Bretton Woods Observador Oto–o 2024 Une revisi—n cr’tica del trabajo del Banco Mundial y el FMI Publicado por el BRETTON WOODS PROJECT Trabajando con ONGs para vigilar an Banco Mundial y el FMI +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ Nuevo Cuadro de Mando Corporativo del Banco Mundial: c—mo pasar por alto las prioridades de los clientes e ignorar el impacto en el desarrollo A fines de junio, el Grupo Banco Mundial (GBM) dio a conocer su nuevo Cuadro de Mando Corporativo. Este sustituye a los m‡s de 150 indicadores utilizados anteriormente para evaluar a los distintos organismos del GBM por un conjunto de 22 nuevos indicadores centrados en los resultados que utilizar‡ todo el GBM, organizados en torno a 15 ‡reas. Aunque la reforma del Cuadro de Mando se ha elaborado en el contexto del proceso de la Hoja de Ruta de Evoluci—n del Banco Mundial, la persistente dependencia de las materias primas, y lo que el Banco reconoce es una crisis de desarrollo, carece de medios para medir la contribuci—n del Banco a la transformaci—n econ—mica de los pa’ses, a pesar de ser una prioridad tem‡tica para el Banco. TambiŽn sigue siendo un foco de atenci—n para los pa’ses de ingreso bajo y medio, tal como se refleja, inter alia, en el Documento final del G77 de la Tercera Cumbre del Sur, que tuvo lugar en el 60¼ aniversario del Grupo en Uganda los d’as 21 y 22 de enero, y en la Agenda 2063 de la Uni—n Africana. En un documento de abril de 2024, titulado Driving action, measuring results presentado a la junta directiva del GBM para su aprobaci—n, la gerencia del Banco argument— que el Cuadro de Mando representa un cambio radical en la forma en que la instituci—n mide los impactos y la eficacia de sus acciones, ya que se centra en Òlos resultados m‡s que en los productosÓ. Un comunicado de prensa del 9 de abril del GBM, citando a Anna Bjerde, Directora Gerente de Operaciones del Banco Mundial, enfatiz— este punto: Ò[el cuadro de mando] proporciona plena visibilidad sobre lo bien que estamos abordando los desaf’os m‡s dif’ciles, como la pobreza, el cambio clim‡tico, la fragilidad y la inseguridad alimentariaÓ. Sin embargo, el consultor de desarrollo internacional Rick Rowden se–al—: ÒEs peculiar que el Banco Mundial haya elegido Ôreducir la pobrezaÕ como su misi—n principal. Si la pobreza puede ser vista como un s’ntoma de la falta de un desarrollo econ—mico nacional exitoso, entonces Àpor quŽ no hacer del desarrollo econ—mico nacional exitoso su misi—n principal?Ó Una hoja de ruta ÒevolucionadaÓ: perder el bosque para 22 ‡rboles El nuevo Cuadro de Mando Corporativo es el resultado de los procesos que culminaron en las polŽmicas reformas de la ÔHoja de ruta de evoluci—nÔ y del ÔManual de estrategiasÔ (vŽase el Observador de Primavera de 2024). El proceso se inici— en respuesta a los llamamientos renovados para que se reforme la arquitectura financiera internacional, incluyendo a los bancos multilaterales de desarrollo (BMD), los cuales incrementaron, inter alia, por la desigual respuesta a la pandemia de Covid-19 y la recuperaci—n de la misma (vŽase el Observador de Verano de 2022 y el de Verano de 2020). Si bien el enfoque en los resultados del Cuadro de Mando y el aumento de la transparencia de los datos y la metodolog’a se consideran avances positivos, las preocupaciones persisten. Estas incluyen las consecuencias de reducir los m‡s de 150 indicadores anteriores a solo 22, el enfoque estrecho y controvertido del indicador de gŽnero en el acceso a los servicios financieros, desconectada de la referencia inŽdita a los derechos humanos de la nueva Estrategia de GŽnero (vŽase el Observador de Oto–o de 2024 y el de Oto–o de 2023) y preocupaciones con respecto a ciertas metodolog’as, como las utilizadas para los indicadores de acceso a la energ’a y de empleo (los primeros incluyen tanto inversiones directas como indirectas). La inclusi—n de indicadores de Ômovilizaci—nÕ y Ôhabilitaci—nÕ del capital privado y determinadas opciones metodol—gicas tambiŽn refuerzan las preocupaciones sobre la continua dependencia del Banco de soluciones impulsadas por el mercado y la agenda de miles de millones a billones. La falta de un indicador para medir la transformaci—n econ—mica, posiblemente el objetivo clave de cualquier instituci—n multilateral de desarrollo como el Banco Mundial, proporciona un apoyo adicional a las cr’ticas de la sociedad civil a las deficiencias de la Hoja de Ruta de Evoluci—n en general (vŽase el Observador de Primavera de 2024, el de Verano de 2023 y el At Issue de Verano de 2023). Erin McCandless, de la Universidad of Witwatersrand, subray—: ÒTambiŽn est‡ en contradicci—n con los acuerdos de los Estados miembros reflejados en los principios prioritarios que sustentan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para no dejar a nadie atr‡s, y para abordar y reducir la desigualdad, que sustentan los ODS enfocados en los resultadosÓ. Desde el inicio del proceso, la sociedad civil ha pedido que la Hoja de Ruta de Evoluci—n se base en una evaluaci—n de los aportes del Banco Mundial a resultados equitativos y ecol—gicamente sostenibles. El Banco deber’a evaluar si sus programas contribuyeron a una menor exposici—n al clima externo y a otras perturbaciones, a una menor frecuencia y profundidad de las crisis de deuda y de la dependencia de los productos b‡sicos y a una mejor posici—n de los pa’ses de ingreso bajo y medio en la jerarqu’a econ—mica altamente desigual del mundo. No s—lo se ha hecho caso omiso de la petici—n de evaluaci—n, sino que la herramienta desarrollada para hacer que el Banco rinda cuentas y para informar y guiar al ÔBanco del ConocimientoÕ carece de la capacidad necesaria para discernir su impacto en un componente