+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Observador de Primavera de 2020 de Bretton Woods Una revisión trimestral de los acontecimientos en el Banco Mundial y el FMI Publicado por BRETTON WOODS PROJECT Trabajando con ONG e investigadores para monitorear al Banco Mundial y al FMI +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ 1. La recuperación del Covid-19 a cargo del FMI y el Banco Mundial: ¿“Reconstruir mejor” o bloquear las políticas inútiles? (FINANZAS/ análisis) 2. El papel del FMI en los efectos devastadores del Covid-19 – el caso de Ecuador (CONDITIONALIDAD/análisis) 3. El Banco Mundial debe garantizar que la nueva estrategia energética de África sea inclusiva y proteja a los pobres (INFRAESTRUCTURA/comentario) 4. IFC niega responsabilidad por daños a la comunidad tras investigación del CAO sobre una represa en Guatemala (DERECHOS/ noticias) 5. Resurgen preocupaciones sobre los derechos laborales en la respuesta de la CFI al Covid-19 (DERECHOS/Noticias) 6. Director ejecutivo de la CFI anuncia retiro planeado (GOBERNANZA DE LAS IFI/noticias) 7. La inexistencia de préstamos a Venezuela e Irán vuelve a generar dudas sobre la neutralidad política del FMI (FINANZAS/noticias) 8. Los temores de demandas en el tribunal del Banco Mundial limitan los esfuerzos para combatir la pandemia (DERECHOS/análisis) 9. Genera preocupaciones el nombramiento de la “madrina de la austeridad” para puesto de economista jefe del Banco Mundial (GOBERNANZA DE LAS IFI/noticias) 10. Las OSC plantean preocupaciones sobre el conflicto de intereses relacionado con el préstamo de asistencia técnica del Banco Mundial en Guyana (RENDICIÓN DE CUENTAS/noticias) 11. El Banco Mundial, el Covid-19 y la educación pública: dos pasos adelante un paso atrás (SERVICIOS SOCIALES/noticias) 12. Argentina aumenta la oferta a los tenedores de bonos después de que el FMI reclamara una “margen de mejora” (FINANZAS/noticias) 13. El FMI y el Banco Mundial ayudan a impulsar la polémica reforma agraria de Ucrania en medio de la pandemia del Covid-19 (TIERRA/ noticias) ===================================================================== (FINANZAS/análisis) La recuperación del Covid-19 a cargo del FMI y el Banco Mundial: ¿“Reconstruir mejor” o bloquear las políticas inútiles? Resumen - Abundan los pedidos de una respuesta transformadora al Covid-19 - Los nuevos programas del FMI empujan a los países a la austeridad después del pico del Covid-19 - El Banco Mundial redobla la apuesta en su enfoque sobre el sector privado Cuando los devastadores impactos de la pandemia del Covid-19 comenzaron a hacerse evidentes esta primavera, innumerables pensadores críticos de la sociedad civil, la academia, la ONU y otros espacios pidieron un replanteamiento fundamental de las políticas y la arquitectura que componen el panorama internacional del desarrollo y las finanzas (véase el Dispatch de Primavera de 2020). Argumentando que el virus sólo exacerbó las vulnerabilidades e inestabilidades preexistentes, exigieron un cambio transformador, proponiendo nuevos acuerdos mundiales multicolores que incluyeran la intervención del Estado en apoyo de una transición justa a economías bajas en carbono y centradas en el cuidado que transformen la posición de las economías en desarrollo en el orden mundial. El sentimiento de que volver al modelo anterior ya no es una opción pareció también penetrar en los espacios de política internacional, ya que el FMI y el Banco Mundial pidieron que los gobiernos “se reconstruyan mejor” en respuesta a la crisis del Covid-19. En la edición de junio de la revista del FMI, Finance & Development, la Directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, sostuvo que debe aprovecharse esta oportunidad para “remodelar cómo vivimos y construir un mundo más ecológico, más inteligente y más justo”, mientras que el Banco se dijo que existen oportunidades para “reconstruir mejor” en su respuesta política al Covid-19, pidiendo una “recuperación sostenible”. Esta retórica recuerda a las respuestas de las instituciones después de la crisis financiera mundial de 2008. Sin embargo, a pesar de las promesas de aprender las lecciones de crisis pasadas, en última instancia, resultaron reacios a cambiar sus puntos de política neoliberales, como lo demostraron más recientemente, en mayo, en los históricos informes gemelos de la CSI sobre el FMI y el Banco Mundial. Las primeras señales indican que incluso “reconstruir mejor” tal como piden actualmente el Banco y el Fondo, quienes todavía no logran el cambio transformador que piden muchos observadores externo, podría ser demasiado ambicioso para las instituciones de Bretton Woods. En lugar de un cambio, la evidencia sugiere que los planes de recuperación liderados por el FMI y el Banco seguirán los mismos inútiles modelos económicos y de desarrollo que han exacerbado esta crisis (véase el Observador de Verano de 2020). El FMI mantiene objetivos de consolidación fiscal a medio y largo plazo en medio de la crisis Si bien los comentarios de los economistas que defendieron un estímulo fiscal sostenido en el contexto del Covid-19 parecían estar brotando como hongos por todos lados, el FMI señaló desde el principio que ni siquiera las crisis en desarrollo le llevarían a relajar su vieja adhesión a las medidas de austeridad a largo plazo. Su Monitor Fiscal de abril, por ejemplo, pidió “una senda de consolidación fiscal a mediano plazo más ambiciosa y creíble”, para las economías emergentes y de ingresos medios después del pico de la crisis. Si bien los compromisos de política técnicamente “voluntarios” contraídos en la mayoría de los 77 préstamos aprobados por el FMI entre marzo y junio deberían considerarse una “condicionalidad de facto”, a medida que el FMI ha comenzado a aprobar programas nuevos o adaptarlos con condicionalidad formal, las consecuencias de su persistente apego a la consolidación fiscal son cada vez más claras. Por ejemplo, en junio, el FMI acordó un programa de préstamos de 12 meses y USD 5.200 millones con Egipto, después de proporcionar un financiamiento inicial de USD 2.772 millones en financiamiento de emergencia en mayo. El acuerdo de junio detalló un objetivo de superávit presupuestario primario para el año 2020-21 del 0,5% para permitir el gasto relacionado con el Covid-19, pero exigió que se restableciera al superávit primario anterior a la crisis del 2% en el ejercicio 2021-2022. El FMI también acordó un nuevo programa de préstamos de 18 meses y USD 5.000 millones con Ucrania en junio, en el que elogió los esfuerzos de consolidación fiscal de Ucrania antes del Covid-19 que, según señaló, se lograron principalmente a través de una reducción del valor real de los salarios y beneficios sociales, y estableció la consolidación fiscal en busca de un superávit primario de entre 1% y 1,5% para 2023 (véase el Observador de Verano de 2020). En Jordania, el financiamiento de emergencia, en mayo, se sumó a un programa de préstamos cuatrienal acordado en enero. Si bien los objetivos de consolidación fiscal reconocidos por el Fondo, condicionados en el programa original tendrían que reconsiderarse para 2020 en el contexto del gasto del Covid-19, el objetivo de superávit fiscal de 2024 se mantuvo sin cambios, lo que significa que la consolidación fiscal tendrá que reanudarse a mayor velocidad “a partir de 2021, [incluyendo] el recorte de los gastos prioritarios”. En marzo se acordaron medidas similares de consolidación fiscal a largo plazo en un programa de préstamos con Pakistán, en el que ya se informó de resistencia contra las privatizaciones hospitalarias resultantes y la congelación de los salarios públicos. Si bien el financiamiento de emergencia que el FMI proporcionó a Ecuador, en mayo, incluyó una solicitud de cancelación de su programa existente, el FMI todavía estableció una meta primaria de superávit de alrededor del 3,1% del PIB para 2025 (véase el Observador de Verano de 2020). James Heintz, de la Universidad de Massachusetts Amherst, comentó: “Estos rígidos objetivos fiscales restringen innecesariamente el espacio político disponible para que los países se recuperen y adapten a las nuevas realidades a medida que evoluciona la crisis del Covid-19 y, en última instancia, son producto de un conjunto de sesgos que favorecen los intereses financieros y afianzan aún más las desigualdades mundiales”. El Banco Mundial redobla la