de los trabajdores.
Mientras el Fondo publica su primera revisión exhaustiva de la condicionalidad desde la crisis financiera, surgen preguntas sobre su capacidad para crear estabilidad económica y mejorar las condiciones estructurales.
El Fondo publica una estrategia de gasto social, la sociedad civil considera que el resultado es escaso y tardío.
El secretario general del sindicato más grande de Túnez pide una revisión del enfoque del FMI para llevar a cabo políticas socialmente justas y expansivas, luego de que las huelgas revocaran el proyecto de ley de salarios respaldado por el FMI