clave de su mandato de desarrollo y la prioridad de sus clientes. La transformaci—n estructural brill— por su ausencia La necesidad de centrarse en pol’ticas que apoyen la transformaci—n econ—mica desde diversas perspectivas es evidente, sobre todo para garantizar una transformaci—n ecol—gica equitativa. El African Center for Economic Transformation (ACET), un instituto panafricano de pol’ticas, public— su œltimo African Transformation Index el a–o pasado, donde demostr— que la mayor’a de los pa’ses africanos no est‡n transformando sus econom’as a un ritmo consistente ni constante. El director de ACET, Ed Brown, dijo: ÒSi bien algunos pa’ses han logrado avances significativos en la transformaci—n econ—mica, el promedio sigue siendo bajo... Las econom’as africanas se han vuelto menos diversificadas y ha ca’do la competitividad de sus exportaciones, lo que podr’a disminuir su resiliencia a las perturbaciones externasÓ. Tal como reconoci— el Banco Mundial en su informe The Great Reversal de abril, la suerte de los prestatarios de la Asociaci—n Internacional de Fomento (AIF), el brazo del Banco Mundial para los pa’ses de ingreso bajo, se ha deteriorado significativamente. Si bien el informe se centra en los recientes retrocesos, un informe de julio de 2023 del Center for Global Development (CDG), con sede en Estados Unidos, destac— que Òde los 81 pa’ses que formaban parte [de la AIF] en 1996, solo 17 se han graduadoÓ. El Informe sobre el Desarrollo Mundial (WDR, por su sigla en inglŽs) 2024 del Banco mundial, titulado La trampa del ingreso medio, vuelve la lectura m‡s sombr’a. De manera similar a las cifras de graduaci—n de la AIF, el informe se–ala que en los œltimos 37 a–os solo 34 pa’ses, con una poblaci—n de solo 250 millones, pasaron de la categor’a de ingreso medio a la de ingreso alto. El informe destaca Òla percepci—n general de que las œltimas tres dŽcadas han sido excelentes para el desarrollo... se debe a las expectativas abismalmente bajasÓ, concluyendo que sus perspectivas han empeorado. La iniciativa del G20 en Apoyo a la industrializaci—n en çfrica y los pa’ses menos adelantados, presentada en la Cumbre de L’deres de 2016 en Hangzhou, China, destac— que Òla industrializaci—n es un componente cr’tico en la transformaci—n econ—micaÓ. El cuadro de mando se utilizar‡ hasta 2030 y se beneficiar‡ de una revisi—n intermedia. El Banco Mundial ha subrayado que el cuadro de mando es un trabajo en curso y un Òdocumento vivoÓ, en el que se sigue trabajando en su metodolog’a y se esperan nuevos detalles en las Reuniones Anuales del Banco Mundial y el FMI que se celebrar‡n en octubre. Dado el contexto anterior, es imperativo que la sociedad civil mundial continœe exigiendo al Banco Mundial y a otros bancos multilaterales de desarrollo que rindan cuentas por el cumplimiento de un mandato b‡sico de desarrollo. tinyurl.com/ScorecardWBG ========================================== Las OSC piden consultas obligatorias y significativas en el FMI La sociedad civil lleva mucho tiempo criticando al FMI por la falta de participaci—n significativa de las partes interesadas en el dise–o y desarrollo de sus pol’ticas. La falta de consultas es un problema constante que afecta a mœltiples ‡reas de las operaciones del FMI, incluidas las misiones a los pa’ses y los informes del Art’culo IV, adem‡s de las actualizaciones de los prŽstamos y los procesos y pol’ticas dirigidos por la gerencia (vŽase el Observador de Verano de 2021). En septiembre de 2024, m‡s de 70 organizaciones de justicia econ—mica, derechos humanos, justicia ambiental y clim‡tica, y organizaciones feministas de la sociedad civil (OSC) pidieron una revisi—n de las directrices de 2015 del FMI sobre el compromiso del personal tŽcnico del FMI con las organizaciones de la sociedad civil y su eficacia. TambiŽn pidieron que la Junta Directiva apruebe una pol’tica clara que Òestablezca reglas sistem‡ticas y obligatorias para la participaci—n de la sociedad civil, incluso en el ‡mbito nacionalÓ. En la carta se afirmaba que este es un momento crucial para revisar y actualizar las directrices de casi una dŽcada de antigŸedad a la luz de la expansi—n del Fondo a ÒnuevasÓ ‡reas, como el gŽnero y el clima. Iolanda Fresnillo, de la organizaci—n de la sociedad civil Eurodad, con sede en BŽlgica, declar—: ÒEsto es vital para poder llevar a cabo nuestro trabajo de supervisi—n y promoci—n de pol’ticas y programas que son clave para avanzar en los objetivos de desarrollo y que tienen un impacto directo en el bienestar de millones de personasÓ. ========================================= La revisi—n de las normas de la CFI debe responder al llamamiento de la ONU para que las cadenas de valor de los minerales de transici—n se basen en los derechos Comentario de Natalie Bugalski, Inclusive Development International Alcanzar el Òcero netoÓ para hacer frente a la emergencia clim‡tica es un imperativo en materia de derechos humanos. Pero el camino m‡s probable hacia ese objetivo requiere una enorme aportaci—n de minerales para las tecnolog’as de energ’a renovable. Ah’ radica un dilema fundamental: la industria extractiva de minerales es uno de los principales violadores de los derechos humanos, incluido el desplazamiento forzado de innumerables comunidades que se encuentran en el camino de las operaciones mineras. Mi organizaci—n, Inclusive Development International, ha apoyado comunidades de todo el mundo, desde Guinea hasta Indonesia, cuyas tierras, r’os y bosques han sido destruidos por algunas de las empresas mineras m‡s grandes del mundo. Hemos visto de primera mano la devastaci—n que la miner’a causa en paisajes preciosos, medios de subsistencia basados en la tierra y vidas de las personas, as’ como lo dif’cil