Los esfuerzos del Banco Mundial para aumentar la seguridad de la tenencia de la tierra han equivalido en gran medida a una 'formalización' de los derechos de propiedad de la tierra, lo que refuerza las desigualdades sobre la tierra y la privación de derechos de los pueblos rurales.
El Banco Mundial está promoviendo un "mapa del billón de dólares" de los minerales africanos y continúa invirtiendo en la extracción de combustibles fósiles. Hay polémica sobre las minas financiadas por el Banco Mundial en Colombia y Haití, donde la población local está rechazando los proyectos extractivos.