apuesta en su enfoque sobre el sector privado La forma en que el Banco Mundial pretende aplicar la agenda de “reconstruir mejor” con medidas concretas que se integran en sus proyectos y programas sigue siendo igualmente poco clara. Con una mayor presión para “librarse del dinero”, existe la preocupación de que gran parte de los préstamos del Banco en los próximos 15 meses financiarán proyectos preexistentes con poca conexión con el programa de recuperación justa. Si bien las OSC señalan que “la pandemia pone de relieve cuánto necesitamos de servicios públicos de alta calidad”, el abrazo del Banco a la visión “primero el sector privado” con su enfoque de Maximizar el Financiamiento para el Desarrollo (MFD) parece intacto (véase el Observador de Primavera de 2020). La Corporación Financiera Internacional, el brazo del sector privado del Banco, está desempeñando un papel central en la respuesta inmediata a la pandemia del Banco (véase el Observador de Verano de 2020 y el Dispatch de Primavera de 2020). Existe la preocupación de que, después del Covid-19, mientras los gobiernos enfrentan serias restricciones fiscales, en parte moldeadas por las restrictivas políticas fiscales del FMI y la dependencia de los mercados financieros internacionales y las agencias de calificación crediticia, se use el enfoque del Banco en materia de MFD para apoyar una carrera a la baja para alentar a los inversionistas a regresar a los países en desarrollo en dificultades. Esto ya se puede observar en varios blogs del Banco que indican que “la sana cooperación con el sector privado será más importante que nunca a medida que los países salgan de esta crisis aún más limitados fiscalmente”. Una nota del Banco de junio sobre la asistencia a los esfuerzos de descarbonización de los países para 2050 también dio un papel central al sector privado en la movilización de financiamiento para la acción climática. Tal vez lo más preocupante es que esto también puede discernirse de las condiciones de política de los préstamos del Banco acordadas a medida que se desarrollaba la pandemia en mayo. Por ejemplo, un préstamo para políticas de desarrollo (PPD) a Ecuador contenía condiciones para reducir el número de salarios mínimos sectoriales y ocupacionales fijos y ampliar las exenciones de un impuesto a las transacciones financieras, mientras que un PPD a Kenya apoyó la aglomeración de la inversión privada en “vivienda asequible”. Por otro lado, un préstamo de USD 750 millones del Banco para al sector eléctrico de Nigeria, aprobado en junio, “busca bajar el riesgo del sector de la energía para la inversión privada a través de un paquete integral de intervenciones financieras, operativas, de gobernanza y de políticas”. El préstamo fue aprobado a medida que el país caía más y más en una grave crisis de deuda, con el desplome de los precios mundiales del petróleo provocado por la reducción de los ingresos del Estado por el Covid-19. ¿Demasiado tarde para cambiar de rumbo? En respuesta a los renovados objetivos a mediano plazo del FMI, Isabel Ortiz, de la Initiative for Policy Dialogue, comentó que “la pandemia ha revelado el débil estado de los sistemas mundiales de salud pública, generalmente sobrecargados, desfinanciados y con poco personal debido a las políticas de austeridad y las privatizaciones anteriores. Un regreso a las medidas de austeridad después de 2020 es completamente inadecuado: los gobiernos deben buscar espacio fiscal para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible y reconstruir mejor de manera efectiva”. De manera similar, advirtiendo al Banco Mundial sobre la “complacencia peligrosa” en una declaración de julio, el ex Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la pobreza extrema y los derechos humanos, Philip Alston, dijo: “La prisa por financiar los ODS a través de una dependencia cada vez mayor del sector privado... es un callejón sin salida. Demasiadas promesas de ‘ganar-ganar’ son cuentos de hadas”. Y continuó: “después de décadas de crecimiento sin precedentes, los principales beneficiarios han sido los más ricos. En lugar de poner fin a la pobreza, el crecimiento desenfrenado ha traído una desigualdad extrema, una precariedad generalizada en un mundo de abundancia, descontento y cambio climático, lo que tendrá el mayor impacto en los pobres del mundo”. Las instituciones de Bretton Woods tienen una ventana de oportunidad que se desvanece para unirse a los llamados por un cambio transformador, preguntarse qué han hecho 75 años de sus políticas y estructuras para llevar al mundo a otro punto de crisis y cambiar de rumbo. Sin embargo, ¿la utilizarán? bit.ly/BBBCovid19 ===================================================================== En este número - El papel del FMI en los efectos devastadores del Covid-19 – el caso de Ecuador, Pablo Iturralde, CDES Ecuador - El Banco Mundial debe garantizar que la nueva estrategia energética de África sea inclusiva y proteja a los pobres, Jacqueline Kimeu, ACCESS Coalition - Los temores de demandas en el tribunal del Banco Mundial limitan los esfuerzos para combatir la pandemia - Argentina aumenta la oferta a los tenedores de bonos después de que el FMI reclamara una “margen de mejora” ===================================================================== CONDITIONALITY/analysis El papel del FMI en los efectos devastadores del Covid-19 – el caso de Ecuador Análisis externo de Pablo Iturralde, Center for Economic and Social Rights (CDES), Ecuador Resumen - Medidas de austeridad respaldadas por el FMI mataban de hambre al sector de salud antes de la pandemia - El Fondo continúa en la senda de la consolidación fiscal a largo plazo En Ecuador, el impacto del coronavirus es uno de los más devastadores del mundo, gravemente exacerbado por las políticas respaldadas por el FMI implementadas antes de la crisis. Sin embargo, incluso ahora, Ecuador está llevando a cabo reformas estructurales ordenadas por el FMI que desmantelan aún más su sistema de salud y reprimen el crecimiento económico, justo cuando es necesario aumentar la inversión pública y retrasar las medidas de austeridad fiscal para superar la crisis causada por la pandemia. En junio, el Financial Times colocó a Ecuador en primer lugar en el ranking mundial de exceso de mortalidad y el registro civil documentó un exceso de 20.000 muertes durante la crisis del Covid-19. Si bien debe quedar claro que no todas estas muertes fueron causadas directamente por el virus, deben añadirse al exceso de víctimas de otras dolencias graves o crónicas que podrían haber sido tratadas y tal vez salvadas, si el sistema de salud no se hubiera derrumbado completamente. La evidente debilidad del sistema de salud pública del país es el resultado de seis años de medidas de austeridad fiscal aprobadas por el FMI, incluida una caída del 64% en la inversión pública en el sector de la salud en los dos últimos años. Reflejando las implicaciones de estas políticas, apenas cinco días después del inicio de la cuarentena, la ministra de salud dimitió, explicando que no podía enfrentar una emergencia sanitaria sin recursos y declaró que “no se ha recibido ninguna asignación presupuestaria de la autoridad competente para la gestión de emergencias”. Si bien el FMI tuvo cuidado de no condicionar explícitamente su programa de préstamos de 2019 a recortes del gasto social, el programa se basó en la expectativa de que Ecuador transformaría su déficit por cuenta corriente del 0,7% del PIB en 2018 a un superávit del 0,4% en el proyecto de ley del sector público, incluso mediante el “fortalecimiento de los controles sobre los compromisos de gasto [en el sector de la salud]” y un “reajuste del proyecto de ley del sector público”. Previsiblemente, esto llevó a que fueran despedidos 3.680 trabajadores de salud pública en 2019, esto es, el 4,5% del empleo total en este Ministerio, antes de la peor crisis mundial de salud pública en décadas. Un nuevo análisis demostró que “todos los países de bajos ingresos que recibieron asesoramiento del FMI para recortar o congelar el empleo público en los últimos tres años ya habían sido identificados por la Organización Mundial de la Salud como una escasez crítica de trabajadores de la salud”. Dicho esto, la falta de resiliencia está vinculada a un deterioro más amplio de la economía y es esencial hacer referencia a todo el paquete de reformas fiscales, laborales y financieras