que es remediar estos impactos en los derechos humanos despuŽs de producidos. No cabe duda de que se necesita urgentemente un nuevo enfoque. Es encomiable que el secretario general de las Naciones Unidas, Ant—nio Guterres, haya dejado claro que est‡ de acuerdo. En septiembre, un grupo de expertos convocado por el secretario general dio a conocer una serie de principios cuyo objetivo es guiar la Òrevoluci—n de las energ’as renovables... hacia la justiciaÓ. El primer principio del panel afirma acertadamente que Òlos derechos humanos deben estar en el centro de todas las cadenas de valor de los mineralesÓ. Todas las miradas se centrar‡n ahora en los bancos multilaterales de desarrollo (BMD), como el Grupo Banco Mundial (GBM), que proporcionan financiamiento y otro tipo de apoyo a los pa’ses en desarrollo ricos en recursos y a la industria minera, para ver c—mo ponen en pr‡ctica las recomendaciones del panel. Es importante destacar que se espera que el brazo del Banco Mundial para el sector privado, la Corporaci—n Financiera Internacional (CFI), actualice sus Normas de desempe–o medioambientales y sociales en 2025. Estas normas configuran cl‡usulas en los acuerdos de prŽstamo y establecen un est‡ndar mundial para otras instituciones crediticias, lo que ofrece un veh’culo crucial para hacer realidad la visi—n del secretario general. Al revisar sus normas, la CFI debe centrarse en esta pregunta esencial: Àc—mo pueden las comunidades que viven en tierras ricas en minerales ser tratadas con el respeto y la dignidad que merecen y tener capacidad de acci—n en la toma de decisiones sobre futuras operaciones mineras? Es urgente un cambio de enfoque El enfoque actual de la CFI para la adquisici—n de tierras y al reasentamiento en la Norma de desempe–o 5 (PS5, por su sigla en inglŽs) ha fallado sistem‡ticamente a las comunidades. La evidencia en el terreno es abrumadora. Este fracaso tiene sus ra’ces en una falsa premisa subyacente de las normas, que asumen que un enfoque verticalista que presupone el uso de expertos a corto plazo para evaluar los riesgos del proyecto, junto con procesos de ÒconsultaÓ comunitaria, evitar‡ efectivamente el da–o. En realidad, esto es, frecuentemente, cumplir con la formalidad para asegurar el financiamiento, lo que deja a las comunidades totalmente sin poder y vulnerables a perder tierras ancestrales, acceso a los recursos b‡sicos y a toda su base econ—mica. Ese enfoque fallido debe transformarse en uno que respete la voluntad y el conocimiento de la comunidad, as’ como su derecho a tomar decisiones sobre su propio desarrollo, y que haga rendir cuentas directamente a los desarrolladores cuando violen sus derechos. Las comunidades deben recibir la informaci—n, los recursos y las herramientas que necesitan para determinar los tŽrminos de acceso a la tierra, las salvaguardas contra da–os y los beneficios que recibir‡n si aceptan una mina. Deben ser tratados como socios del proyecto, permitiŽndoles determinar si el proyecto sigue adelante y en quŽ tŽrminos. Una nueva PS5 de la CFI debe reflejar este nuevo enfoque. El mecanismo independiente de reclamos de la CFI, el defensor del pueblo (CAO, por su sigla en inglŽs), tambiŽn tiene un papel que desempe–ar. El CAO debe estar preparado para facilitar el tipo de mediaciones intensivas para prevenir los da–os en lugar de, tal como se suelen utilizar, tratar de repararlos despuŽs de producidos. Las mediaciones que equilibran el poder entre las partes pueden ayudar a las comunidades y a las empresas a llegar a acuerdos justos sobre los tŽrminos de acceso a la tierra y a los recursos naturales antes de que comiencen los proyectos, as’ como a abordar los problemas que surjan a lo largo del ciclo del proyecto. Las comunidades deben recibir el apoyo tŽcnico y legal independiente que necesitan para negociar de manera efectiva acuerdos entre la comunidad y la empresa o tomar decisiones informadas para rechazar la explotaci—n de sus tierras. Pero nada de esto funcionar‡ a menos que los operadores mineros rindan cuentas directamente a las comunidades. Los acuerdos deben ser ejecutables por las comunidades, ya sea a travŽs de los tribunales o, cuando eso no sea posible, a travŽs de otros mecanismos como el arbitraje. Si la miner’a de minerales de transici—n avanza de acuerdo con el modelo extractivista hist—rico, causar‡ un enorme da–o y resistencia social y ambiental entre las personas afectadas, lo que desestabilizar‡ las cadenas de suministro de minerales. Es inaceptable y miope obligar a las comunidades que menos han contribuido a la crisis clim‡tica mundial a sacrificar su bienestar por la soluci—n. El panel de la ONU reconoce que la transici—n energŽtica debe llevarse a cabo de una manera que promueva la justicia, la equidad y los derechos humanos. La CFI debe estar a la altura de las circunstancias prepar‡ndose para derribar el viejo y fracasado Manual de Estrategias e introducir un nuevo enfoque que brinde a las comunidades el respeto que merecen. tinyurl.com/MineralChainsWBG ========================================== El Project 2025 se enfrenta al Banco Mundial y al FMI: Àes el presagio de una nueva era incierta de la geopol’tica? En medio de una tensa carrera por las elecciones presidenciales de Estados Unidos entre la candidata dem—crata Kamala Harris y el candidato republicano Donald Trump, uno de los muchos temas en juego es el papel de Estados Unidos dentro de las Instituciones de Bretton Woods (IBW) - el Banco Mundial y el FMI. Tal como destac— la ex directora ejecutiva de Estados Unidos ante el Banco Mundial, Karen Mathisen, en un reciente blog publicado por el Consejo de Relaciones Exteriores, las reformas lideradas por Estados Unidos en el Banco Mundial a travŽs de la reciente Hoja de Ruta de Evoluci—n dise–ada para crear un sistema de bancos multilaterales de desarrollo m‡s grande (vŽase el Observador de Primavera de 2024) se han visto socavadas desde dentro, ya que los republicanos estadounidenses en el Congreso han bloqueado repetidamente las solicitudes de financiamiento adicional para el Banco Mundial de la administraci—n Biden. Un plan para el segundo mandato de Trump, desarrollado por el Heartland Institute, con sede en Estados Unidos, titulado Project 2025 Ð A mandate for leadership, intensifica aœn m‡s los ataques republicanos contra las instituciones multilaterales, incluidas las IBW. En una afirmaci—n que ser‡ recibida con burla por los pa’ses que actualmente se encuentran bajo el yugo de la austeridad impuesta por el FMI (vŽase el Observador de Invierno de 2022), el Project 2025 afirma que Òel Banco Mundial... y el Fondo Monetario Internacional propugnan teor’as y pol’ticas econ—micas que son contrarias a los principios estadounidenses de libre mercado y gobierno limitadoÓ. El plan pide que Estados Unidos, el mayor accionista de las IBW (vŽase Background, lMF and World Bank decision-making and governance), se retire de ambas instituciones y ponga fin a sus contribuciones financieras. Incluso si estas propuestas no se cumplen, hay se–ales de que las cambiantes realidades geopol’ticas est‡n remodelando el panorama de gobernanza de las IBW. ÀEl tiempo de los monstruos? La nueva era de juegos de poder amenaza con profundizar las tensiones geopol’ticas El acadŽmico y activista filipino Walden Bello afirm— en una conferencia de IDEAS en R’o de Janeiro, Brasil, en agosto, que el orden internacional liberal liderado por Estados Unidos, del cual forman parte las IBW, Òest‡ ahora bajo una fuerte presi—n, generada tanto desde fuera como desde dentro de OccidenteÓ. Bello se–al— que, a pesar de las diferencias clave en las agendas de Harris y Trump, desde la perspectiva del Sur Global es dif’cil escapar a la conclusi—n de que, sea cual sea el resultado de las elecciones estadounidenses, es probable que veamos una tendencia continua hacia enfoques pol’ticos m‡s introspectivos e insulares por parte de Estados Unidos y Europa. Esto es evidente, por ejemplo, en los continuos recortes a la asistencia para el desarrollo en el extranjero en los principales accionistas de las IBW, como Reino Unido, Alemania y Francia. A pesar de que se est‡ hablando mucho de un Ònuevo Bretton WoodsÓ en los œltimos a–os (vŽase el Observador de Verano de 2022), la incertidumbre rodea la forma definitiva de un nuevo orden multilateral. Los acontecimientos actuales, incluidas las consecuencias pol’ticas de los sangrientos conflictos en Gaza y Ucrania, la continua expansi—n de los BRICS, la perspectiva de una crisis de deuda no resuelta del mundo en desarrollo y la escasez de financiamiento concesional y de donaciones para los esfuerzos clim‡ticos y de desarrollo, parecen plantear un escollo a cualquier consenso multilateral renovado. ========================================== Mucho en juego en la reuni—n sobre compromisos de la AIF-21 de diciembre La 21» reposici—n de fondos de la Asociaci—n Internacional de Fomento (AIF), el brazo crediticio del Banco Mundial para los pa’ses de ingreso bajo, va a concluir con una reuni—n sobre compromisos los d’as 5 y 6 de diciembre en Corea del Sur para su pr—ximo ciclo de tres a–os, la AIF-21, que comenzar‡ en julio de 2025. El presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, pidi— la mayor reposici—n de recursos de la historia en diciembre de 2023, superando el rŽcord de USD 93.000 millones de la AIF-20, mientras que el presidente de Kenia, William Ruto, pidi— una reposici—n de Òal menos USD 120.000 millonesÓ, lo que requerir’a un aumento significativo del compromiso de los donantes. El paquete de pol’ticas para esta reposici—n finalizar‡ con una reuni—n que se celebrar‡ en Washington D.C. los d’as 28 y 29 de octubre, y que se alinear‡ con el nuevo Cuadro de Mando Corporativo simplificado del Banco (vŽase el Observador de Oto–o de 2024). Grace Namugambe, de la organizaci—n de la sociedad civil FEMNET, con sede en Kenia, dijo que hay mucho en juego en esta reposici—n. ÒUno de cada tres pa’ses de la AIF es m‡s pobre de lo que era antes de la pandemia de Covid-19, y muchos de ellos tienen problemas de endeudamientoÓ, se–al— Namugambe. ÒLa reposici—n de la AIF debe dar prioridad a las necesidades de estos pa’ses. Hacemos un llamado para que el Banco no solo crezca en tama–o, sino que tambiŽn evolucione en prop—sito, fomentando un desarrollo inclusivo, sostenible y transformador basado en la soberan’a de los Estados y la justicia socialÓ. ========================================== La falta de consultas significativas por parte del Banco Mundial deja a los pueblos ind’genas chiquitanos de Bolivia sin ningœn recurso Los Mecanismos de Rendici—n de Cuentas Independientes (IAM, por su sigla en inglŽs) del Banco Mundial existen para que las comunidades puedan buscar reparaci—n por los da–os causados por los proyectos del Banco. Sin embargo, Àde quŽ sirve la rendici—n de cuentas si se ignora a las comunidades y no se las consulta en ninguna etapa del proceso? Los Pueblos Ind’genas Chiquitanos han experimentado de primera mano las consecuencias de esta realidad. El Proyecto Corredor de Santa Cruz, en Bolivia, financiado con USD 230 millones del Banco Mundial, se concibi— con el objetivo de Òmejorar la accesibilidad al transporte en el corredor vial entre San Ignacio de Velasco y San JosŽ de ChiquitosÓ, con la promesa de beneficiar a 125.000 habitantes. Desde 2018 el liderazgo chiquitano estuvo advirtiendo al Banco que el proyecto se estaba desarrollando e implementando sin consultar