impuestas por el FMI. Con reducciones similares del gasto público en el sector de la seguridad social que se anunciaron el año pasado, una de las dificultades más significativas durante la crisis ha sido la incapacidad del Estado para proporcionar apoyo financiero al 60% de las familias ecuatorianas cuya subsistencia depende de la economía informal y los salarios diarios. El estado de emergencia instituido el 16 de marzo se utilizó para aprobar aún más medidas de ajuste estructural que el FMI pedía desde hace mucho tiempo: una reforma laboral flexible que había sido aplazada por temor a la oposición social (véase el Observador de Otoño de 2019); una reforma fiscal que había sido rechazada por el parlamento a finales de 2019; la reanudación de la eliminación de los subsidios a los combustibles después de que una protesta social masiva lo había impedido el año pasado (véase el Observador de Invierno de 2019). La aplicación de la agenda del FMI sólo fue posible porque la movilización social se hizo imposible. Sin embargo, las cosas sólo empeorarán. Desconcertantemente, las recomendaciones de austeridad del FMI continúan. Si bien el FMI ha subrayado que apoya el aumento del gasto en salud pública en la respuesta inmediata a Covid-19, en su préstamo de financiamiento de emergencia acordado en mayo, el FMI reveló su propuesta de continuar la “consolidación fiscal... de aproximadamente 6,2 puntos porcentuales del PIB durante el período 2019-2025” en Ecuador, lo que inevitablemente socavará gravemente el gasto social y la protección. En este contexto, ¿deberíamos sorprendernos que durante la pandemia fueron despedidos otros 11.820 trabajadores del sector público, o que tan recientemente como el 31 de mayo se realizó otro recorte del presupuesto de salud de USD 217 millones en relación con el presupuesto inicial de 2020? La reducción del gasto social afecta más a los pobres, las mujeres y los marginados, al tiempo que beneficia a los acreedores y aumenta los beneficios de los ricos. Por lo tanto, no debería sorprender que las nuevas regulaciones aprobadas durante la pandemia incluyan garantías para el pago de la deuda externa e incluso para el pago de laudos arbitrales en beneficio de las empresas transnacionales que demandan al Estado por las medidas adoptadas para proteger a su pueblo de la pandemia (véase el Observador de Verano de 2020). Sólo en este marco se puede entender la escena incongruente que el país está presenciando: Mientras los médicos protestan en medio de la pandemia debido a la falta de financiamiento para suministros médicos, el gobierno ecuatoriano está pagando intereses a los acreedores privados y al FMI en tiempo y forma. Estas son las mismas reformas del lado de la oferta promovidas por el FMI durante más de cuatro décadas, con la circunstancia agravante de que se aplican hoy en medio de una pandemia que requiere políticas anticíclicas sostenidas que apoyen la recuperación económica y garanticen los derechos humanos de las personas. El FMI debe ir más allá de las declaraciones de buenas intenciones y cambiar el curso de sus políticas específicas. No se puede esperar más: es hora de poner las finanzas al servicio de la vida. bit.ly/EcuadorCovid-19 ===================================================================== INFRAESTRUCTURA/comentario El Banco Mundial debe garantizar que la nueva estrategia energética de África sea inclusiva y proteja a los pobres Análisis externo de Jacqueline Kimeu, ACCESS Coalition Resumen: - Consulta de la sociedad civil africana integral para el éxito de la nueva estrategia energética africana - La estrategia debe comenzar con una planificación energética inclusiva e integrada que responda a las necesidades de desarrollo más amplias - Políticas y financiamiento específicos, incluyendo subsidios para los más pobres, son cruciales El mundo no está en camino de lograr el acceso universal a energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos para 2030, el objetivo del Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 (ODS 7). Según el Informe 2020 del ODS de seguimiento 7: Informe de avance 2020 de la Agencia Internacional de Energías Renovables, desde 2010 se han producido progresos constantes en la tasa de electrificación mundial. Sin embargo, 789 millones de personas en todo el mundo todavía carecen de acceso a la electricidad y el déficit se concentra cada vez más en África Subsahariana, a pesar de que la tasa de acceso en la región pasó de 44% en 2010 a 47% en 2018. Además, casi 3.000 millones de personas todavía no tienen acceso a combustibles y tecnologías de cocina limpia, según el informe. Vale la pena señalar que el número de personas que carecen de acceso a soluciones de cocina limpia se ha mantenido prácticamente inalterado en las últimas dos décadas, debido al crecimiento de la población que supera al número de personas que tienen acceso a ellas. Este es especialmente el caso en África Subsahariana, donde el crecimiento de la población entre 2014 y 2018 superó el crecimiento del acceso a combustibles y estufas limpias en un promedio de 18 millones de personas al año. El crecimiento de la población ha hecho que el número de personas sin acceso a la cocina limpia haya aumentado de 750 millones a 890 millones en la región en el mismo período. El Banco Mundial puede desempeñar un papel más importante en la habilitación del acceso a la energía en África El Banco Mundial ha tomado medidas para aumentar sus inversiones en energías renovables fuera de la red. En particular, el apoyo a los programas de mini-red y fuera de la red creció a USD 600 millones en 2018, en comparación con aproximadamente USD 200 millones en años anteriores. Sin embargo, esto sigue siendo una pequeña proporción de su presupuesto energético global. Se necesita un apoyo más específico para llegar a los países con mayores déficits de acceso a la energía. En el caso de la pobreza energética para cocinar, 9 de los 10 “Países de Alto Impacto” (PAI), aquellos países con mayores desafíos de acceso a la energía, se encuentran en África, al igual que 13 de los 20 PAI por pobreza eléctrica. Sin embargo, en el marco de las prioridades de política climática de la AIF 19 acordadas el año pasado, el Banco no incluyó objetivos de acceso a la energía, a pesar de que la AIF incluyó una serie de PAI. Reconociendo esta omisión, el Banco Mundial está desarrollando actualmente una nueva estrategia energética africana que se pondrá en marcha a finales de este año y establecerá la visión del Banco para el futuro. Ante la reducción del espacio civil en el mundo (véase el Dispatch de Primavera de 2020) y el reconocimiento de que se necesitan más enfoques del lado de la demanda para reequilibrar el enfoque actual en las intervenciones del lado de la oferta, es necesario una consulta clara e inclusiva a las partes interesadas para aprovechar los puntos de vista, conocimientos y experiencia tanto de las comunidades pobres en energía como de los grupos de expertos para ayudar a dar forma a la estrategia del Banco. Los grupos de la sociedad civil están bien situados para ofrecer información sobre cómo una planificación y oferta de servicios energéticos más inclusivos, basados en la demanda e integrados pueden ayudar a alcanzar los objetivos de la estrategia. La Alliance of Civil Society Organizations for Clean Energy Access (ACCESS Coalition), cuyos miembros tienen pericia y experiencia en investigación en la prestación de servicios y productos energéticos a los consumidores en el último kilómetro, están listos para participar en consultas en torno a la nueva estrategia. La estrategia es bienvenida, sobre todo si reconoce que el acceso a la energía debe ir más allá del nivel de los hogares para apoyar la prestación de servicios comunitarios. El contexto actual del Covid-19 ha puesto de relieve tanto el papel desempeñado por la contaminación del aire en interiores en el aumento de la susceptibilidad a las enfermedades respiratorias como el papel crucial de la electricidad en la energía para impulsar los servicios de salud y fomentar más la resiliencia comunitaria. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de 4 millones de personas mueren anualmente debido a enfermedades prematuras causadas por la contaminación del aire en interiores. Los paquetes de respuesta y recuperación a la pandemia ofrecen la oportunidad de acelerar e innovar aún más para cumplir con el ODS 7. En África Subsahariana, el acceso a la energía suele tener una prioridad política baja, y los enfoques de planificación y prestación de servicios suelen ser de arriba hacia abajo y no se basan en las necesidades de las comunidades pobres en energía. La iniciativa Energía Sostenible para Todos aboga por vías de electrificación más integradas, donde el acceso a la energía es parte de una planificación energética y prestación de servicios más global y responde al contexto más amplio del desarrollo sostenible y las necesidades humanas. Esto requiere un compromiso del gobierno para apoyar y coordinar el proceso de planificación. Una herramienta que ha vuelto operativo este enfoque es el Kit de herramientas del modelo de suministro de energía, que se utiliza actualmente para la planificación subnacional con el gobierno del condado en Kenya. El Banco debería adoptar esos procesos de planificación inclusiva como parte de su nueva estrategia energética africana. El acceso universal a la energía requiere una acción más específica para hacer frente a la brecha de asequibilidad para los consumidores pobres y vulnerables, tal como reconoce el propio Banco. Según los indicadores regulatorios de energía sostenible, el 40% más pobre de los hogares gasta más del 5% de su presupuesto mensual en electricidad. Esto ilustra lo inasequible que es la electricidad para la mayoría de la población no atendida y requiere diferentes modelos de financiamiento para cerrar la brecha. Esto incluye subvenciones específicas y protección social (o “redes de seguridad energética”). La estrategia del Banco debería incluir disposiciones para dichas redes de seguridad. En resumen, la nueva estrategia energética del Banco en África le ofrece una importante oportunidad de integrar el ODS 7 en sus préstamos energéticos en el continente, mediante consultas con la sociedad civil africana. bit.ly/WBGAfricaEnergy ===================================================================== DERECHOS/noticias IFC niega responsabilidad por daños a la comunidad tras investigación del CAO sobre una represa en Guatemala Resumen - Investigación del CAO constata fallos de la CFI para evitar daños a la comunidad indígena - La CFI rechaza los reclamos de la investigación y se niega a tomar medidas correctivas En junio el Defensor del Pueblo (CAO, por su sigla en inglés) - el mecanismo de rendición de cuentas de la Corporación Financiera Internacional (CFI), el brazo del sector privado del Banco Mundial - publicó su investigación de 2018 sobre el papel de la CFI en el controvertido proyecto de represa hidroeléctrica Santa Cruz Barillas en Guatemala (véase el Observador de Primavera de 2020). En 2008 la CFI proporcionó USD 20 millones en préstamos y USD 9,9 millones en inversiones de capital a un intermediario financiero latinoamericano, la Corporación Interamericana para el Financiamiento de la Infraestructura (CIFI), que financió a otra empresa, Hidro Santa Cruz (HSC), en la construcción de la represa hidroeléctrica. La CFI fue declarada negligente por no evitar daños a la comunidad indígena local de Santa Cruz Barillas en el informe de investigación de cumplimiento del CAO, a raíz de una denuncia presentada por los residentes en 2015. La investigación puso de relieve que la CFI incumplió su deber de prevenir los daños relacionados con el proyecto, que incluía la detención ilegal de quienes protestaban contra él y el asesinato del activista local Andrés Pedro Miguel, así como el uso de la violencia contra varios otros miembros de la comunidad. La investigación del CAO concluyó que, “Aunque tuvo conocimiento de los impactos del proyecto durante el período de financiamiento, la CFI no se involucró con su cliente para asegurar que los impactos residuales del proyecto fueran evaluados, reducidos, mitigados o compensados, según correspondiera, incluso al cierre del proyecto, tal como exigen las Normas de Desempeño y la Política de Sostenibilidad”. El consultor ambiental y social de la CFI, encargado de preparar una revisión del proyecto, corroboró los hallazgos del CAO. En su respuesta, publicada en junio, la CFI aceptó que la comunidad había sufrido impactos negativos, admitiendo algunos fracasos en su debida diligencia y monitoreo. Sin embargo, no ofreció tomar medidas correctivas para hacer frente a los daños, negando que los impactos puedan atribuirse directamente a la construcción de la represa. Para apoyar su afirmación, la CFI citó un informe de 2013 de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, a pesar del informe de la ONU que vincula claramente las violaciones de los derechos humanos en Guatemala con la represa de Barillas. En la misma respuesta, la CFI contradijo su propia defensa al destacar las pruebas del Defensor del Pueblo Guatemalteco que, declaró, “hacen referencia ha que el proyecto HSC contribuye con el conflicto general existente en Barillas”. La respuesta de la CFI causó el alboroto de la sociedad civil y las organizaciones locales, que afirman que está tergiversando el informe de las Naciones Unidas. El 8 de julio, grupos de la sociedad civil enviaron una carta conjunta en la que pedían al Director Ejecutivo de la CFI, Phillippe Le Houérou, que revisara la respuesta de la CFI. En Guatemala, la Asamblea Popular de Huehuetenango emitió una declaración condenando la respuesta “cargada de racismo, indolencia, irresponsabilidad y, sobre todo, impunidad”. En un comunicado de prensa de junio, Cecilia Mérida, una líder comunitaria de Santa Cruz, declaró: “Hemos sido encarcelados, obligados a huir de nuestras comunidades y algunos de nosotros han perdido su vida. Hemos esperado cinco años para escuchar el resultado de nuestro reclamo. ¿Y para qué? Estamos consternados por la respuesta de la CFI”. Kate Geary, de la organización de la sociedad civil holandesa Recourse, describió la afirmación de la CFI como “absurda e ilógica” en un artículo de junio del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, advirtiendo que esto señaló, “un regreso a los malos viejos tiempos de una CFI irreponsable y que no rinde cuentas”. La respuesta de la CFI sigue los recientes compromisos de Le Houérou, quien anunció este mes que renunciaría a su posición, para fortalecer sus normas ambientales y sociales (véase el Observador de Verano de 2020). Geary comentó además: “Este es uno de los primeros casos de prueba de esa nueva rendición de cuentas y ha fallado”, y agregó que la junta directiva de la CFI debe ahora ayudar a la comunidad afectada por estos daños. bit.ly/GuatemalaDamIFC ===================================================================== DERECHOS/Noticias Resurgen preocupaciones sobre los derechos laborales en la respuesta de la CFI al Covid-19 La Corporación Financiera Internacional (CFI), el brazo del sector privado del Banco Mundial, se enfrentó a llamamientos para esbozar su enfoque de las medidas de salud, seguridad en el trabajo y protección social en una carta conjunta de grupos de derechos humanos enviada en mayo. La carta se presentó cuando la CFI asignó USD 8.000 millones de financiación para responder a la pandemia del Covid-19, de los cuales USD 6.000 millones se desembolsarán a través de intermediarios financieros y USD 2.000 millones para apoyar a sus clientes actuales en las industrias de infraestructura, industrias, agricultura y servicios (véase el Dispatch de Primaver de 2020). La carta, dirigida al director ejecutivo de la CFI, Philippe Le Houérou, esbozaba recomendaciones para garantizar que su respuesta al Covid-19 vaya en línea con las Normas de Desempeño de la CFI y las normas internacionales vinculantes sobre trabajo y derechos humanos. Instó a la CFI a que publicara una estrategia en la que se detallara cómo está apoyando a los clientes a aplicar licencias remunerada por enfermedad y familia, protección laboral, cuidado de niños y atención de la salud proporcionados por los empleadores, salud y seguridad en el trabajo y reducción no discriminatoria. La CFI no ha revelado públicamente si los clientes que reciben financiación para responder al Covid-19 están obligados a adoptar estas medidas. La pandemia del Covid-19 ya ha tenido un impacto devastador en millones de trabajadores en empleos precarios e informales, en particular mujeres. Komala Ramachandra, de la organización estadounidense Human Rights Watch, dijo: “La CFI debe actuar de manera rápida y transparente para apalancar fondos de alivio para ayudar a los millones de trabajadores conectados con su sector privado y sus clientes intermediarios financieros”. La CFI se ha enfrentado a viejas críticas por su historial en cuanto a los derechos de los trabajadores que, algunos temen, se verá exacerbado por la pandemia (véase el Observador de Invierno de 2018 y el de Primavera de 2018). bit.ly/LabourRightsIFC ===================================================================== GOBERNANZA DE LAS IFI/noticias Director ejecutivo de la CFI anuncia retiro planeado Philippe Le Houérou, director ejecutivo de la Corporación Financiera Internacional, el brazo del sector privado del Banco, anunció a través de Twitter el 7 de junio que renunciará a su cargo, a partir del 1 de octubre. El sucesor de Le Houérou será nombrado por la junta directiva de la CFI, sobre la base de la recomendación del presidente del Banco Mundial, David Malpass, según los Artículos de Acuerdo de la CFI. Le Houérou fue nombrado director ejecutivo de la CFI en 2015. Bajo su liderazgo, la CFI anunció nuevas políticas sobre las represalias contra la sociedad civil y una estrategia de equidad verde para alentar a sus clientes comerciales a desinvertir en carbón a lo largo del tiempo (véase el Observador de Verano de 2019 y el de Invierno de 2018). También supervisó una reciente ola de reformas, como parte de la ampliación de capital de la CFI (véase el Dispatch de Primavera de 2018), con el objetivo de lograr una mayor rendición de cuentas a la organización. Sin embargo, a pesar de estas reformas, la CFI se mantuvo rezagada en términos de transparencia, ocupando el puesto 31 de 52 organizaciones en el índice de transparencia de la ayuda de 2020. La CFI sigue además enfrentando críticas en torno a los perjudiciales impactos ambientales y sociales de sus préstamos (véase el Observador de Verano de 2020). “Le Houérou ciertamente ha puesto a la CFI en el camino hacia reformas importantes muy necesarias para sus préstamos a través de intermediarios financieros, incluyendo su compromiso con el clima a través de su nuevo enfoque de equidad verde”, dijo Christian Donaldson, de Oxfam International. “Todavía queda mucho trabajo por hacer en varios frentes, incluida la rendición de cuentas de la CFI, pero esperamos que el próximo director ejecutivo se base en los esfuerzos de Le Houérou para involucrarse y escuchar las voces de la sociedad civil”. bit.ly/CEOIFC ===================================================================== FINANZAS/noticias La inexistencia de préstamos a Venezuela e Irán vuelve a generar dudas sobre la neutralidad política del FMI Mientras el mundo lucha por responder a la pandemia del Covid-19, y en medio de llamamientos a una mayor cooperación internacional, incluso por parte del FMI, el FMI hasta ahora no ha proporcionado los USD 5.000 millones en préstamos solicitados tanto por Venezuela como por Irán. La falta de respuesta a las solicitudes de dos países significativamente afectadas por la pandemia plantea una vez más interrogantes sobre la neutralidad política del Fondo (véase el Observador de Primavera de 2015). Expertos en derechos humanos de la ONU advirtieron en mayo que “los venezolanos en el límite de la supervivencia” y Human Rights Watch también pide una acción urgente. Según el medio de comunicación Bloomberg, el FMI declaró que está prohibido prestar a Venezuela porque el gobierno actual carece del reconocimiento requerido por la comunidad internacional. En marzo, Juan Pablo Bohoslavsky, ex Experto Independiente de las Naciones Unidas sobre Deuda Externa y Derechos Humanos, expresó profundas preocupaciones sobre la posición del Fondo, subrayando que “el argumento del FMI... no puede ser la base de una decisión que ponga gravemente en peligro a toda la población venezolana y, por extensión, a todo el mundo. Tales decisiones pueden equivaler a una violación grave de los derechos humanos y requerirían la rendición de cuentas de la institución y sus responsables de la toma de decisiones”. Como Irán registró una cifra de 11.571 muertes por Covid-19 en julio, también espera una respuesta del FMI a la petición de un préstamo de USD 5.000 millones, que al parecer ha sido bloqueado por Estados Unidos. Según un artículo de abril en el sitio de noticias en línea Politico, Josep Borrell, jefe de política exterior de la UE, criticó la posición de Estados Unidos: “Lamento que ... Estados Unidos se oponga a la ... decisión”, y añadió: “desde el punto de vista humanitario ... esta solicitud debería haber sido aceptada”. bit.ly/IMFVenezuela-Iran ===================================================================== DERECHOS/análisis Los temores de demandas en el tribunal del Banco Mundial limitan los esfuerzos para combatir la pandemia Resumen - Se teme una inundación de demandas del CIADI mientras los países tratan de hacer frente a la pandemia - Capacidad de los Estados para salvaguardar la salud pública limitada debido a la amenaza de demandas La pandemia del Covid-19 ha obligado a los países a tomar medidas sin precedentes para tratar de minimizar los impactos de la pandemia en la salud, lo que resulta casi en una parálisis de la actividad económica y en restricciones a las actividades sociales y políticas con consecuencias mundiales de gran alcance (véase el Dispatch de Primavera de 2020). Sin embargo, los países en desarrollo (y, de hecho, desarrollados), pueden enfrentarse a otro desafío: la amenaza del arbitraje en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) del Banco Mundial (véase Al interior de las instituciones, CIADI). El CIADI es el principal foro para la solución de controversias de inversionistas contra Estados a través del sistema de Solución de Diferencias entre Inversores y Estados (SDIE), que se incluyen en muchos acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales y proporcionan a las empresas y personas extranjeras un trato privilegiado y un recurso contra los Estados fuera de la jurisdicción de los tribunales nacionales. El CIADI ha sido ampliamente criticado por su presunto sesgo empresarial, secreto y falta de una rendición de cuentas democrática (véase el Observador de Otoño de 2015, el de Verano de 2014 y el Boletín de diciembre de 2013). Actualmente, alrededor de dos tercios de las controversias entre inversionistas se presentan en el CIADI, que no tiene un proceso para apelar sus decisiones. Si bien la cantidad de casos presentados al CIADI fue inicialmente pequeña, ha aumentado drásticamente a medida que la globalización trajo un aumento de los acuerdos de comercio e inversión y los actores del desarrollo defendieron la inversión extranjera directa. Tal como se detalla en el informe Extraction Casino de Mining Watch Canada de 2019, el Institute for Policy Studies y el Center for International Environmental Law, el número de casos de minería, petróleo y gas presentados en el CIADI casi se ha duplicado en las últimas dos décadas, al igual que las cantidades otorgadas. El informe señaló, por ejemplo, que “Colombia se enfrenta a unos USD 18.000 millones en reclamos (amenazados o reales) de seis empresas mineras que juegan con el arbitraje internacional para reclamar futuras ganancias perdidas debido a las medidas para proteger el agua y el territorio indígena”. Las empresas consideran demandar a los Estados por los esfuerzos para controlar la pandemia Según una carta abierta de la red de la sociedad civil de Seattle a Bruselas, de mayo, enviada a los gobiernos y firmada por 630 organizaciones, “del 1 de marzo al 25 de mayo de 2020, cuando la mayoría de los gobiernos estaban en medio de la crisis de la pandemia, se presentaron 12 nuevos casos de SDIE solo en el CIADI”. Perú, por ejemplo, ha sido objeto de un reclamo de arbitraje ante el CIADI por parte de los inversionistas por haber suspendido el cobro de peajes en carreteras operadas por empresas privadas en respuesta al brote del Covid-19. Un artículo de mayo en el sitio web del bufete de abogados Addleshaw Goddard señaló que, “actualmente hay más de 260 casos [CIADI] pendientes contra los Estados africanos... en comparación con 135 casos en mayo de 2017. Se prevé que se inicien muchos más arbitrajes en los meses venideros. Esto es especialmente importante si se tiene en cuenta que sólo en el caso de los arbitrajes del CIADI, más de la mitad de las reclamaciones iniciadas contra los Estados africanos