significativamente a las comunidades afectadas, lo que result— en una amenaza a las tierras chiquitanas y un da–o a sus medios de vida. Durante tres a–os, los l’deres chiquitanos, con el apoyo de la organizaci—n boliviana Fundaci—n Tierra (FT), buscaron una soluci—n negociando con el Banco Mundial y la agencia ejecutora del proyecto, la Administradora Boliviana de Carreteras. Estos esfuerzos dieron como resultado un Plan para los Pueblos Ind’genas (IPP, por su sigla en inglŽs) parcialmente mejorado. Sin embargo, nada cambi— en la forma en que se continu— implementando el proyecto. Sin otras opciones, en diciembre de 2022 los chiquitanos y la FT presentaron un reclamo al Panel de Inspecci—n (PI), el IAM para las instituciones de prŽstamos soberanos del Banco (es decir, la Asociaci—n Internacional de Fomento y el Banco Internacional de Reconstrucci—n y Fomento). El informe de investigaci—n del PI de marzo de 2023 fundament— los reclamos de los chiquitanos, documentando varias ‡reas en las que el proyecto no cumpl’a con las pol’ticas operativas b‡sicas del Banco Mundial, incluyendo un inadecuado proceso de consentimiento libre, previo e informado. El colmo de los males: el Banco no aborda las principales conclusiones del Panel de Inspecci—n En febrero de 2024 el Banco respondi— al informe del PI con un plan de acci—n de gesti—n (MAP, por su sigla en inglŽs), que segœn la organizaci—n de la sociedad civil Bank Information Center (BIC), con sede en Estados Unidos, es inadecuado e insuficiente, ya que el Banco, adem‡s de no incluir a las comunidades afectadas en la creaci—n del plan, ahora las excluye de su implementaci—n. ÒAunque, inicialmente, las comunidades afectadas se sintieron escuchadas por el Panel de Inspecci—n, ahora sienten que el Banco las enga–—Ó, dice Mario Paniagua de FT. ÒLas autoridades ind’genas, que hab’an alentado a las familias con que ser’an escuchadas si se compromet’an con el Panel, ahora creen que el Banco las traicion—Ó. ÒNo estar’amos en este punto si el Banco hubiera cumplido con los compromisos que exigen sus pol’ticasÓ, agrega Rachel Nadelman, del Accountability Research Center, con sede en Estados Unidos. En julio el pueblo chiquitano envi— una carta al Banco, instando a la administraci—n a garantizar su participaci—n en todo el proceso de implementaci—n del plan y en el desarrollo de protocolos de compensaci—n, tal como se establece en el informe del PI. Sin embargo, aœn no han recibido una respuesta. ÒEl caso de Bolivia pone de manifiesto, una vez m‡s, la necesidad de que el Banco Mundial ofrezca una soluci—n real cuando sus proyectos da–an a las comunidadesÓ, se–ala Carolina Juaneda, del BIC. ÒLa revisi—n externa actual y en curso de los mecanismos de rendici—n de cuentas del Directorio del Banco llega en un momento cr’tico, ya que busca aumentar las inversiones y ampliar su cartera de prŽstamos como parte de su Hoja de Ruta de Evoluci—n" (vŽase el Observador de Invierno de 2023). tinyurl.com/ChiquitanoIPcase ========================================== El Banco Mundial no incorpora elementos clave de la nueva estrategia de gŽnero en el paquete de pol’ticas de la AIF-21 ni en el Cuadro de Mando Corporativo El Grupo Banco Mundial (GBM), tras m‡s de un a–o de consulta pœblica, dio a conocer su Estrategia de GŽnero para 2024-2030 final a mediados de junio. Con pocos cambios significativos con respecto al borrador compartido con las partes interesadas en octubre de 2023 (vŽase el Observador de Oto–o de 2023), los seguidores del proceso esperan detalles sobre el plan de implementaci—n de la estrategia y una visi—n m‡s clara de c—mo se aplicar‡ a la reposici—n de recursos de la AIF-21 (vŽase el Observador de Oto–o de 2024 y el de Verano de 2024) y el nuevo Cuadro de Mando Corporativo (vŽase el Observador de Oto–o de 2024). Hasta ahora, parece que la nueva estrategia de gŽnero del Banco terminar‡ diluyŽndose en un nœmero limitado de indicadores sobre Ôinclusi—n financieraÕ en el Cuadro de Mando y una ÔlenteÕ de gŽnero en la AIF-21, a pesar de que la sociedad civil ha pedido repetidamente un un enfoque m‡s hol’stico, basado en los derechos y centrado en el bienestar en todas las consultas sobre la estrategia de gŽnero. A medida que se desarrollaba la estrategia, las voces de la sociedad civil instaron al Banco a asumir compromisos ambiciosos y transformadores que se centraran en una perspectiva de gŽnero y proporcionaran financiamiento adecuado (vŽase el informe, Civil Society calls for rethink of World BankÕs Ôevolution roadmapÕ as part of wider reforms to highly unequal global financial architecture). La nueva estrategia de gŽnero incluye referencias largamente esperadas a los derechos de las mujeres como derechos humanos (una primicia para el Banco) y, adem‡s, hace hincapiŽ en el valor de los servicios pœblicos para las mujeres y las ni–as, indicando su Òapoyo al financiamiento del sector pœblico para los servicios b‡sicosÓ. Sin embargo, ni en el proyecto de paquete de pol’ticas de la AIF-21 ni en el Cuadro de Mando Corporativo recientemente publicado, se tiene en cuenta una visi—n m‡s hol’stica de lo que se necesita para lograr la igualdad de gŽnero. Cuadro de Mando Corporativo: Àd—nde est‡ la Estrategia de GŽnero? Ha sido dif’cil entender c—mo se aplica la Estrategia de GŽnero a la estructura cambiante de un Banco Mundial en reforma a travŽs de la implementaci—n de la Hoja de Ruta de Evoluci—n. A lo largo de este a–o, han surgido una serie de procesos relevantes en materia de gŽnero. La estrategia formalizada identifica lo que el Banco considera barreras para lograr la igualdad de gŽnero, pero su plan de implementaci—n aœn se est‡ desarrollando, con comparativamente poca consulta a la sociedad civil hasta la fecha. El