han dado lugar a un laudo definitivo y más de la mitad de esos casos han dado lugar a la adjudicación de daños totales o parciales contra el Estado”. Estas tendencias y la perspectiva de futuros reclamos han dado lugar a llamamientos para una suspensión de los casos de SDIE durante la crisis. La carta abierta de la red de Seattle a Bruselas exigía la suspensión de todos los casos de SDIE en cualquier asunto contra cualquier Estado mientras respondía a la pandemia de Covid-19, señalando que: “a finales de 2018, todos los países del mundo habían sido condenados o acordado pagar a los inversores en casos de SDIE conocidos públicamente por un monto de USD 88 mil millones. Algunos países en desarrollo tienen miles de millones en reclamaciones pendientes de SDIE”. La carta se hizo eco, a su vez, de un llamamiento similar de mayo para una moratoria de los SDIE durante la crisis del Covid-19 del Columbia Center on Sustainable Investment, con sede en Estados Unidos, firmado por, entre otros, varios destacados expertos de la ONU en derechos humanos y por Justin Lin, execonomista jefe del Banco Mundial. La carta del Centro incluía un llamado a una restricción permanente “de todos los reclamaos de arbitraje relacionados con medidas gubernamentales dirigidas a las dimensiones sanitarias, económicas y sociales de la pandemia y sus efectos”. La perspectiva de una avalancha de casos del CIADI resultantes de las respuestas a la pandemia, fue destacada en un artículo de mayo del grupo de investigación Corporate Europe Observatory titulado “Cashing in on the pandemic: How lawyers are preparing to sue states over COVID-19 response measures [Cobrar por la pandemia. Cómo los abogados se preparan para demandar a los Estados sobre las medidas de respuesta al COVID-19]”. Teniendo en cuenta el posible margen de acción de las empresas, el artículo subrayó que se podrían presentar casos contra los Estados por numerosos esfuerzos de combate a la pandemia, desde la acción por medicamentos asequibles y medidas de justicia fiscal hasta el alivio de la deuda para los hogares y las empresas. Tal como indicó el informe de la UNCTAD May Investment Policy Monitor, la mera amenaza de los casos del CIADI puede impedir que los Estados tomen las medidas que se consideran necesarias en respuesta a la pandemia. Las conclusiones del informe cuentan con el apoyo de Bart-Jaap Verbeek, de la organización de la sociedad civil holandesa SOMO, quien subrayó que “los inversores extranjeros ya no recurren al SDIE sólo como último recurso para resolver disputas, sino que la utilizan cada vez más como un elemento disuasorio para reducir preventivamente las medidas gubernamentales que pueden afectar negativamente a sus actividades comerciales. La presión financiera que emana de esos reclamos multimillonarios puede dar lugar a que los gobiernos diluyan o abandonen las regulaciones necesarias para hacer frente a situaciones de emergencia como la pandemia del Covid-19 y a la crisis económica subsiguiente”. Son esenciales las reformas del CIADI y el SDIE para una recuperación justa del Covid-19 El informe de la UNCTAD sobre Comercio y Desarrollo de 2019 subrayó que, tras la crisis financiera mundial de 2008, “con los mercados en caída libre... el Estado fue la solución”, sin embargo, a medida que la situación se estabilizaba, “el dinero sigue hablando, pero los Estados aparentemente han perdido la voz”, lo que llevó a un retorno a la dependencia de la inversión del sector privado como proveedor clave de financiación para el desarrollo sostenible. El informe concluyó acertadamente, “todo, al parecer, ha tenido que cambiar, para que las cosas se queden como estaban”. El enfoque de Maximizar el Financiamiento para el Desarrollo (MFD) del Banco Mundial, incluido su impulso a las asociaciones público- privadas (véase el Observador de Invierno de 2017-2018), la ‘agenda de miles de millones a trillones’ y el privilegio exorbitante que se concede a los inversores extranjeros en el marco del SDIE y dentro del CIADI, son expresiones muy tangibles de esta tendencia (véase el Observador de Verano de 2017). Dado el posible diluvio de demandas del CIADI en respuesta a los esfuerzos del Estado para controlar la pandemia mundial, los interesados en una arquitectura financiera internacional más justa estarán observando de cerca cómo responden los países a los llamamientos a una moratoria de los casos del SDIE y si el proceso de reforma en curso del CIADI dará lugar a cambios urgentemente necesarios (véase el Observador de Invierno de 2018). Se ha propuesto una reforma radical de la institución defectuosa, incluida su separación formal del Banco Mundial. Tal como subrayaron el profesor Kevin Gallagher y Richard Kozul-Wright de la UNCTAD en su artículo de junio, en la revista Global Policy, las reformas del CIADI y el SDIE son esenciales para garantizar la supervivencia de un sistema multilateral eficaz (véase la conferencia Bretton Woods at 75 and the future of multilateralism). bit.ly/ICSID2020 ===================================================================== GOBERNANZA DE LAS IFI/noticias Genera preocupaciones el nombramiento de la “madrina de la austeridad” para puesto de economista jefe del Banco Mundial Resumen - Se anunció en mayo el nombramiento de Carmen Reinhart como economista jefe del Banco Mundial - Reinhart enfrenta críticas por mantener el sesgo de austeridad a pesar de los errores de la modelización El 20 de mayo el presidente del Banco Mundial, David Malpass, anunció que la profesora de Harvard Carmen Reinhart reemplazaría a Pinelopi Goldberg como economista jefe del Banco. El nombramiento se debe a la salida anticipada de Goldberg del Banco en marzo (véase el Observador de Primavera de 2020). Antes del nombramiento, Reinhart fue profesor del sistema financiero internacional en la Kennedy School of Government de Harvard. Anteriormente, se desempeñó como asesora experta de políticas y subdirectora en el FMI y vicepresidenta y economista jefe del banco de inversión Bear Stearns, un cargo que también ocupó por Malpass. Reinhart asume la posición en medio de la pandemia de Covid-19, ya que el mundo se enfrenta a la peor recesión desde la Gran Depresión y pide que abunden los estímulos fiscales sostenidos (véase el Dispatch de Primavera de 2020). En este contexto, su nombramiento ha suscitado preocupaciones debido a su pasado apoyo a las políticas de austeridad. Reinhart es conocida entre los economistas por su desacreditado trabajo de modelización de la deuda pública junto a su compañero de Harvard Kenneth Rogoff, en su artículo de 2010 titulado Growth in a Time of Debt. El documento afirmaba que cuando la deuda de un país sube a más del 90% del PIB, el crecimiento económico se ve ralentizado en un 0,1%. Reinhart y Rogoff argumentaban que la deuda pública hace que las economías se contraigan bruscamente, lo que a su vez hace que la deuda sea insostenible y ocasione el impago. Para evitar este destino, en una pieza del Financial Times de 2010, recomendaron que los países endeudados endurecieran la política fiscal, advirtiendo que “los países que no hayan sentado las bases para el ajuste lo lamentarán”. El texto fue considerado increíblemente influyente en la configuración de los debates sobre políticas pro-austeridad tras la crisis financiera mundial de 2008, en particular en los programas de préstamos de la Troika (el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el FMI) para Grecia durante su crisis de deuda soberana (véase el Observador de Otoño de 2018). El sitio web de noticias de Estados Unidos Business Insider destacó en 2014 que: “Su investigación es frecuentemente citada como una de las inspiraciones para las medidas de austeridad, con defensores de alto perfil ... citando durante los debates clave sobre la necesidad de un endurecimiento presupuestario de la zona euro”. Un artículo del Financial Times de 2013 describió a Reinhart y Rogoff como “madrina y padrino intelectuales de la austeridad”. El ex canciller del Reino Unido George Osborne utilizó el documento como justificación para el despliegue de la austeridad cuando estaba en el gobierno (incluso después de que fuera desacreditado). Al documento se le acredita además su influencia en la política de frenos de deuda a largo plazo de Alemania. En 2013 un estudiante de doctorado en economía descubrió que el artículo incluía errores importantes, lo