Banco desarroll— un nuevo Cuadro de Mando Corporativo que, segœn dice la gerencia, har‡ que el Banco rinda cuenta por los resultados medibles en materia de desarrollo (vŽase el Observador de Oto–o de 2024). Al mismo tiempo, se est‡ ultimando el paquete de pol’ticas de reposici—n de recursos de la AIF-21, en el per’odo previo a las Reuniones Anuales de octubre, lo que representa una oportunidad clave para que el Banco respalde el financiamiento crucial de las prioridades esbozadas en la Estrategia (vŽase el Observador de Oto–o de 2024). El reciente Cuadro de Mando Corporativo del Banco es aclamado como una Òherramienta de gesti—n estratŽgica para impulsar la acci—n orientada a los resultadosÓ, que reemplazar‡ m‡s de 150 indicadores para cada instituci—n del GBM por un conjunto transversal de 22 indicadores. Sin embargo, el Cuadro de Mando propone una conceptualizaci—n sorprendentemente estrecha de c—mo deben medirse los avances en materia de igualdad de gŽnero. Como una de las 15 ‡reas de resultados, los dos indicadores de Ôigualdad de gŽneroÕ incluidos son: ÒMillones de personas que se benefician de acciones para promover la igualdad de gŽnero, de las cuales (%) de acciones que ampl’an y permiten oportunidades econ—micasÓ y ÒMillones de personas y empresas que utilizan servicios financieros, de las cuales (%) son mujeresÓ. Estos resultados son muy insuficientes para medir el impacto del Banco en la igualdad de gŽnero, y parecer’an justificar los temores de la sociedad civil sobre el Ôlavado rosaÕ del enfoque de ÔnormalidadÕ del Banco (vŽase el Observador de Oto–o de 2023). Adem‡s, el modelo de inclusi—n financiera ha sido duramente criticado por su tendencia a aumentar el endeudamiento, profundizar la financierizaci—n de los servicios pœblicos esenciales y dar prioridad a los beneficios empresariales, al tiempo que no aborda las causas estructurales de la inequidad de gŽnero (vŽase el Observador de Primavera de 2023). AIF-21: logros conseguidos que vuelven a perderse A lo largo de este a–o, las OSC han tratado de garantizar que el gŽnero no pierda su prioridad en la AIF-21. El gŽnero ha sido un tema especial de la AIF desde la AIF-16, con la m‡s reciente reposici—n de recursos de la AIF-20 prometiendo compromisos de pol’tica para financiar iniciativas de cuidado infantil y abordar la violencia de gŽnero. Los activistas de gŽnero instaron al Banco a traducir las fortalezas de la nueva estrategia en la valoraci—n de los servicios pœblicos, el reconocimiento de las diferentes formas de la econom’a del cuidado y el fomento de los derechos humanos de las mujeres. En cambio, el borrador del marco de pol’ticas de la AIF-21 publicado en junio ha relegado el gŽnero a una ÔlenteÕ que, segœn se informa, se aplicar‡ en todas las ‡reas, pero con pocos compromisos pol’ticos tangibles. Las feministas han desconfiado durante mucho tiempo de la Ôtransversalizaci—n del gŽneroÕ como enfoque Ð la cual el Banco ha defendido a lo largo de los a–os) (vŽase Al interior de las instituciones, The World BankÕs approach to gender mainstreaming). Fiana Arbab, de Oxfam Internacional, expres— su Òprofunda preocupaci—n por el hecho de que el gŽnero haya perdido aœn m‡s prioridad en el marco de pol’ticas de la AIF-21. En lugar de abordar las preocupaciones de la sociedad civil y los diputados en relaci—n con el gŽnero, el Banco ha propuesto un enfoque que no logra integrar el gŽnero en todas las ‡reas de interŽs, lo que supone un riesgo significativo de retrocesos adicionales en los logros en materia de igualdad de gŽnero por los que tanto se ha luchadoÓ. La aparente debilidad de la implementaci—n de la Estrategia de GŽnero en estos procesos del Banco lleva a cuestionar las din‡micas de poder dentro del Banco. En una presentaci—n sobre AIF-21 y gŽnero, la directora global de gŽnero del Banco, Hana Brixi, pareci— moderar las expectativas sobre compromisos espec’ficos en materia de pol’ticas de gŽnero, a favor de una implementaci—n m‡s amplia. Sin embargo, mientras el Banco siga siendo preceptivo en la profundizaci—n de su impulso hacia el financiamiento privado (vŽase el Observador de Invierno de 2023), el financiamiento y la programaci—n tangibles pueden ser la œnica forma en que el Banco puede lograr un impacto positivo de gŽnero en todas sus operaciones. tinyurl.com/GenderScorecard ========================================== El creciente movimiento juvenil de Kenia por la justicia fiscal rechaza la austeridad impuesta por el FMI An‡lisis externo de Wangari Kinoti y Lina Moraa, ActionAid International En los œltimos meses, el panorama pol’tico de Kenia ha estado dominado por una oleada de protestas. Con reminiscencias de la historia del activismo estudiantil universitario contra el autoritarismo en Kenia, los j—venes manifestantes se est‡n organizando en una autoproclamado movimiento sin l’deres, sin tribus y sin miedo. Este nuevo grupo de activistas (en su mayor’a personas nacidas entre mediados y finales de la dŽcada de 1990 y principios de la dŽcada de 2000, es decir, la Generaci—n Z) denuncian la polarizaci—n etnopol’tica y la desigualdad social de Kenia y se enfrentan al Estado, actualmente bajo el liderazgo del presidente William Ruto. Un catalizador importante ha sido un proyecto de ley de finanzas presentado en la Asamblea Nacional en junio en el que se establec’a el plan fiscal del gobierno para el a–o fiscal 2024/2025 (FY24/25). El proyecto de ley inclu’a la recaudaci—n de USD 2.700 millones adicionales en impuestos mediante la ampliaci—n del alcance de los bienes y servicios imponibles, con nuevos grav‡menes sobre productos b‡sicos como el pan, el azœcar y el aceite de cocinar. El Fondo Monetario Internacional (FMI) emiti— un comunicado de prensa sobre un acuerdo a nivel de personal tŽcnico como parte de los mœltiples acuerdos de financiamiento actuales de Kenia con el Fondo, incluso a travŽs del Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad (vŽase Al interior de las instituciones, What is the IMF Resilience and Sustainability Trust?). El acuerdo contienen medidas que, segœn se argumenta, eran necesarias para salvaguardar la sostenibilidad de la deuda, incluidas las medidas que respaldan el presupuesto de Kenia para el FY24/25. Estas medidas habr’an incluido la ampliaci—n de la base impositiva nacional junto con el gasto pœblico y la reforma de la masa salarial. Lo que comenz— como una organizaci—n digital en las plataformas de redes sociales pronto condujo a protestas callejeras masivas, con llamadas a ocupar los edificios del parlamento en la capital, Nairobi, para presionar a los legisladores para que rechazaran el proyecto de ley. Las protestas se extendieron r‡pidamente a ciudades de todo el pa’s y, finalmente, el presidente Ruto se vio obligado a retirar el proyecto de ley. Al tiempo que acusaban al gobierno de tomar decisiones financieras imprudentes, los manifestantes tambiŽn centraron la atenci—n en el FMI y el Banco Mundial por su papel en la creciente crisis social y de deuda de Kenia. J—venes kenianos rechazan las recetas econ—micas del FMI y el Banco Mundial El FMI y el Banco Mundial desempe–an un papel fundamental en la definici—n de la pol’tica pœblicas de Kenya, incluidas las recientes medidas de austeridad introducidas en el marco de sus programas de prŽstamos con el FMI. En 2023 se cre— un impuesto del 1,5% a la vivienda para las personas empleadas, a pesar de que el 69% de los kenianos se opon’a, y una nueva serie de impuestos que golpear’an m‡s duramente a las personas m‡s pobres. En el mismo a–o se reintrodujo un subsidio a los combustibles tras las protestas pœblicas por su eliminaci—n, mientras que se duplic— el impuesto al valor agregado (IVA) sobre los combustibles, que pas— del 8% al 16%. Las medidas fiscales propuestas llegaron a los titulares internacionales como la raz—n detr‡s de las protestas de este a–o, pero hay motivaciones m‡s amplias y entrelazadas relacionadas con el colapso y la falta de recursos de los servicios pœblicos, el alto desempleo juvenil, la violencia de gŽnero, la corrupci—n desenfrenada, el mal uso de fondos pœblicos y la ostentaci—n de estilos de vida adinerados por parte de pol’ticos desconectados de la realidad. La ira pœblica se ha avivado aœn m‡s por la matanza de los manifestantes por parte de agentes de seguridad, as’ como las palizas, secuestros y desapariciones de manifestantes, lo que llev— al FMI a publicar una tibia respuesta a la violencia estatal en junio. En el per’odo previo a las protestas de #OccupyParliament y #RejectFinanceBill2024, los mŽdicos de Kenia se declararon en huelga en marzo, citando el incumplimiento por parte del gobierno de un acuerdo de negociaci—n colectiva firmado en 2017 tras la huelga de mŽdicos m‡s larga del pa’s. Las huelgas de los trabajadores de la salud han sido sistem‡ticamente por los bajos salarios, las malas condiciones de trabajo y el estado pŽsimo de los centros de salud pœblica y con poco personal. Dos a–os antes de la huelga de 2017 el gobierno lanz— una controvertida asociaci—n pœblico-privada (APP) de arrendamiento de equipos mŽdicos respaldada por el Banco Mundial por valor de USD 432 millones que gener— importantes preguntas sobre en quŽ se basa el gobierno para establecer sus prioridades. HaciŽndose eco de las opiniones de los trabajadores de la salud que sent’an que estos fondos se habr’an gastado mejor en la expansi—n de la atenci—n mŽdica materna, el auditor general de Kenia hizo la famosa descripci—n del proyecto como una Òtraici—n a la confianza del contribuyenteÓ. La violencia de gŽnero tambiŽn ha estado en la agenda y algunas de las j—venes involucradas en las protestas de junio contra el proyecto de ley de finanzas movilizaron a miles de manifestantes en enero, para denunciar el aumento de los feminicidios y la inacci—n del gobierno, entre otras cosas, al no financiar los servicios pœblicos necesarios para prevenirlo y responder a Žl. El movimiento juvenil impulsa un gasto pœblico m‡s equitativo y transparente DespuŽs de haber derrotado el proyecto de ley de finanzas, los j—venes activistas han cambiado su atenci—n hacia un nuevo modelo de financiamiento para las universidades pœblicas. Con el objetivo de abordar la falta cr—nica de financiamiento y, al mismo tiempo, poner fondos a disposici—n de los estudiantes de bajos ingresos, las cr’ticas al modelo actual se centran en los posibles impactos en la calidad de la educaci—n y la creaci—n de una mayor desigualdad social. Desde entonces, cediendo una vez m‡s a la presi—n de los manifestantes estudiantiles junto a los sindicatos de trabajadores universitarios, el presidente Ruto ha creado lo que muchos consideran un comitŽ inflado para revisar el modelo. Los j—venes kenianos quieren que el gobierno sea m‡s transparente sobre su endeudamiento y gasto, que recorte el gasto en art’culos de lujo, que enjuicie a los funcionarios corruptos, que elimine los impuestos injustos y que preste servicios pœblicos universales. Un fen—meno reciente de inspecciones autorganizdas por parte de ciudadanos de los programas e infraestructura financiados con fondos pœblicos (muchos de los cuales se ha descubierto que son Ôelefantes blancosÕ), demuestra que este momento pol’tico nacional consiste simult‡neamente en oponerse a los impuestos regresivos y garantizar la rendici—n de cuentas del Estado por los ingresos fiscales. Se trata de hacer que el financiamiento pœblico funcione para los ciudadanos. TambiŽn es una cuesti—n de soberan’a. Con