que sesgaba significativamente los resultados. De hecho, las correcciones mostraron que los países con ratios de deuda del 90% ven crecer a sus economías un 2,2%, en lugar de disminuir un 0,1%. El FMI refutó también las conclusiones en un documento de 2014, por no encontrar evidencia de la existencia de un “umbral mágico” para la deuda “por encima del cual las perspectivas de crecimiento a mediano plazo se ven dramáticamente comprometidas”. A pesar de esto, Reinhart y Rogoff defendieron su trabajo en un artículo del New York Times, y mantuvieron sus afirmaciones de que la alta deuda frena el crecimiento. A medida que la pandemia siga causando estragos en la economía mundial, los observadores seguirán de cerca cómo el liderazgo de Reinhart da forma al enfoque del Banco Mundial en este momento crítico. Durante una entrevista de mayo para The Harvard Gazette, Reinhart notó su apoyo a un estancamiento temporal de la deuda, a pesar de la negativa del Banco Mundial a ofrecer la suspensión de la deuda en sus propios préstamos. El economista Jayati Ghosh destacó que, “en tiempos de crisis, las instituciones mundiales deben estar dirigidas por personas con un alto nivel de credibilidad” y agregó que, “en el caso del Banco Mundial, que establece principios para el desarrollo y las condicionalidades de los préstamos, será necesario un mayor nivel de integridad y de confianza en los países en desarrollo para ser creíble”. bit.ly/WBGChief ===================================================================== RENDICIÓN DE CUENTAS/noticias Las OSC plantean preocupaciones sobre el conflicto de intereses relacionado con el préstamo de asistencia técnica del Banco Mundial en Guyana Resumen - Firma de abogados contratada bajo asistencia técnica del Banco Mundial aparentemente retrocede después de que las OSC exponen vínculos con ExxonMobil - Los términos del contrato petrolero de Guyana han dado lugar a una crisis constitucional y a elecciones disputadas El apoyo del Banco Mundial a las reformas de la gobernanza vinculadas al desarrollo petrolero marino de Guyana ha sido cuestionado en los últimos meses, después de que la investigación de la organización de la sociedad civil (CSO) alemana Urgewald descubriera que un bufete de abogados contratado por el Banco en virtud de un préstamo de asistencia técnica tenía viejos vínculos con ExxonMobil, una de las empresas involucradas en el desarrollo del yacimiento petrolífero marino Stabroek de Guyana. Según Urgewald, el bufete de abogados Hunton Andrews Kurth fue contratado por el gobierno de Guyana y recibió un pago de USD 1,2 millones del Banco Mundial para redactar las nuevas leyes petroleras del país. La firma ha representado a ExxonMobil durante unos 40 años, incluso como grupo de presión principal”. Tras las cartas enviadas por las OSC guyanesas e internacionales al presidente del Banco Mundial, David Malpass, a miembros de la junta ejecutiva del Banco y a una gran cantidad de medios internacionales y locales, Hunton Andrews Kurth se puso en contacto con el periódico Kaieteur News, con sede en Guyana, en junio para indicar que había informado al gobierno guyanés que “no representaría al Gobierno en el asunto”. Esto aún no ha sido confirmado por el Banco ni por el gobierno de Guyana, dice Urgewald. La punta del iceberg: La adquisición es un síntoma de una consternación mayor por el papel del Banco en el desarrollo del petróleo de Guyana Hasta la fecha el Banco ha proporcionado un total de USD 55 millones a Guyana, que consisten en: un préstamo para políticas de desarrollo de USD 35 millones aprobado en 2018 para reformar el sector financiero del país, en previsión del auge del petróleo, y un préstamo de asistencia técnica de USD 20 millones aprobado en 2019 para mejorar la gestión y la gobernanza de Guyana en el desarrollo del petróleo y el gas (véase el Observador de Verano de 2018). El préstamo de asistencia técnica incluye apoyo para una “actualización de los marcos jurídicos y normativos de Guyana para la gobernanza y supervisión del sector O&G [petróleo y gas]”. A los grupos guyaneses les preocupa que esto diluya las protecciones ambientales legales en Guyana, que se consideran un estándar regional de oro y que inspiraron muchos elementos del Acuerdo de Escazú, es decir, el Acuerdo Regional sobre Acceso a la Información, Participación Pública y Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe. A pesar de los objetivos del Banco de mejorar la gobernanza en Guyana, el país ha caído en el caos político desde que aceptó el apoyo del Banco Mundial. Tras las críticas a la coalición gobernante APNU-AFC y su manejo del contrato petrolero para el campo petrolero de Stabroek, la coalición perdió una moción de censura en diciembre de 2018 y se convirtió en un gobierno inconstitucional en septiembre de 2019 tras su negativa a celebrar elecciones. Una elección posterior en marzo de 2020 favoreció al partido opositor PPP/C, pero esto ha sido impugnado por la coalición en funciones APNU-AFC, a pesar de que no pudieron presentar ninguna prueba, en una medida que ha sido ampliamente condenada por los observadores internacionales. “El Banco Mundial ha socavado el estado de derecho en Guyana y debe aceptar cierta responsabilidad por la actual crisis constitucional en la que un gobierno ilegal está tratando de aferrarse al poder de manera fraudulenta”, dijo Melinda Janki, una abogada internacional que vive en Guyana. “El Banco Mundial ha prestado dinero a un gobierno que no tenía autoridad legal para pedir prestado ese dinero. El Banco Mundial permitió a una persona firmar el Acuerdo de Financiamiento como ministro de Hacienda en violación directa de la Constitución. Eso es una injerencia política directa en Guyana por parte del Banco Mundial”. El deterioro político del país se produce cuando los ciudadanos guyaneses escribieron de nuevo al presidente Malpass, en junio, para consultar la propuesta del Banco Mundial de que Guyana se una a la Zero-Gas Flaring Initiative que, paradójicamente, permitiría a la filial de Exxon Esso seguir practicando el estancamiento rutinario, antes de detenerse finalmente en 2030. Esso ha quemado más de 9 mil millones de pies cúbicos de gas asociado en sólo seis meses frente a la costa de Guyana, según los observadores de la sociedad civil, a pesar de que su permiso ambiental prohíbe el encendido rutinario. “Exxon no ha dado información sobre el quemado ni ha tomado medidas adecuadas para prevenir esta práctica dañina e innecesaria”, dijo Nikki Reisch, del Centro de OSC para el Derecho Ambiental Internacional de Estados Unidos. bit.ly/WBGuyana ===================================================================== SERVICIOS SOCIALES/noticias El Banco Mundial, el Covid-19 y la educación pública: dos pasos adelante un paso atrás Resumen - El Banco Mundial lanza nuevo informe sobre educación y Covid-19 - El enfoque contrasta con la congelación de la inversión en escuelas privadas de la CFI El Grupo Banco Mundial publicó un informe en mayo en el que se exploraban las implicaciones de los “shocks choques” -identificados como el cierre de escuelas y la inminente recesión económica- sobre los sistemas educativos en todo el mundo. En un blog de junio, David Edwards, de Education International, una federación de 32 millones de profesores en 173 países, señaló “algunas omisiones y suposiciones problemáticas” en el informe del Banco. Edwards destacó dos supuestos erróneos que se presentan a lo largo del informe: que “la privatización de la educación apoya el logro del ODS 4” y que “los maestros son simplemente un recurso cuya eficacia debe maximizarse; la eficiencia es clave y los derechos laborales son una barrera”. Según el informe, entre las muchas tendencias negativas que se agudizarán con la crisis se encuentra el aumento de las cifras de abandono, la desigualdad, la falta de acceso y la mala calidad de la educación. Sin embargo, el enfoque del informe en el sector privado parecía contradecir los fundamentos de un reciente anuncio de la Corporación Financiera Internacional (CFI), el brazo del sector privado del Banco Mundial, sobre la congelación de la financiación de las escuelas privadas. Esto reafirma las viejas preocupaciones sobre que el Banco pasa por alto la necesidad de apoyar a los Estados para construir mejores sistemas de educación pública y alejarse de la privatización de los servicios públicos críticos (véase el Observador de Invierno de 2018). El informe del Banco se centra en cómo hacer frente a las pérdidas de las escuelas privadas, en lugar de cuestiones como los derechos laborales o educativos, el diálogo social o la necesidad de garantizar un apoyo adecuado a los maestros. En él se presentan propuestas como las “exenciones de las cuotas escolares financiadas por el Estado”, como una forma de evitar que las escuelas privadas se cierren permanentemente. Esto izó las banderas sobre el Banco Mundial “impulsando artificialmente el mercado privado en lugar de aprovechar la oportunidad para considerar la eficacia y la sostenibilidad de un sistema educativo altamente privatizado”, señaló Edwards. Mensajes mezclados – la CFI anuncia la congelación de las inversiones en proveedores de educación con fines de lucro El enfoque reflejado en el informe contrastó con un anuncio de abril de la CFI, en el que se comprometía a congelar las inversiones en escuelas primarias y secundarias privadas con fines de lucro y a una mayor transparencia en los préstamos a través de intermediarios financieros, como parte de un nuevo paquete de reformas vinculadas a la aprobación de la ampliación de capital de la CFI por parte del Congreso de Estados Unidos. En un comunicado de prensa en respuesta al anuncio, Nadia Daar, de Oxfam International, señaló: “este es un gran paso adelante no sólo para la CFI, sino para cómo entendemos el papel del sector privado en el desarrollo”, y agregó que “la pandemia del COVID-19 no debe ser utilizada por ningún donante como excusa para invertir en la provisión de educación privada con fines de lucro”. El anuncio tuvo lugar después de que más de 170 OSC de todo el mundo enviaran una carta, en octubre de 2019, en la que se instaba al Banco a poner fin al apoyo a la educación privada con fines de lucro y a garantizar que se centrara en el desarrollo de sistemas educativos de calidad accesibles para todos (véase el Observador de Invierno de 2019). La carta se envió después de que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas adoptara por unanimidad una resolución en la que se reconocen los Principios de Abiyán sobre las obligaciones de los Estados de proporcionar educación pública, en julio del año pasado, y la Alianza Mundial para la Educación (AME) adoptara un proyecto de estrategia del sector privado en junio, en el que se acordaba que “no se puede utilizar ningún fondo de la AME para apoyar la prestación con fines de lucro de los servicios básicos de educación” (véase el Observador de Verano de 2019). bit.ly/WBGCovidEducation ===================================================================== FINANZAS/noticias Argentina aumenta la oferta a los tenedores de bonos después de que el FMI reclamara una “margen de mejora” Según el Financial Times (FT), el 6 de julio Argentina anunció una mejor oferta a sus tenedores de bonos, después de que el personal del FMI le dijera a FT en junio que “todavía hay espacio para que Argentina aumente los pagos a los acreedores privados”, una evaluación confirmada por una declaración técnica del FMI. La evaluación, realizada a petición de las autoridades argentinas, se produjo cuando el país latinoamericano entró en cesación de pagos de deuda soberana en mayo y ha estado negociando con acreedores privados desde entonces. Esto se produce después de que el FMI advirtiera a los tenedores de bonos de Argentina que se prepararan para un recorte, en febrero, para ayudar a salvaguardar la sostenibilidad de su mayor programa de préstamos de la historia (véanse el Observador de Primavera de 2020 y el de Otoño de 2019). El FMI especificó al FT que sería “muy difícil” mejorar el acuerdo más allá de un valor neto de recuperación actual de USD 50 centavos por dólar. La oferta del gobierno en ese momento era de aproximadamente USD 46 centavos, mientras que las ofertas de los acreedores privados oscilaron entre aproximadamente USD 53 y USD 58 centavos de dólar. El nuevo acuerdo ofrecido en julio sugiere un valor de recuperación de alrededor de USD 53 centavos por dólar, según el FT. En respuesta a la declaración, Beverly Keene, de Diálogo 2000-Jubileo Sur de Argentina señaló: “Cada centavo que va a los especuladores significa menos dólares para la atención médica, los alimentos, el empleo y los salarios dignos, así como más dificultades para todos, en particular, los niños, las mujeres y los ancianos. El Banco Central Argentino ha demostrado que ninguna de las deudas que se están negociando atendió las necesidades y derechos del pueblo argentino. Es una deuda ilegítima y odiosa. Es por eso que seguimos presionando para que el gobierno tome una decisión soberana de detener todos los pagos e investigar la legalidad y legitimidad de estos reclamos. No hay otra manera de salir de la trampa de la deuda”. Así como el G20 otorgó suspensiones de deuda bilateral oficial frente a la pandemia del Covid-19, se pedía que los acreedores privados “hicieran lo correcto y siguieran su ejemplo”. En mayo el International Institute for Finance, la asociación mundial líder de instituciones financieras privadas, se retiró de su posición inicialmente más prometedora sobre el alivio de la deuda al respaldar la participación del sector privado únicamente de forma voluntaria. Keene añadió: “La pandemia deja claro que necesitamos normas vinculantes que obliguen al capital privado a respetar los derechos soberanos de las personas y los países de todo el mundo”. bit.ly/Argentina-IMF ===================================================================== TIERRA/noticias El FMI y el Banco Mundial ayudan a impulsar la polémica reforma agraria de Ucrania en medio de la pandemia del Covid-19 El FMI aprobó en junio un programa de préstamos de 18 meses y USD 5.000 millones con Ucrania. Frente a las agudas crisis económicas y de salud pública y a una guerra civil en curso, en el memorándum conexo, el gobierno se comprometió a levantar la moratoria de 19 años sobre la venta de tierras agrícolas de propiedad estatal, después de la presión sostenida de las instituciones financieras internacionales (véase el Observador de Invierno de 2019). Olena Borodina, de la Red de Desarrollo Rural de Ucrania, comentó que “los intereses agroindustriales y los oligarcas serán los principales beneficiarios de dicha reforma... [esto] sólo marginará aún más a los pequeños agricultores y amenaza con separarlos de su recurso más valioso”. A pesar de la medida que provocó muchas grandes protestas en 2019, un proyecto de ley que levantaba la moratoria fue aprobado en una sesión parlamentaria de emergencia en marzo. Según un comunicado de prensa de mayo del grupo de expertos estadounidense Oakland Institute, esto coincidió con las órdenes sobre la obligatoriedad de permanecer en casa a raíz del Covid-19 en todo el país, “lo que sofocó muy efectivamente toda posible protesta o manifestación”. El Banco Mundial incorporó otras medidas relativas a la venta de tierras agrícolas públicas como condiciones en un Préstamo para Políticas de Desarrollo a Ucrania de USD 350 millones, aprobado a finales de junio, que incluía una “acción previa” necesaria para “permitir la venta de tierras agrícolas y el uso de tierras como garantía”, junto con medidas destinadas a privatizar el sector del gas y promover la inversión en infraestructura privada en Ucrania. Frederic Mousseau, del Oakland Institute, comentó: “Claramente, el objetivo es favorecer los intereses de los inversores privados y las agroindustrias occidentales... Es erróneo e inmoral que las instituciones financieras occidentales obliguen a un país en una situación económica terrible, en medio de una pandemia sin precedentes, a vender su tierra”. bit.ly/UkraineLand ==================================================================== El Observador está disponible en PDF, en la web, y por correo electrónico. Observer www.brettonwoodsproject.org/observer/ Castellano: www.brettonwoodsproject.org/es/observador Subscripciones: www.brettonwoodsproject.org/subs El Bretton Woods Project es un proyecto de ActionAid, UK registered charity no. 274467, England and Wales charity no. 274467, Scottish charity no. SC045476. Esta publicación es apoyada por una red de ONG del Reino Unido, la C.S. Mott Foundation y la William and Flora Hewlett Foundation y el Rockefeller Brothers Fund. No se necesita permiso para su reproducción ISSN 2053-7522 Diseño: Base Eleven