esta soberan’a sistem‡ticamente socavada por las condicionalidades impuestas por el FMI y el Banco Mundial, esperamos que ellos, y la arquitectura financiera mundial antidemocr‡tica en general, se vean sometidos a un escrutinio cada vez mayor por parte de los movimientos de protesta juvenil en los pr—ximos meses. tinyurl.com/KenyaIMFProtests ========================================== El bono cat‡strofe de Jamaica, negociado por el Banco Mundial no se paga a pesar de la devastaci—n del hurac‡n Beryl Se han planteado serias dudas sobre el dise–o de los bonos cat‡strofe (ÔcatÕ) negociados por el Banco Mundial despuŽs de que el hurac‡n Beryl, una tormenta de categor’a 4 y una de las m‡s fuertes que jam‡s haya llegado a Jamaica, y que caus— que se declarara zona de desastre a la isla entera, no activara su criterio de pago ÔparamŽtricoÕ. Los bonos cat est‡n pensados para proporcionar alivio inmediato despuŽs de eventos clim‡ticos catastr—ficos, cuya frecuencia y gravedad es creciente debido al cambio clim‡tico. El Banco Mundial asisti— a Jamaica fijando el precio de su primer bono cat a tres a–os en 2021 y lo renov— por otros cuatro a–os a principios de este a–o. Sin embargo, los inversores privados pueden cosechar ganancias significativas de los bonos cat cuando no se pagan, con un promedio actual de alrededor del 15%. Si se hubiera activado, el bono podr’a haber pagado hasta USD 150 millones a Jamaica. El problema de los bonos cat Tal como detall— el bolet’n semanal Polycrisis Dispatch, la falla en la activaci—n del bono de Jamaica no es un caso at’pico. Los bonos cat deben ser lo suficientemente rentables como para atraer a los inversores, lo que significa que pueden ser potencialmente costosos para los pa’ses vulnerables al clima que ya sufren la falta un financiamiento para el clima que sea concesional y basado en subvenciones. La condici—n para la activaci—n del bono cat de Jamaica tambiŽn era extremadamente espec’fica: un umbral de baja presi—n atmosfŽrica, que en un hurac‡n se asocia con velocidades de viento m‡s altas. Cuestiones similares se plantearon anteriormente, ya que Jamaica fue golpeada por huracanes en 2021 y 2022, lo que provoc— da–os considerables, pero que no desencadenaron los pagos de su bono cat 2021. En un informe escrito para el grupo Vulnerable Twenty (V20) en julio de 2024, Sara Jane Ahmed y Jwala Rambarran se–alaron que Òlas condiciones para activar un pago son duras y espec’ficas. Esta rigidez protege a los inversionistas, pero deja a Jamaica vulnerable a riesgos catastr—ficosÓ. Sin embargo segœn George Richardson, director de mercados de capitales e inversiones del Tesoro del Banco Mundial, Òhay una compensaci—nÓ: umbrales m‡s bajos har’an que los bonos cat se pagaran con m‡s frecuencia, pero aumentar’an su precio. El rendimiento de los bonos cat para ayudar a los estados a lidiar con cat‡strofes ambientales y de otros tipos con frecuencia no ha estado a la altura de las expectativas. En 2020, durante la pandemia de Covid-19, el Banco desech— su bono del Mecanismo de Financiamiento de Emergencia para Casos de Pandemia (MFEP) despuŽs de que los pagos a los pa’ses tenedores de bonos se retrasaran a pesar del estallido de una pandemia mundial, lo que llev— a los inversores a tratar de vender sus bonos para evitar pŽrdidas (vŽase el Observador de Oto–o de 2020). Iolanda Fresnillo, de la organizaci—n de la sociedad civil Eurodad, con sede en BŽlgica, se–ala que ÒEl Banco Mundial vende innovaciones financieras como los bonos cat como soluciones a la brecha de financiamiento para la acci—n clim‡tica, pero la experiencia muestra que estas innovaciones del mercado financiero carecen de eficacia. Los resultados positivos para los Estados vulnerables son escasos, ya que las condiciones y los factores desencadenantes se definen para beneficiar a los inversores, en lugar de favorecer a las comunidades que sufren los impactos clim‡ticos y otras perturbacionesÓ. tinyurl.com/CatBondsWBG ========================================== Revisi—n de los sobrecargos del FMI: Àretoques en los m‡rgenes a medida que se profundizan las crisis? Se prevŽ que el Banco Mundial y el FMI concluyan la revisi—n de las pol’tica de sobrecargos del FMI (vŽase Al interior de las instituciones, ÀQuŽ son los sobrecargos del FMI? en las reuniones anuales del Banco Mundial y el FMI en octubre. Si bien la revisi—n es el resultado de la presi—n y las cr’ticas mundiales de la Sociedad civil internacional, el G77 y el G24, los Organismos de la ONU, los expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas y destacados economistas, se est‡ llevando a cabo a puerta cerrada, sin consultas con las partes interesadas ni documentos pœblicos del personal. Las organizaciones de la sociedad civil (OSC) alertaron sobre la posibilidad de que el FMI utilice los ingresos por sobrecargos como fuente de financiamiento del Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (FFCLP), que proporciona financiamiento altamente concesional a los pa’ses de ingreso bajo, para compensar la incapacidad de los pa’ses de ingreso alto de satisfacer las necesidades de financiamiento del FFCLP. Esto castigar’a a algunos de los pa’ses de ingreso medio m‡s vulnerables y endeudados (vŽase el Observador de Verano de 2024). Las OSC est‡n preocupadas de que la junta del FMI se incline por retocar los m‡rgenes, por ejemplo, revisando el nivel y la base temporal de los sobrecargos. Shereen Talaat, del MENA Fem Movement for Economic, Development and Ecological Justice, con sede en Marruecos, se–ala que esto Òdar’a lugar a la continuaci—n de las pol’ticas proc’clicas contraproducentes del FMI y a la pŽrdida de una oportunidad para una reforma significativaÓ. tinyurl.com/SurchargesReview